Olimpia Coral Melo: “ojalá fuéramos feministas sin que nos haya tenido que pasar algo malo”

Olimpia Coral Melo: “ojalá fuéramos feministas sin que nos haya tenido que pasar algo malo”

En México se aprobó la Ley Olimpia contra los delitos de género a través de internet. Olimpia Coral Melo, impulsora de la ley, habló con LA GACETA.

FEMINISTA. Olimpia Coral Melo levanta su puño, símbolo del feminismo a nivel mundial. FEMINISTA. Olimpia Coral Melo levanta su puño, símbolo del feminismo a nivel mundial.

Este año se aprobó en México la Ley Olimpia, que surgió de la militancia de mujeres que fueron víctimas de violencia digital. La cara visible de esta Ley fue la joven Olimpia Coral Melo, quien también fue víctima de este tipo de violencia de género cuando se difundió sin su consentimiento un video sexual que protagonizaba, en el Estado de Puebla. Olimpia se encerró en su casa, no quería salir y le costó mucho sobrellevar la exposición social. Luego de un profundo camino interior en el cual colaboró mucho su familia para su estabilidad emocional, la joven se volvió una referente y militante contra la violencia digital. En ese camino logró una ley integral que abarcó tres reformas: que se reconozcan los delitos contra la intimidad, es decir, la difusión de contenido íntimo sin consentimiento; el ciberacoso, que es violencia sexual en internet, y por último, la ley de acceso. Esta última es para que las instituciones se concienticen sobre cuáles son los derechos sexuales y qué es la violencia y que lo hagan saber a los ciudadanos. El sexting (enviar mensajes, fotos o videos sensuales o explícitos), explica Olimpia a LA GACETA, no es violencia. “El delito está en compartirlo sin consentimiento”.

“Cuando difundieron ese video sexual yo me quería morir, quería desaparecer, irme del país, tener dinero para ponerme la cara de otra persona. Las personas me culpaban a mí. Convertir eso en militancia no fue un proceso rápido. Sigue siendo un proceso entender lo que pasó”, explicó Olimpia Coral Melo a LA GACETA desde México en una conversación telefónica.

“Fue hacer justicia”

“Llamarla ‘Ley Olimpia’ a mí me salvó la vida”, dijo sin vueltas, “porque antes, cuando buscabas mi nombre en Internet, aparecía solo el video sexual. Y hoy soy Olimpia, la de la Ley. Y eso para mí fue hacer justicia”. Olimpia asegura que otra de las acciones que la “salvó” fue militar en el feminismo. “Ojalá todas las mujeres fuéramos feministas no desde el dolor, sin que nos haya tenido que pasar algo malo, sino desde el amor. La mayoría de las que hoy luchamos por esta causa nos hicimos feministas desde el dolor de haber vivido una parte de la violencia machista. Mi revolución va ahora en ese sentido”, aseguró la joven, que dedica todo su tiempo a esta causa y es una referente indiscutible del tema violencia digital en Latinoamérica.

Actualmente Olimpia trabaja con grupos de Chile, Ecuador y Argentina, que buscan implementar la Ley en casa país. “Me parece fundamental empoderar a las mujeres que son sobrevivientes de violencia digital porque en muchos casos no tienen privilegios ni el apoyo de grandes instituciones”.

- ¿Cuál es hoy la situación en México, una vez que se implementó la Ley Olimpia?

- En México y Latinoamérica la cultura es muy patriarcal y los cuerpos de las mujeres han sido exhibidos e invalidados, como decimos en México: jodidos. Cuando hablamos de la publicación de videos sexuales sin consentimiento, hablamos de algo que traspasaba al espacio digital, es violencia. Con esta Ley pudimos cambiar también cómo nos referimos a este delito que antes se llamaba “pornovenganza”, un término que re victimiza a la mujer y estigmatiza a la pornografía, una práctica común de las sexualidades. En algunos Estados de México, por ejemplo, marcaron a este delito como sexting, o sea, si yo grababa un video sexual con mi pareja iba a la cárcel en esos Estados. Una locura. El sexting no es un delito, es un acto de libertad y lo que hay que cuestionar es que se difundan sin el consentimiento de las personas.

La Ley Olimpia, además, planteó una reforma penal, pero también la prevención y capacitación sobre lo que constituyen estos delitos de violencia digital que está a la altura del resto de las violencias de género y ayudó también a que haya un cambio de conciencia. El camino de la Ley es largo y no terminó. Siguen culpando a la mujer: “por qué te filmaste”, dicen. Por eso explicamos, Congreso por Congreso, la importancia de la no revictimización y la importancia de finalizar con el sistema de internet que cosifica los cuerpos de las mujeres para el placer sexual masculino.

Logramos poner el tema en la agenda nacional y seguimos trabajando para que no sea culpable la persona que ejerce su sexualidad en Internet, pero sí quien la difunde sin consentimiento.

- Se habla mucho de las víctimas a quienes la sociedad juzga, pero poco de los victimarios que se esconden en el anonimato de internet. ¿Cómo es este tema para los varones?

- Los hombres en México tomaron esto al principio con mucha confusión y se sintieron aludidos pero creo en la importancia de la prevención y capacitación porque esta Ley se aplica para todos, varones y mujeres y a todos nos puede pasar esto aunque las víctimas sean mayormente mujeres. Los casos de violencia digital muchas veces se dan junto a extorsiones, hostigamiento. Todavía hay en México una cultura muy machista, igual que otros países de Latinoamérica. La Ley, finalmente, es simplemente un instrumento legal que da la oportunidad de defenderse.

- Y con respecto a las plataformas en donde se difunden estas fotografías o videos, ¿hasta dónde se pudo avanzar?

- Las plataformas se ven beneficiadas con la reproducción no consentida de nuestro material y, hasta el momento, no tenemos en México ni siquiera una oficina jurídica de Facebook, por ejemplo. Todavía hay muchas trabas para los delitos económicos cibernéticos, por lo que para hablar de qué hacemos con la violencia digital en las plataformas falta. Plataformas como Facebook, Instagram o Twitter, por mencionar algunas, han tardado mucho en dar respuesta, en bajar contenidos. La privacidad nos está interpelando.

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