Sobrepeso digital: qué es y cómo combatirlo

Sobrepeso digital: qué es y cómo combatirlo

La tecnología está en todos lados y su excesivo uso nos lleva a lo que los expertos denominan “sobrepeso” digital. Se trata de un peligro silencioso que poco a poco nos va captando y alejándonos de la realidad. Las claves para una dieta digital.

LA CLAVE. Los expertos recomiendan desnaturalizar el uso excesivo de las tecnologías y empezar a ponernos límites en su utilización. LA CLAVE. Los expertos recomiendan desnaturalizar el uso excesivo de las tecnologías y empezar a ponernos límites en su utilización.

¿Dejaste de hacer actividades por quedarte usando alguna pantalla?  ¿Te sentís mal cuando no tenés el celu en la mano? Si es así, lamento informarte que tenés sobrepeso digital. Sí; así como el consumo irrestricto de alimentos nos lleva a un exceso de grasa, el uso y abuso de las tecnologías produce un efecto similar.

Vamos a explicarlo: “la conectividad a la red y a sus servicios a todas horas es lo que se conoce como obesidad digital”, resume en su libro “The Digital Diet” Daniel Sieberg, director de relaciones institucionales de Google. Lo que sucede es que las tecnologías han llegado para quedarse y han invadido nuestra vida en todos los ámbitos, y nadie nos ha enseñado a utilizarlas en dosis saludables. De pronto, el uso desmedido nos lleva a un consumo problemático que nos aísla, compromete nuestro quehacer cotidiano y además, nos puede estresar y hasta deprimir.

“Uno no se da cuenta del uso que hace, y no lo problematiza; eso pasa porque se ha naturalizado muchísimo el consumo de los dispositivos tecnológicos, a tal punto, que cuando un padre quiere que su hijo no moleste, le da el celular”, cuenta a LA GACETA el psicólogo Lucas Haurigot Posse, especialista en adicciones.

“No hay dudas de que las pantallas son herramientas que resultan súper útiles; pero existe un lado a y un lado b. El “b” son las desventajas y riesgos, entre ellos el uso excesivo y las adicciones”, indica Laura Jurkowski, psicóloga, especialista en adicción a las pantallas y autora del libro “Efecto pantalla: cómo lograr el equilibrio digital”. La experta explica que la adicción empieza por una conducta compulsiva, que intenta llenar un vacío, hasta que ese interés adquirido (en este caso, la tecnología) se vuelve el interés principal. “La adicción genera problemas en diferentes áreas de la vida: trabajo o estudio, relaciones sociales, a nivel salud, familiares; y a pesar de todo eso, la persona no puede dejar de realizar este comportamiento”, expone.

No medimos riesgos

“Hoy, cuando se habla de consumo problemático, ya no se hace referencia sólo al alcohol o a las sustancias psicoactivas; los profesionales hablamos de adicciones comportamentales, en las que entra la vinculación con los dispositivos tecnológicos -explica Haurigot Posse-; recién ahora, pos pandemia, se ha empezado a problematizar la cuestión de la adicción a las pantallas”.

NOS HIPNOTIZAN. Sin que lo sepamos, las plataformas digitales nos atrapan de a poco. NOS HIPNOTIZAN. Sin que lo sepamos, las plataformas digitales nos atrapan de a poco.

Sieberg considera en su libro que este problema de adicción o sobrepeso no es algo psicológico, sino educacional: no sabemos que las tecnologías tienen riesgos. En eso coincide Jurkowski. “La tecnología es una herramienta  que tiene muchos beneficios y nos ayuda; pero eso hace que uno no se dé cuenta del uso excesivo o los riesgos que implica su mal uso. Esto lleva a que se naturalice su utilización y que tomemos como conductas normales algunas que no lo son, sin ver el problema que genera en las personas -asegura-; lo naturalizamos absolutamente, como por ejemplo el estar en una conversación y que la otra persona esté más conectado con lo que ve en las redes que con la charla”. Y allí es donde radica el problema -dice la experta-: no podemos registrar los riesgos porque se toma el uso excesivo como normal.

“No te das cuenta de que es una adicción hasta que tenés un problema de salud, perdés el trabajo o el estudio, o tenés discusiones fuertes con tus familiares o amigos. En ese momento, uno empieza a estar contemplativo y a darse cuenta de que quizá eso le está generando un problema”, asegura la experta.

Reconocer y avanzar

Haurigot Posse destaca que esta cuestión del sobrepeso y la adicción a las pantallas es algo novedoso. “La tecnología tiene muchos mecanismos para atraparte. Para poder superar este consumo o sobrepeso lo primero es problematizar la situación y desnaturalizarla. Esto se logra con una autoevaluación: ¿cuánto tiempo estoy conectado al dispositivo? ¿se ha vuelto importante para mi vida? ¿el no tenerlo me genera malestar?... Con esas tres preguntas ya podemos hablar de si tenés una relación de adicción con la tecnología o no -considera el especialista-; se trata de aprender a mirarse. La tecnología llegó para quedarse y lo importante es poner límites, tener autocontrol y no perder las vinculaciones afectivas con otros seres humanos”, resume.

Haurigot Posse advierte que hoy todo pasa por las tecnologías y, con esto, se pierde poco a poco la actividad social tradicional. “La tecnología se ha vuelto un canal de vinculación muy grande, que ha sustituido el cara a cara. Por ejemplo, los adolescentes se ponen de novios y se pelean por Instagram -dice-; para muchos es más fácil relacionarse desde un dispositivo porque te ahorrás la mirada del otro, el encuentro, las inseguridades... es más fácil, pero perdés la capacidad de vincularte con el otro”.

Agrega que son claras y reconocibles las consecuencias de este sobrepeso digital. “Que tengás un bajo rendimiento escolar o universitario, que pierdan importancia actividades que antes eran muy importantes -enumera-; así también lo que se conoce como dismorfia de Snapchat, cambios de ánimo, comportamientos depresivos... Todo eso se relaciona con el uso excesivo de las tecnologías”. “Y este es fruto de las opciones, y la hiperconectividad que gozamos -asevera- también tiene consecuencias físicas: produce estrés y eso se traduce en cuadros estomacales o manifestaciones en la piel”.

El equilibrio, la clave

Jurkowski explica que las redes están diseñadas para atrapar al usuario, a través de algoritmos que las hacen más atractivas. “La propuesta es estar informado: saber de las dificultades, de los alcances que tienen las apps, entender que estamos siendo, de alguna manera, manipulados, y elegir cuándo usar la web y cuando no. Una buena alternativa es limitar el tiempo, lograr un equilibrio. Se trata de conseguir una dieta saludable en el uso de las tecnologías; usarla, pero también utilizar otras herramientas y recursos fuera del mundo digital, y que no todo pase por la pantalla: plantearse momentos del día sin pantalla, desactivar notificaciones, lograr en la familia momentos de conexión cara a cara”, finaliza.

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