Vivir con amigos para bajar los costos

Vivir con amigos para bajar los costos

En Tucumán, era un hábito común entre estudiantes de otras provincias. Ahora, se ha extendido entre jóvenes y adultos en medio de una crisis inflacionaria y por la falta de propiedades en alquiler. Compartir los gastos es la ecuación perfecta.

Vivir con amigos para bajar los costos

¿Te gustaría vivir al estilo de la serie “Friends”, compartiendo un departamento con amigos? Puede parecer un gran plan. Es algo que eligen cada vez más jóvenes (y no tan jóvenes). No siempre es el modo de vida que les encanta. Pero es lo que sus bolsillos les permiten.

Para Lorena Fernández (28 años) no fue fácil tomar la decisión de mudarse con su compañera de trabajo, Romina (de tres años más). Ya se había acostumbrado a vivir sola. Pero su contrato de alquiler se vencía y le resultaba imposible afrontar de nuevo todos los gastos con su bolsillo. “Esto al menos me permite llegar más tranquila a fin de mes. Y de alguna forma no tengo que volver a la casa de mis padres. Tenía un poco de temor a la convivencia, pero nos adaptamos bien por suerte”, cuenta.

A Romina también le cayó perfecto el plan de compartir vivienda y gastos. Hacía seis meses se había separado de su pareja y cada vez se le hacía más difícil cumplir con todas las obligaciones económicas. “En medio de esta crisis inflacionaria, creo que fue una buena alternativa. Aquí cada una tiene su espacio. Además, como no somos tan fanáticas del orden, está todo bien”, admite la docente, que reside en un departamento céntrico.

“El respeto es lo más importante”, opina Gustavo Lescano. Vive junto a otros dos amigos en una casa de barrio Sur, en la capital. El motivo por el que comparte vivienda es principalmente económico. Pero pondera también todo el aprendizaje que implica convivir con otras personas.

“Desde hace 12 años elijo vivir con amigos, aunque no siempre con los mismos. Es una experiencia que suma mucho porque implica pensar en el otro y compartir. Mientras estábamos en la cuarentena estricta valoré un montón este tipo de convivencia; fue fundamental”, cuenta Gustavo, que tiene 37 años y es artista y docente.

Todos los gastos se dividen por tres, igual que los quehaceres de la casa. Lo que ponen en la heladera es más libre. “Puede pasar, obviamente, que alguien se olvide de hacer o comprar algo. Es normal. Todo lo resolvemos hablando, y sobre todo respetando al otro”, resume el profesional.  

Las razones

Tal como cuentan nuestros entrevistados, las razones que más pesan son las económicas a la hora de decidir compartir el alquiler de una casa o departamento. Según un estudio realizado por el portal ZonaProp en el país, el 73% de los jóvenes de entre 18 y 30 años se mudaría a un departamento compartido. El 33% de ellos lo haría solamente con una persona conocida mientras que el 6% se animaría a hacerlo con alguien que no conoce. El resto  contestó que la elección depende de la situación.

El informe sostiene que la realidad económica y la suba de los alquileres -que ya acumula el 14% en el primer trimestre de este año- inciden en esta tendencia. Lo que en Estados Unidos es una moda y se llama “roommate” empieza a ser una necesidad para los argentinos, remarca el estudio. Esa situación también se ve entre personas de otras edades.

Tendencia

¿Qué es un roommate? “Así se define a un compañero de piso o cuarto, que puede ser un amigo o amiga o simplemente una persona desconocida”, remarca el sitio ZonaProp.

“La dinámica de compartir piso es una tendencia que se extiende a lo largo de los continentes. Lo cierto es que se establece como una alternativa cuando los jóvenes se mudan de una ciudad a otra o por ejemplo cuando comienzan la vida universitaria lejos de sus familias y deben independizarse. En ese caso, los compañeros se consolidan como un apoyo no sólo económico, sino también como un sostén emocional”, detalla.

En Norteamérica, el 25% de los estadounidenses de entre 18 y 34 años comparten el piso. Es una realidad que gana cada vez más adeptos. Lo viven como una gran experiencia.

En la Argentina, la realidad es otra. Según la encuesta de ZonaProp la principal razón que destacan los usuarios para convivir con un roommate es el beneficio económico que surge como posibilidad de dividir gastos (71,53%). Luego le siguen circunstancias particulares como una alternativa tras una separación reciente (6,36%), como forma de independizarse de sus padres (6,07%), para dividir las tareas del hogar (3,18%) o porque  quieren mudarse de zona (2,74%). Un punto no menos importante de la encuesta es que el 57% de los argentinos que vive con amigos se replantea la decisión tomada. La mayoría pensó en irse a vivir solo.

Dónde encontrar al roommate indicado? El 55,8% de los encuestados contesta que preferiría conocerlo través de una persona cercana, mientras que el resto considera hacerlo a través de internet.

En nuestra provincia es muy común este tipo de convivencia en grupos de estudiantes (Tucumán tiene cuatro universidades que reciben alumnos de todo el norte de país). Lo que ha cambiado ahora, según fuentes de distintas inmobiliarias, es que son cada vez más treintañeros, muchos de ellos ya profesionales o que poseen un empleo, los que deciden compartir un departamento o casas. En general, los que se suman a esta tendencia es porque no tienen planes de armar una familia a corto plazo y son conscientes de que si quieren vivir solos los costos son altísimos en muchos aspectos: alquiler, expensas y comida (es más caro cocinar para uno solo que para dos o tres).

“Irse del hogar, la independencia, vivir con tus propias reglas son algunos de los motores por lo que jóvenes y quizás no tan jóvenes deciden irse de casa de sus padres. Pero se encuentran con la dificultad de los valores del alquiler, las expensas, los servicios. Es por eso que muchos consideran compartir la vivienda para alivianar los gastos”, explicó Virgilio Raiden, psicólogo y desarrollador inmobiliario.

Según su experiencia, “los tucumanos cada vez se animan más a esta modalidad, la cual era más común verla en nuestros vecinos salteños y santiagueños que llegaban a la provincia para estudiar una carrera universitaria”. “Hoy las consultas por alquiler de propiedades para compartir no cesan”, apuntó.

Sin embargo, aclara que este fenómeno no es exclusivo de estudiantes universitarios: “también vemos jóvenes profesionales que alquilan casas grandes para compartir entre grupos de tres a cinco amigos. Antes de la pandemia, en pleno auge de los streamers recibimos consultas por casas en Yerba Buena o departamentos grandes en barrio Norte para ser habitadas entre amigos, hoy recibimos estas consultas de grupos de jóvenes que ‘tradean’ criptomonedas y otros activos financieros”, describió el director de Urban Broker.

Hay otra situación que quizás terminó favoreciendo esta tendencia: muchos comparten techo también por la falta de oferta de alquileres. “Hoy, con la nueva ley, muchas propiedades que se alquilaban pasaron a estar en venta”, agrega.

En detalle

Cuáles son las claves para convivir

El 67,64% de los argentinos afirma que lo más importante es definir pautas de convivencia desde el principio. Un alto porcentaje considera que lo prioritario es respetar la privacidad de la otra persona (64,27%), mantener la limpieza del hogar y repartir las tareas equitativamente (62,93%), crear confianza y tener buena comunicación (57,07%). Otros puntos clave a tener en cuenta son dividir los gastos, respetar los tiempos y horarios del conviviente y no exaltarse frente a situaciones que surjan o molesten.

Qué pasa en otros países

En otros países de Latinoamérica, la tendencia de convivir entre conocidos no está instalada. En Brasil (81,75%), Ecuador (66,67%), Panamá (57,33%) y Perú (70,2%) coinciden que no vivirían en un piso compartido. A diferencia de ello, en México el 72,8% opina que lo elegiría por razones económicas.

María y Andrea

De vacaciones con su amiga, surgió la idea: ¿Y si vivimos juntas?

María de los Ángeles Corvalán Singh (51 años) y Andrea Soria (49 años) eran compañeras de trabajo y amigas desde hacía tiempo. Nunca se les hubiera pasado por la cabeza convivir juntas. Hasta este año. Tuvieron que atravesar momentos difíciles en sus vidas. Y fueron las razones económicas, pero mucho más las emocionales, por las que decidieron vivir en alegre montón. Hoy están bajo el mismo techo de una casa en Lomas de Tafí, junto a sus hijas.
María de los Angeles quedó viuda en 2019 y luego, en 2020, perdió a su mamá en medio de la pandemia. Se sentía muy sola. Andrea, por su parte, estaba separada y le tocó enfrentar una dura enfermedad que requería tratamientos y cirugías.

“Yo soy muy solitaria y Andrea siempre fue una amiga muy presente; lo sigue siendo. Después de esos momentos tan dolorosos, pasamos Navidad juntas con nuestras hijas. Yo tengo dos nenas, de 14 y ocho años, y ella tiene una de 13. Luego, nos fuimos unos días a descansar a El Mollar, y ahí surgió la idea por que Andrea se quería mudar pero no encontraba departamento. Los precios estaban inaccesibles o no le permitían convivir con sus mascotas. Entonces, surgió la idea: ¿y si vivimos juntas?”, cuenta María.

La experiencia es muy buena, confiesa. “Creo que porque pensamos muy parecido y nos llevamos bien. Además, las dos hacemos terapia. Y nos vemos poco porque trabajamos mucho y en distintos horarios”, cuenta.

“Ella es muy prolija; yo no tanto, pero no se queja”, bromea. La realidad, según María, es que no hay mucha organización: a ella le gusta limpiar y a Andrea, cocinar. Se dividen todos los gastos por dos. “Somos como hermanas que vivimos juntas. Hay mucho respeto y empatía; eso es lo principal para convivir”, resume.

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