Cuando crecer mucho no es una buena señal

Cuando crecer mucho no es una buena señal

Los niños con pubertad precoz experimentan un crecimiento acelerado anticipado debido al aumento anormalmente temprano de los niveles de hormonas sexuales en el cuerpo.

Cuando crecer mucho no es una buena señal

“Armen una fila, chicos”. La frase, en el primer día de clases, lleva inmediatamente a los alumnos a comprobar en qué extremo de la formación están. Los padres también se ponen ansiosos ante este momento, en el que salta a la vista quiénes han crecido demasiado y quiénes están casi iguales que el año pasado.

No todos quieren estar primeros o últimos en la fila. Para la mayoría de los niños, la estatura no es algo menor. Ser demasiado alto o muy bajito hasta despertar burlas entre ellos.

El tema de la talla es algo importantísimo en el crecimiento de las personas. Por eso, los profesionales de la salud, en especial los endocrinólogos, piden a esta altura del año no subestimar las fichas médicas. No hay que olvidar que la pandemia afectó mucho los hábitos alimentarios y la actividad física de los chicos y adolescentes, y eso puede haber comenzado a sacarles factura en el desarrollo corporal.

Carolina S. tuvo esta experiencia con su hija Martina, de siete años. Mide 1,50 metro y parece de quinto grado aunque vaya a segundo. “Creció tanto que el año pasado tuve que comprar dos uniformes. Cuando la llevé a la pediatra en primer grado nos dimos con la novedad de que ya tenía el botón mamario y que eso era un signo de su pubertad precoz”, cuenta.

La mamá no lo podía creer. La radiografía de la mano encontró que correspondía a una nena de unos 10 años. “En breve ya será casi de la misma estatura que su hermano, de 12 años. Eso me preocupa mucho porque el médico endocrinólogo me dijo que podría afectar su crecimiento futuro”, cuenta.

En aumento

Aunque se trata de un fenómeno poco frecuente, este diagnóstico se incrementó durante el confinamiento, aclara la doctora Cristina Bazán de Casella, jefa del Servicio de Endocrinología del Hospital Niños de Tucumán. Según la especialista, los dos extremos pueden significar un problema: crecer poco y crecer demasiado.

La profesional cuenta que pese a que son muchas más las familias que buscan ayuda porque tienen un hijo de baja estatura, también sería correcto ir a un especialista cuando vemos que un niño ha ganado demasiada altura. Hay síndromes que pueden causar otros problemas médicos, y cuya principal manifestación es la altura excesiva en la infancia.

Según explica Bazán de Casella, de los dos a los 10 años los chicos deben crecer a un ritmo sostenido. Después, con la llegada de la pubertad, hay un crecimiento repentino. “Hay que estar muy atentos a estos cambios y tener cuidado para evitar que queden con talla pequeña”, apunta.

Las hormonas no solo cambian el cuerpo por fuera, sino que también provocan el crecimiento del cuerpo y la maduración (o envejecimiento) de los huesos, tal como se detalla en el portal Pubertad Precoz Central, un sitio impulsado por la Fundación de Endocrinología Infantil (FEI) que realiza la campaña es #HablemosDePubertadPrecoz.

Bazán de Casella remarca que después de que empiezan los cambios corporales, los chicos suelen pegar un estirón y allí se acerca la finalización del crecimiento.

“Luego de llegar al desarrollo, los chicos siguen creciendo el 5% más. Pero básicamente llegaron a su talla. Si el desarrollo es precoz, los cartílagos de cierran y no alcanzarán su potencial genético, pudiendo quedar con una talla pequeña”, aclara.

Por eso, insiste: si aparecen signos de desarrollo precoz hay que consultar cuando antes. Esto es: la aparición del botón mamario antes de los ocho años y agrandamiento testicular antes de los 10 años en los varones (mayor al tamaño de una aceituna).

“Con la talla alta hay que estar muy atentos. Si vemos que un niño o niña está muy alto o alta en comparación con sus compañeros puede ser también signo de pubertad precoz. O sea, es muy alto en ese momento pero ya no crecerá más”, remarca la especialista, y cuenta que a su consultorio han llegado casos de nenas de solo cuatro años con pubertad precoz.

No obstante, Bazán de Casella aclara que cuando uno compara la altura de sus hijos con la de sus compañeros hay que establecer un correlato con la talla familiar: “hay chicos que crecerán más que otros”.

¿Cuánto medirán?

La endocrinóloga nos da una fórmula para calcular cuál es la talla que puede alcanzar una persona.

La fórmula consiste en sumar las medidas de los dos padres. A eso hay que sumarle, si es niño, 12,5 o restarle el mismo valor si es mujer. Luego dividir en dos. A este resultado se le restan 8,5 para calcular la altura mínima y se le suman 8,5 para dar con la máxima. Por ejemplo, si el padre mide 172 centímetros y la madre 160, la talla de un hijo varón será (172+160+12,5) / 2 = 172,25 centímetros aproximadamente.

¿Qué hace a los humanos más altos o más bajos?, le consultamos a la doctora. “Además de la genética y una nutrición óptima, influyen muchísimo los estilos de vida y las emociones. He visto chicos que, en caso de muerte de un ser querido o la separación de los padres, por ejemplo, ven afectado su crecimiento. Hay situaciones que alteran la liberación de la hormona del crecimiento. Se hace patente en los casos que llamamos privación psicoafectiva: los niños que viven en un orfanato, cuando pasan a una familia de tránsito o los adoptan, su crecimiento cambia totalmente para bien”, detalla.

Aunque la genética pesa mucho, lo cierto es que diferentes investigaciones han demostrado que la altura media de la población va en aumento. “Mejoró la alimentación, la actividad física y los controles en los embarazos. Eso hizo que hoy haya un mejor crecimiento. A lo largo de la historia del ser humano se produce fases de un aumento considerable de la altura media por razones ambientales y socioeconómicas”, explica.

Las personas aumentan la talla aproximadamente hasta los 15, 16 o 17 años. También es común que con el paso de los años muchos sientan que pierden altura. A partir de los 40 años, se produce una pérdida media de casi un centímetro cada 10 años. Esta variación puede ser mayor a partir de los 60 años. En este caso, una vida activa y saludable nos permitirá mantener nuestra altura durante más tiempo.

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