“El abrazo es necesario para poder reconstruir el tejido social”

La tucumana Natalia Díaz y el porteño Ariel Ruales dictan clases y organizan milongas en El Mollar desde hoy y hasta el domingo. Las características locales de un fenómeno intergeneracional. Un compañero de vida.

UNA RELACIÓN CUIDADA. Natalia Díaz y Ariel Ruales son los responsables de la actividad en Espacio Pacha. UNA RELACIÓN CUIDADA. Natalia Díaz y Ariel Ruales son los responsables de la actividad en Espacio Pacha.
Fabio Ladetto
Por Fabio Ladetto 07 Enero 2022

El Espacio Pacha, en El Mollar, se moverá al ritmo del 2x4 entre hoy y el domingo como sede de Tango Valle, un evento de tres días de convivencia de bailarines, con talleres de nivel inicial e intermedio y milongas abiertas a cargo del porteño Ariel Ruales y la tucumana Natalia Díaz.

“El año pasado dicté clases de tango en Tafí del Valle y el Mollar en iniciativa conjunta con una pareja de amigos que bailan desde hace muchos años -recuerda Díaz en diálogo con LA GACETA-. Pese a las restricciones, la actividad se sostuvo y pudo conformarse un grupo local con quienes realizamos periódicamente encuentros, y desde ese impulso se vio la necesidad de invitar a otros profesores para continuar con la formación en un entorno que tiene unas condiciones excepcionales para, al mismo tiempo, disfrutar de unas vacaciones o de un fin de semana compartiendo la danza del abrazo”.

Junto con Ruales y a Alberto Germanó como Dj invitado ya pasó por la experiencia de ser docente y anfitriona en la capital, en el regreso de un ritual tanguero que se extrañó en cuarentena.

- ¿Cómo se está desarrollando el tango luego del parate?

- La pandemia lo afectó como a la mayoría de las actividades que se realizaban cotidianamente. Y más aún por ser una danza de pareja que se realiza en “contacto estrecho”. En varias provincias se trabajó en protocolos específicos para poder volver a la actividad. Luego de las vacunaciones se sintió un relativo regreso a la normalidad, pero siempre con las medidas preventivas correspondientes para cuidar a los compañeros. Nuestro objetivo es que no vuelva a verse afectada o restringida.

- Hay una necesidad de volver al abrazo en la milonga...

- Es el elemento fundamental, lo que le da su carácter distintivo con respecto a otras danzas, como así también la música y la particular estética de esta expresión nacional. El abrazo nos permite encontrarnos con un otro que nos contiene y nos guía o nos escucha y nos sigue, más allá de la cuestión de género. Ahora se habla de roles, pero el fenómeno es el mismo: una danza basada en la comunicación, la confianza y la improvisación. En tiempos en que se percibe al otro como peligroso y no como una persona en la que podemos confiar para entregarnos y dejarnos llevar, es necesario para poder reconstruir de a poco el tejido social.

“El abrazo es necesario para poder reconstruir el tejido social”

- ¿Qué está pasando con el tango entre la juventud tucumana?

- Comencé a bailar hace 20 años, en una época en que surgió una importante generación de profesores de tango en Tucumán, quienes continúan realizando su trabajo. Desde entonces, el tango siguió creciendo a paso firme sumando bailarines, lugares, eventos y actividades relacionadas. Surge a comienzos del siglo pasado y su época de oro es en la década del 40 con artistas como Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, Horacio Salgán, Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche, entre muchos otros; por eso sorprende la vigencia de la práctica del baile en la actualidad. Una de las cosas que me atraen de la milonga como fenómeno popular es su carácter intergeneracional: es normal encontrar hasta tres o cuatro generaciones compartiendo en la pista, ya que el tango tiene seguidores de todas las edades. Entre la juventud, es muy importante el fenómeno de la difusión boca en boca y lo que produce ser espectador de una milonga. Por ejemplo, quien se encuentre un domingo a la noche con la tradicional milonga de plaza Urquiza, seguramente se verá convocado a compartir esta danza de pareja en un contexto familiar, amistoso, de confianza, seguridad, pertenencia y diversión. Quizás se vaya con la semillita del tango plantada en el corazón, y la promesa pendiente de “un día tengo que aprender a bailarlo”.

- ¿Las milongas son el corazón de toda la movida?

- Tienen una fuerza muy conmovedora, movilizante y contagiosa, ya que se basa en valores que no se encuentran en todos los ámbitos de la sociedad, como los que mencioné. Valores que crean y sostienen vínculos respetuosos en un ambiente social cálido y de contacto estrecho, tanto física como emocionalmente. Aunque haya miles de diferencias ideológicas y etarias, se puede ver en las milongas que el abrazo unifica a todas las parejas que se desplazan en la pista en una constante de rotación y traslación, creando un sistema perfecto que trasciende a cada dúo y se consolida como una práctica grupal, social y popular.

- La pandemia instauró el distanciamiento social como una norma de bioseguridad. ¿Qué significa haber perdido el contacto físico?

- Antes de la pandemia se realizaron numerosos estudios de cómo el tango mejora la salud de las personas que lo practican: entre las más destacados se encuentran los de René Favaloro y del psiquiatra santafesino Federico Trossero, con su propuesta de TangoTerapia. Los bailarines valoramos nuestra práctica como lo que nos mantiene sanos y alegres. Con las normas de bioseguridad vigentes, lo sostenemos respetuosamente, adaptándonos a estos requerimientos actuales, en la confianza de saber que nos cuidamos entre todos.

- Se llegó a decir que el tango es hacer el amor bailando. ¿Es una forma de descalificarlo?

- Esa afirmación tiene que ver con un cliché, en referencia al origen prostibulario del tango y a cierto morbo de algunos espectadores que solo observan cuerpos en contacto en una lectura muy acotada, en referencia a lo erótico, cuando esta danza trasciende por lejos esta característica. Es algo mucho más sublimado y sutil. Se puede hablar del tango en términos de amor y de una sexualidad en sentido amplio, pero no es su principal característica y mucho menos su objetivo. Enrique Santos Discépolo en “Yira” dice “Buscando un pecho fraterno para morir abrazao”; habla del abrazo como una conexión profunda que nace del contacto de las almas.

- ¿Hay una creación incipiente de un tango tucumano o norteño o se replica lo portuario?

- Conversando con amigos de otras provincias, pensamos en el tango como un lenguaje, y que en el norte cuenta con su tonada distintiva. Dicen que el abrazo tucumano es particularmente agradable, relajado y cálido. Si bien tiene su innegable origen rioplatense, consolidado en los puertos y barrios de Buenos Aires, nació con la influencia cultural que traían de otros países de los inmigrantes, con sus identidades, sus danzas y sus instrumentos. En el tango como danza, música y letra, se consolida un fenómeno de identidad nacional argentina apreciado mundialmente en la actualidad. En cuanto al lenguaje de la danza y a las milongas se puede hablar de un fenómeno universal, que nos permite comunicarnos perfectamente con personas con las que ni siquiera hablamos el mismo idioma. Excede a Buenos Aires y hasta a la Argentina. Por ejemplo, actualmente existe “Bailo.app”, una aplicación para celulares que consiste en un mapa localizador de tango que cuenta ya con más de 1.000 milongas en todo el mundo.

- ¿Qué es el tango para vos?

- Como docente tengo el honor de transmitirlo como una herramienta de autoconocimiento, como un arte de unión, motivo, encuentro y abrazo. Me brinda puertas abiertas y amigos. También es un sentimiento muy profundo que se relaciona con mi identidad, que me remite a mi abuela criolla, escribiéndome en papel las letra de “Caminito”, “El día que me quieras” y “Volver”, porque quería aprender a cantarlas de niña; con los discos de vinilo que ella me dejó y aun atesoro; con mi abuela descendiente de alemanes cantando el “Último café”, recordando un gran amor; con mi madre tocando “La cumparsita” y “El choclo” en el piano en las reuniones familiares, en las que bailaban mis abuelos; con mi padre emocionado hasta las lágrimas escuchando “Adiós Nonino” por una orquesta en vivo en Central Córdoba; y con Mercedes Sosa cantando “Nada” en el Septiembre Musical en la plaza Independencia. El tango es compañero y testigo de gran parte mi vida.

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