Narcomenudeo: “Todo lo que se está haciendo es poco”

Narcomenudeo: “Todo lo que se está haciendo es poco”

El arzobispo Carlos Sánchez y sus colaboradores señalaron que el Estado debe volcar todos sus recursos en esta problemática.

MENSAJE. El arzobispo pidió ayuda y contemplación para los adictos. MENSAJE. El arzobispo pidió ayuda y contemplación para los adictos.

“El problema del tráfico y el consumo de drogas requiere un abordaje integral que pone a prueba al Estado, las familias, las instituciones todas. Es necesario cuidar y curar a los que ya están rotos por la droga y al mismo tiempo ir a las causas del tráfico y del consumo para cortar esta espiral”, se puede leer en el documento que lleva la firma del arzobispo Carlos Sánchez sobre esta problemática y en la que también participaron los sacerdotes que están al frente de las instituciones que tratan de recuperar a los adictos.

“Todo lo que se está haciendo es poco. No alcanza. Hace falta invertir los mejores recursos del estado y de todas las instituciones en la contención de la niñez, adolescencia y juventud. Nuestros mayores esfuerzos tienen que apuntar a que ninguno de nuestros hijos piense en recurrir a la droga y a que no haya nadie que la ponga en sus manos”, se pudo leer en el documento.

Para el máximo referente de la Iglesia en nuestra provincia es función de los tres poderes del Estado combatir el narcotráfico y, según su criterio, es indelegable, ya que tiene los medios para hacerlo. “Pero cualquier ciudadano puede darse cuenta de que el narcomenudeo es el último eslabón de una larga cadena de delitos que comienzan muy arriba y que no existiría sin la complicidad de los que tienen poder. La venta al menudeo ha ido quedando en manos de adolescentes, jóvenes y niños que consumen. No hay que olvidar que ellos son también las primeras víctimas de este mal. Un combate serio al narcotráfico requiere la intervención coordinada del estado en todos sus niveles. Y no vemos que eso esté sucediendo”, indicó el arzobispo.

Violencia

De los 10 homicidios registrados en la provincia en lo que va del año, cinco estuvieron vinculados al consumo de sustancias. “La violencia es un mal cada vez más instalado en nuestra sociedad. En las calles, pero también en las casas, las escuelas, los boliches y en los clubes. El consumo de drogas agrava este mal y muchos otros. Quien consume está herido y ve desdibujado el valor de la vida. Por eso se hace daño a sí mismo y también a los demás”, escribieron los representantes de la iglesia en el documento que escribieron después de que LA GACETA pidiera su opinión sobre el debate que se había iniciado por la aplicación de la polémica Ley de Narcomenudeo.

Sánchez agregó: “quien padece adicción está enfermo y lamentablemente llega un momento en que sólo piensa en conseguir más droga, sin medir consecuencias. No todos los adictos son violentos o delincuentes. Pero la delincuencia ha crecido mucho a causa del consumo de sustancias. Un robo o un asesinato son siempre males y no pueden quedar impunes. “Hace falta poner todos los medios para que no se repitan. Pero la represión y el encierro no pueden ser la única respuesta. El caso de jóvenes, adolescentes o hasta niños que roban para consumir merece un tratamiento particular. Las personas adictas están enfermas y requieren un proceso terapéutico que restablezca su salud integral. Y la salud es un derecho humano fundamental”, destacaron.

El arzobispo y sus colaboradores opinaron sobre la tragedia de la cocaína envenenada que se cobró la vida de 24 personas en Buenos Aires y sobre la criminalización de los adictos por un sector de la sociedad. “La droga mata siempre. De un solo saque, o en cuotas. A quienes están hundidos en su trampa hay que ayudarlos a salir. No pueden solos y nos necesitan a todos. Son los más frágiles de nuestra sociedad; son hijos nuestros”, señalaron.

“Tanto la criminalización de los adictos como la despenalización del consumo son formas de sacarse el problema de encima y no hacerse cargo de las personas”, comentaron en el escrito. También recalcaron el mensaje de los obispos bonaerenses en el señalaron: “la despenalización del consumo, la legalización de las sustancias, sólo traerá más consumo y marginalidad. Seguramente se instalará en la sociedad que las drogas legales no hacen daño: las drogas matan siempre”.

Ayuda: los centros, una luz de esperanza

“Ante el panorama tan triste y doloroso hay luces de esperanza porque la Iglesia, hermanos de otras confesiones religiosas, fundaciones, organizaciones no gubernamentales y centros privados estamos trabajando en esta problemática que afecta a toda la sociedad”, señaló el arzobispo Carlos Sánchez. El religioso comentó que cuentan con varios dispositivos para atender a los hermanos, entre los que figuran nueve Hogares de Crito, 12 Grupos de Esperanza Viva, la Fazenda de la Esperanza (El Cadillal), El Hogar Buen Samaritano (Burruyacu) y actualmente están construyendo una granja en Leales.

Piden que se aplique una ley

“Desde hace años venimos pidiendo que se reglamente la ley de emergencia en adicciones para dar una respuesta integral a esta situación. No es un problema más. No es un problema de algunos afectados. Es un drama social”, sostuvo el arzobispo Carlos Sánchez. “Nos tenemos que hacer cargo todos, con el Estado a la cabeza; con acciones que restauren la dignidad de las personas y sus vínculos. Se trata de generar procesos de acompañamiento integral de los que están caídos; al mismo tiempo, llegar a las causas con contención y prevención”, añadió. El religioso dijo que apoyó las palabras de los obispos de Buenos Aires que señalaron: “No nos cansemos de pedir a las autoridades del Estado Nacional, que se ocupen de ir detrás de los mecanismos de corrupción en todos sus niveles, que alimentan este circuito del narcotráfico, que destruyen tantos barrios, comunidades, familias y hermanos”.

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