“El abrazo es necesario para poder reconstruir el tejido social”

“El abrazo es necesario para poder reconstruir el tejido social”

La tucumana Natalia Díaz y el porteño Ariel Ruales dictan clases y organizan milongas en El Mollar desde hoy y hasta el domingo. Las características locales de un fenómeno intergeneracional. Un compañero de vida.

UNA RELACIÓN CUIDADA. Natalia Díaz y Ariel Ruales son los responsables de la actividad en Espacio Pacha. UNA RELACIÓN CUIDADA. Natalia Díaz y Ariel Ruales son los responsables de la actividad en Espacio Pacha.

El Espacio Pacha, en El Mollar, se moverá al ritmo del 2x4 entre hoy y el domingo como sede de Tango Valle, un evento de tres días de convivencia de bailarines, con talleres de nivel inicial e intermedio y milongas abiertas a cargo del porteño Ariel Ruales y la tucumana Natalia Díaz.

“El año pasado dicté clases de tango en Tafí del Valle y el Mollar en iniciativa conjunta con una pareja de amigos que bailan desde hace muchos años -recuerda Díaz en diálogo con LA GACETA-. Pese a las restricciones, la actividad se sostuvo y pudo conformarse un grupo local con quienes realizamos periódicamente encuentros, y desde ese impulso se vio la necesidad de invitar a otros profesores para continuar con la formación en un entorno que tiene unas condiciones excepcionales para, al mismo tiempo, disfrutar de unas vacaciones o de un fin de semana compartiendo la danza del abrazo”.

Junto con Ruales y a Alberto Germanó como Dj invitado ya pasó por la experiencia de ser docente y anfitriona en la capital, en el regreso de un ritual tanguero que se extrañó en cuarentena.

- ¿Cómo se está desarrollando el tango luego del parate?

- La pandemia lo afectó como a la mayoría de las actividades que se realizaban cotidianamente. Y más aún por ser una danza de pareja que se realiza en “contacto estrecho”. En varias provincias se trabajó en protocolos específicos para poder volver a la actividad. Luego de las vacunaciones se sintió un relativo regreso a la normalidad, pero siempre con las medidas preventivas correspondientes para cuidar a los compañeros. Nuestro objetivo es que no vuelva a verse afectada o restringida.

- Hay una necesidad de volver al abrazo en la milonga...

- Es el elemento fundamental, lo que le da su carácter distintivo con respecto a otras danzas, como así también la música y la particular estética de esta expresión nacional. El abrazo nos permite encontrarnos con un otro que nos contiene y nos guía o nos escucha y nos sigue, más allá de la cuestión de género. Ahora se habla de roles, pero el fenómeno es el mismo: una danza basada en la comunicación, la confianza y la improvisación. En tiempos en que se percibe al otro como peligroso y no como una persona en la que podemos confiar para entregarnos y dejarnos llevar, es necesario para poder reconstruir de a poco el tejido social.

“El abrazo es necesario para poder reconstruir el tejido social”

- ¿Qué está pasando con el tango entre la juventud tucumana?

- Comencé a bailar hace 20 años, en una época en que surgió una importante generación de profesores de tango en Tucumán, quienes continúan realizando su trabajo. Desde entonces, el tango siguió creciendo a paso firme sumando bailarines, lugares, eventos y actividades relacionadas. Surge a comienzos del siglo pasado y su época de oro es en la década del 40 con artistas como Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, Horacio Salgán, Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche, entre muchos otros; por eso sorprende la vigencia de la práctica del baile en la actualidad. Una de las cosas que me atraen de la milonga como fenómeno popular es su carácter intergeneracional: es normal encontrar hasta tres o cuatro generaciones compartiendo en la pista, ya que el tango tiene seguidores de todas las edades. Entre la juventud, es muy importante el fenómeno de la difusión boca en boca y lo que produce ser espectador de una milonga. Por ejemplo, quien se encuentre un domingo a la noche con la tradicional milonga de plaza Urquiza, seguramente se verá convocado a compartir esta danza de pareja en un contexto familiar, amistoso, de confianza, seguridad, pertenencia y diversión. Quizás se vaya con la semillita del tango plantada en el corazón, y la promesa pendiente de “un día tengo que aprender a bailarlo”.

- ¿Las milongas son el corazón de toda la movida?

- Tienen una fuerza muy conmovedora, movilizante y contagiosa, ya que se basa en valores que no se encuentran en todos los ámbitos de la sociedad, como los que mencioné. Valores que crean y sostienen vínculos respetuosos en un ambiente social cálido y de contacto estrecho, tanto física como emocionalmente. Aunque haya miles de diferencias ideológicas y etarias, se puede ver en las milongas que el abrazo unifica a todas las parejas que se desplazan en la pista en una constante de rotación y traslación, creando un sistema perfecto que trasciende a cada dúo y se consolida como una práctica grupal, social y popular.

- La pandemia instauró el distanciamiento social como una norma de bioseguridad. ¿Qué significa haber perdido el contacto físico?

- Antes de la pandemia se realizaron numerosos estudios de cómo el tango mejora la salud de las personas que lo practican: entre las más destacados se encuentran los de René Favaloro y del psiquiatra santafesino Federico Trossero, con su propuesta de TangoTerapia. Los bailarines valoramos nuestra práctica como lo que nos mantiene sanos y alegres. Con las normas de bioseguridad vigentes, lo sostenemos respetuosamente, adaptándonos a estos requerimientos actuales, en la confianza de saber que nos cuidamos entre todos.

- Se llegó a decir que el tango es hacer el amor bailando. ¿Es una forma de descalificarlo?

- Esa afirmación tiene que ver con un cliché, en referencia al origen prostibulario del tango y a cierto morbo de algunos espectadores que solo observan cuerpos en contacto en una lectura muy acotada, en referencia a lo erótico, cuando esta danza trasciende por lejos esta característica. Es algo mucho más sublimado y sutil. Se puede hablar del tango en términos de amor y de una sexualidad en sentido amplio, pero no es su principal característica y mucho menos su objetivo. Enrique Santos Discépolo en “Yira” dice “Buscando un pecho fraterno para morir abrazao”; habla del abrazo como una conexión profunda que nace del contacto de las almas.

- ¿Hay una creación incipiente de un tango tucumano o norteño o se replica lo portuario?

- Conversando con amigos de otras provincias, pensamos en el tango como un lenguaje, y que en el norte cuenta con su tonada distintiva. Dicen que el abrazo tucumano es particularmente agradable, relajado y cálido. Si bien tiene su innegable origen rioplatense, consolidado en los puertos y barrios de Buenos Aires, nació con la influencia cultural que traían de otros países de los inmigrantes, con sus identidades, sus danzas y sus instrumentos. En el tango como danza, música y letra, se consolida un fenómeno de identidad nacional argentina apreciado mundialmente en la actualidad. En cuanto al lenguaje de la danza y a las milongas se puede hablar de un fenómeno universal, que nos permite comunicarnos perfectamente con personas con las que ni siquiera hablamos el mismo idioma. Excede a Buenos Aires y hasta a la Argentina. Por ejemplo, actualmente existe “Bailo.app”, una aplicación para celulares que consiste en un mapa localizador de tango que cuenta ya con más de 1.000 milongas en todo el mundo.

- ¿Qué es el tango para vos?

- Como docente tengo el honor de transmitirlo como una herramienta de autoconocimiento, como un arte de unión, motivo, encuentro y abrazo. Me brinda puertas abiertas y amigos. También es un sentimiento muy profundo que se relaciona con mi identidad, que me remite a mi abuela criolla, escribiéndome en papel las letra de “Caminito”, “El día que me quieras” y “Volver”, porque quería aprender a cantarlas de niña; con los discos de vinilo que ella me dejó y aun atesoro; con mi abuela descendiente de alemanes cantando el “Último café”, recordando un gran amor; con mi madre tocando “La cumparsita” y “El choclo” en el piano en las reuniones familiares, en las que bailaban mis abuelos; con mi padre emocionado hasta las lágrimas escuchando “Adiós Nonino” por una orquesta en vivo en Central Córdoba; y con Mercedes Sosa cantando “Nada” en el Septiembre Musical en la plaza Independencia. El tango es compañero y testigo de gran parte mi vida.

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