Jaldo a Manzur: te amo, te odio, dame más

Jaldo a Manzur: te amo, te odio, dame más

Jaldo a Manzur: te amo, te odio, dame más

Pasó un año y muchísima agua bajo el puente. A principios de marzo de 2021, Osvaldo Jaldo se pintaba la cara e iniciaba una guerra que de fría no tendría nada. El vicegobernador comenzaba torpedeando hasta hundir a uno de los alfiles del entonces gobernador Juan Manzur, el defensor del Pueblo Fernando Juri Debo, y logró colocar ahí a uno de sus delfines, Eduardo Cobos. Fue el inicio de un enfrentamiento que aún hoy todavía tiene heridos y que está lejos de resolverse. Ayer, Jaldo se sentó en el lugar con el que sueña desde hace años. Hasta aquí, y desde 2015, se acomodaba a la izquierda de Manzur cada vez que había apertura de sesiones legislativas. Ayer, por una jugada del destino, le tocó a él ser el orador principal y no sólo el anfitrión que invitaba al gobernador al Palacio de las leyes para cumplir con la Constitución. En el medio, dos elecciones y una bandera plantada: querer ser el único candidato del justicialismo en condiciones de competir por la gobernación en 2023 y cambiar ya de manera permanente el sillón de la Legislatura por el de Lucas Córdoba.

Pero la guerra entre ellos fue sangrienta y no sólo con declaraciones muchas veces impropias de sus investiduras, si no con actos que los llevaron a pararse en veredas contrapuestas ante la mirada de una oposición que, sin dejar de librar las suyas, se frotaba las manos.

La paliza que se llevó el Frente de Todos durante las PASO obligó a Alberto Fernández, con la venia de Cristina Fernández, a mover fichas. Y en ese terreno, la fama de buen armador de Juan Manzur y sobre todo su buena relación con el resto de los gobernadores lo catapultaron a Capital Federal para reemplazar a un Santiago Cafiero que no había podido alinear a la tropa. A Manzur no le quedó otra que aceptar. Sabía que a 1.300 kilómetros de distancia su sueño de ser reelegido tras una modificación de la Carta Magna se volvía borroso. Pero no podía decirle que no a Alberto, ni mucho menos a la verdadera jefa. Jaldo vio entonces su oportunidad pero entendió que la paciencia debía ser su mejor aliada. Así frenó los vientos del Huracán, como lo bautizó el columnista Indalecio Sánchez, y decidió tratar de navegar en mares calmos. El camino parece allanado para su postulación aunque para 2023 falta mucho y la palabra tiempo en política no está en todos los diccionarios. El tranqueño decidió ser un buen alumno, pero sin dejar de mostrar un plan de gestión y mayor dinamismo, algo que le exigió a los ministros que lo secundaban y que él recibió como herencia.

Ayer nombró tres veces a su socio en la boleta electoral. Y siempre con un agradecimiento en las mismas líneas. No debe dejar de observar que si sobre Tucumán se derraman inversiones, la mano de Manzur en todo esto es fundamental. Tampoco pudo hacer ni la gran Alberto ni la gran Mauricio al culpar a la pesada herencia de todos los males. Él es parte de esa misma mochila. Y decidió mirar hacia adelante. Qué se hizo durante sus seis meses de gestión y, lo más importante, qué se hará. Sueña con que muchas de las obras que anunció pueda inaugurarlas él, ya como Gobernador sin la palabra interino. Pero tampoco dejó pasar por alto que hubo decisiones en estos meses que llevan su nombre y su firma. Y el pase sanitario tal vez sea la más importante de ellas. Junto con el ministro de Salud, Luis Medina Ruiz, que se transformó en uno de sus principales alfiles en este juego de ajedrez, lograron que casi un millón más de tucumanos de los que se preveía corriera a vacunarse para no tener que lidiar con controles, aunque a una parte de la población la medida le hubiera parecido como mínimo antipática. Y si durante 2021 tuvo entre ceja y ceja al ministro de Educación Juan Pablo Lichtmajer, al que tuvo al borde del nocaut con un juicio político, en 2022 lo rodeó de inversiones y de presupuesto para que, aumento a los docentes incluido, no hubiera ningún problema con el inicio de clases pautado para hoy.

Jaldo, además, tomó nota de tres ejes sobre los que debía basar su discurso y no se corrió de ellos, e incluso sumó a uno más. Gran parte de sus palabras estuvieron relacionadas con los principales problemas que aquejan a la provincia no de ahora, sino desde hace muchos años: seguridad, salud y educación. Y prometió inversiones. Y es ahí donde volvió a mirar hacia Capital Federal. La provincia no tiene números para encarar grandes obras y aparentemente mientras Manzur sea la mano derecha de Fernández, habrá presupuesto para concretarlas. Es un regalo que Jaldo no puede dejar pasar. Serán las obras que pague la Nación, pero las inaugurará él. La foto siempre es necesaria.

Tal vez en materia de Seguridad será donde deberá poner el foco en los próximos días. Por elevación, Jaldo le marcó la cancha a la Corte Suprema y le dijo que necesita que se apruebe la ley de narcomenudeo, un caballito de batalla sobre el que también cabalga desde que comandaba la Legislatura. Pero en el medio le surgió un inconveniente que no preveía: la renuncia del jefe de Policía, Manuel Bernachi. Todo quedó bajo la excusa de “razones personales”, pero la relación entre Bernachi y el ministro Eugenio Agüero Gamboa, que llegó para reemplazar al cuestionadísimo Claudio Maley, estaba rota desde hace tiempo. Es más, los chispazos se extienden hasta dentro mismo del Ministerio, donde muchos se quejan por la falta de diálogo con el funcionario, quien tiene a dos hombres de su más absoluta confianza que lo acompañan desde su paso por el Ente Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) y que tienen más poder que Secretarios y directores dentro del área. La elección del nuevo jefe, sea el actual interino José Rolando Gómez o alguno de los otros 13 generales de la fuerza, deberá marcar una impronta dentro de la fuerza a la que Jaldo deberá moldear teniendo en cuenta que gran parte de su base electoral le reclama vivir en una provincia más segura.

Mientras tanto, Jaldo camina con pie de plomo, y pensando en su ex amigo y socio electoral toma su té de peperina y susurra los versos de Charly García: “te amo, te odio, dame más”.

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