Cartas de lectores III: A enfermedad y cura, bolsillo con holgura

Cartas de lectores III: A enfermedad y cura, bolsillo con holgura

04 Diciembre 2021

La pandemia, además de hermanarnos en el dolor de los que tuvieron que soportar las pérdidas de sus seres amados y acercarnos en el sostén emocional de aquellos que han quedado con secuelas físicas o psicológicas, nos ha permitido corroborar algunas verdades. Primero que nada, fue ostensible la pésima situación en que se encontraba la infraestructura sanitaria para enfrentar no solo emergencias como esta que vivimos, sino las que sufre la población en forma cotidiana. En segundo lugar, quedó de manifiesto que el “viajamos como ganado” no era una frase para iniciar una conversación en cualquier fila, sino una realidad, que obligó al encierro de la mayoría de los habitantes y reservar los medios de transporte para el personal esencial. En tercer lugar, la educación se vio afectada por estas dos variables anteriores. Sin testeos, sin vacunas, sin infraestructura hospitalaria, sin transporte donde mantener protocolos sanitarios de distanciamiento y seguridad, prácticamente fue imperioso suspender el dictado de clases, ya que el sistema educativo además aportaba sus propias limitaciones de espacio, aireación, cantidad de aulas disponibles, distancias con los hogares de los alumnos, inseguridad en las calles que obliga a que los niños llegaran y fueran retirados de los edificios escolares por familiares, etc. A esta altura de la crisis, ya deberíamos estar pensando en un plan a mediano y largo plazo para solucionar estas tres problemáticas. Todo cuesta dinero, pero hay prioridades. Un sistema de salud (público, privado o mixto) pero que cubra a toda la población, olvidando sistemas de bonos obsoletos, con atención directa en los centros sanitarios con sistemas de compensación entre organismos y obras sociales, sin médicos referentes que dilatan la atención por especialistas, ni ser cautivos de obras sociales de determinados sindicatos. Un sistema de transporte que incremente sus frecuencias y rutas, recupere el ferrocarril Belgrano Sur y la trocha angosta a la Ciudad de La Plata, ciudad que además requiere de estación fluvial y aeropuerto. Finalmente cumplir con la extensión de la jornada escolar, con chicos que desayunen, almuercen y merienden en las escuelas, con un turno mañana y complementado con algunas horas por la tarde. Con chicos que duerman bien, que entren a las 8.30 a la escuela y salgan a las 16.30 no estaríamos discutiendo si se llega a 180 días de clases. Los desafíos son muchos, y requieren del esfuerzo y compromiso de todos los colores políticos. El ámbito de discusión debe ser el Congreso de la Nación y el Ejecutivo debe impulsar y auspiciar estas discusiones para que estos programas encuentren la sustentabilidad en el tiempo que necesitan.

Miguel Ángel Reguera

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