Mitos y verdades sobre la infidelidad

Mitos y verdades sobre la infidelidad

No todas las parejas viven y asimilan igual los engaños ni los conflictos. Tres frases que seguro escuchaste y algunos aspectos para reflexionar.

RELACIONES NO MONOGÁMICAS. Los vínculos libres en una pareja deben ser una consecuencia de un profundo diálogo previo, que defina límites. RELACIONES NO MONOGÁMICAS. Los vínculos libres en una pareja deben ser una consecuencia de un profundo diálogo previo, que defina límites.

Cuántas canciones de cuarteto y música del recuerdo habremos cantado (más o menos despechados) con la palabra “infiel”.

Además de contar con un propio repertorio de temas, los engaños tienen su propio proceso de duelo, sanación e ideas preconcebidas. ¿Qué tan realistas son estas afirmaciones?

1. La infidelidad es acostarse con otra persona.

La aseveración “el físico no lo es todo” también corre para la traición. En sentido estricto la infidelidad es cualquier acto que rompa con el contrato de pareja ya establecido (sea en obligaciones, necesidades o límites).

Si bien en un vinculo monógamo el sexo con alguien externo involucra un engaño, el abanico de posibilidades es mayor dado que hay modelos de pareja (como las relaciones libres) en los cuales los encuentros sexuales con otros están avalados.

“Actualmente, antes que a los deslices en la cama, mucha gente le da más importancia a la infidelidad emocional. Es decir, nunca hay un encuentro íntimo con terceros, pero se nota una merma en la atención y tiempo que le dedican a la pareja. Eso lastima nuestro ego porque creíamos ser especiales, los únicos (entre tantos cuerpos) capaces de despertar también emociones auténticas de cariño”, detalla la sexóloga y terapeuta Maira Lencina.

También, hay gente que concibe como infidelidad ver pornografía, asistir a eventos con hombres o mujeres desconocidos sin decirlo, hablar de manera amistosa con un ex por las redes sociales o, entre divorciados, tener un almuerzo en la casa de la antigua pareja.

“Las áreas grises son las que ocasionan bastantes conflictos. Igual que con el amor, la idea de fidelidad es una construcción individual y puede que la pareja piense distinto sobre algunos temas. Al no hablarlo abiertamente, ambos pensamos que nos entendemos hasta que algún hecho puntual nos explota en la cara”, agrega.

La tendencia es que mientras más inseguridades y falta de autoestima tengamos así lo serán las exigencias sobre fidelidad, dado que vemos a quienes nos rodean como una amenaza.

TRAICIÓN SIN SEXO. Una simple comida puede despertar malestar. TRAICIÓN SIN SEXO. Una simple comida puede despertar malestar.

2. Charlar con otros por redes sociales o aplicaciones teniendo pareja es traición.

Con la pandemia por detrás, los vínculos afectivos vía redes sociales o aplicaciones de citas estuvieron en auge. Mucho se habló sobre la sutil línea entre ser fiel o infiel según los mensajes que se envíen por celular.

Ponerlos en uno u otro lado de la balanza implica evaluar nuestros actos según cuatro puntos: ¿cuál es el tono de los mensajes que intercambiamos? ¿Con qué frecuencia lo hacemos? ¿Cuál es el propósito? ¿Nuestra pareja lo sabe o lo ocultamos?

En la mayoría de casos, lo que convierte un simple coqueteo digital en infidelidad es la cantidad de energía que se gasta y el objetivo que perseguimos al obrar. Por eso, los terapeutas han adoptado el concepto de micro engaños virtuales (micro cheating) para romper con la idea de que “si la interacción no llega al plano físico y es solo on line no representa una infidelidad”.

“El término engloba aquellas actividades que hacemos en internet para sentir deseo, excitación o seducir, con el condicionante de que nuestra pareja queda excluida y lo desconoce. De nuevo, hablar de engaño depende de los pactos de cada vínculo. Ahora, el gran asunto es que las justificaciones van mal encaminadas. Pensamos ‘para mí esto no es un engaño’; bien, ¿y para el otro? ¿Estás seguro que no sufriría al enterarse?”, comenta el sexólogo Marcos Cornello.

El especialista afirma que jamás debemos subestimar la situación y descalificar la reacción de la pareja. “Reaccionar a una foto en Instagram o poner like a alguna foto de un conocido con poca ropa es normal para los estándares. Ahora, si él o ella esconde el celular al hacerlo, niega que aún tiene activo su perfil en Tinder, borra su historial o finge que está soltero en su perfil las alertas están claras”, agrega.

3. Pensar en otro/a al tener sexo con nuestra pareja es otra forma de engaño.

No necesariamente. “Las fantasías son uno de los principales recursos que tenemos para excitarnos y darle una impronta creativa a nuestra vida sexual y el autoerotismo. Ellas nos pertenecen y nutren las relaciones de pareja a través del anhelo, la realización de juegos y performances”, aclara la sexóloga Guillermina Leiva.

En este sentido, nadie sería honesto con su enamorado si contamos cómo infidelidad las veces que nos “calentamos” con un actor de cine o queríamos descargar nuestro deseo luego de leer un libro y quedar enganchados con el o la protagonista.

La atracción del “qué pasaría si” y sentir deseo por otras personas es inevitable. Lo que quizás convertiría a esas fantasías en infidelidad sería su recurrencia y si son necesarias para lograr acostarnos o mantener un momento íntimo con quien estamos al lado.

“Si avanzamos más allá de un simple estímulo y ya proyectamos pasos para encontrarnos con ese compañero de trabajo, amigo o conocido, hay un grado de deseo superior a lo que podría rondar en los márgenes de lo permitido en la mayoría de contratos”, agrega Leiva.

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