El crimen de Facundo Ferreyra: “Si yo hubiese tenido un arma les tiraba a matar después de esto”

El crimen de Facundo Ferreyra: “Si yo hubiese tenido un arma les tiraba a matar después de esto”

J.A, el adolescente que llevaba a Facundo en su moto aseguró que no iba armado y que también corrió riesgo de morir en el ataque.

21 Septiembre 2021

La Policía trajo esposado a J.A, el adolescente de 19 años que está detenido desde hace dos meses por una causa (no se aclaró cual) y que tres años atrás llevaba en su moto a Facundo Ferreyra, el chico de 12 años que fue asesinado de un disparo en la cabeza por un policía. El crimen ocurrió el 8 de marzo de 2018 en la zona de El Bajo.

“Los conozco a esos dos desde el día en que mataron a Facundo”, dijo sin titubear y señalando a Nicolás Javier González Montes de Oca (27 años) y a Mauro Gabriel Díaz Cáceres (30). “Fui con Facundo y U. a ver las picadas en el parque, pero todas las motos se fueron cuando llegó la Policía a corrernos en la zona de El Bajo. Eran muchas las motos, unas 30 quizás, y ahí comenzaron los disparos. No conozco a la gente que comenzó a disparar. Todos nos íbamos simplemente para no dejarnos secuestrar la moto. La Policía disparaba también”, contó el adolescente, que aún cursa en la primaria e intenta ponerse al día con las materias.

“Yo me detuve en un momento y ahí se cayó Facundo. Parece que le pegaron de cerca. Yo no tenía ningún arma. Un policía se me acercó apuntándome con una escopeta y me dio una patada en la cara que casi me desmaya”, relató el testigo. Agregó que luego llegaron otros policías y lo esposaron. “El tiro que le pegaron a Facundo me pasó muy cerca. Los mismos compañeros les decían a estos policías que cómo iban a matar a una criatura. Es un momento que no se lo deseo a nadie, la verdad si yo hubiese tenido un arma en ese momento les tiraba a matar, porque sentí que me querían matar también a mí. Pero yo no tenía un arma”, aseguró.

El defensor de González, Macario Santamarina, le pidió al muchacho que confirmara los dichos de que algunos de que algunos motociclistas habían disparado contra la policía. “Pasaban fuerte las motos, no sé si habrán sido los escapes pero yo escuchaba tiros. El escape hace un ruido similar cuando la moto está detenida”, respondió J.A.

La defensora Aurora Díaz Argañaraz comenzó a interrogar al testigo y le remarcó contradicciones entre su relato actual y el que había dado previamente en la instrucción de la causa. El querellante Carlos Garmendia refutó el planteo y dijo que había un video de cámara Gesell para comparar las declaraciones si se consideraba necesario.

La abogada le hizo un mapa de las calles al chico, que dijo que no sabe leer, para pedirle precisiones. “Hay cosas que no me acuerdo. Yo conté aquí lo que recuerdo, no puedo venir a mentirles”, respondió el chico.

U.H, de 17 años, también declaró en el juicio. El adolescente contó que ni siquiera llegaron a las picadas porque los motoristas comenzaron a perseguirlos en la esquina de la estación de servicio que está frente al parque (se referiría a la de Francia y Soldati).

“Yo manejaba otra moto y llevaba a otro amigo. Nos asustamos al verlos y nos fuimos. La Policía nos seguía a nosotros cuatro (junto a J. y Facundo que iban en la otra moto), a nadie más. Yo no recuerdo que haya habido otras motos en la persecución”, detalló el muchacho, que fue compañero de Facundo en la escuela y hoy está terminando sus estudios primarios.

Tensión

Cuando U.H fue desocupado por el tribunal, la defensora Díaz Argañaraz pidió la palabra para denunciar que el testigo le había hecho un gesto amenazante a Díaz Cáceres. “Mi cliente acaba de ser amenazado por el testigo señoría, pido por favor se tomen los recaudos pertinentes y se requise a las personas que entren a la Sala”, planteó.

Reclamos al poder : la abuela de Facundo dijo que el ministro Maley les mintió

“Pasado un año del crimen me llamó el ministro de Seguridad (Claudio) Maley para que habláramos. Pero sólo me dijo mentiras. Fue una burla para mí que me ofrecieran poner una panadería a cambio de desistir del pedido de justicia por mi nieto”, planteó Mercedes del Valle Ferreyra, la abuela de 69 años de Facundo Ferreyra, quien fue ultimado por la Policía el 8 de marzo de 2018.

“Ese día él se fue por la ventana. Solían juntarse a la noche a jugar a la play con los chicos del barrio en la casa de un amigo”, señaló la jubilada. “Sigo destrozada, dejé de trabajar tras esto después de 50 años de trabajo. Fuimos agredidos por la Policía, que vino a hacernos tiros cuando tomábamos mate en la puerta de mi casa con mi hija”, aseguró la mujer.
Pereyra detalló otros casos de amedrentamientos que habrían sufrido a lo largo del proceso. “Un día estábamos en la gruta de Facundo junto a varios chicos y pasó un patrullero. Me gritaron ‘vieja hija de puta, te vamos a hacer la vida imposible, si mataron a un delincuente’. Tras esas amenazas le dispararon y mataron al perro de Facundo. Hasta el día de hoy le tengo miedo a la Policía”, aseguró la abuela para finalizar su testimonio.

Habló la madre: “mi vida es horrible tras la muerte de Facundo”

Romina de los Ángeles Ferreyra (34 años), la madre de Facundo Farreyra, que fue asesinado durante un procedimiento policial aparentemente injustificado, no dejó de llorar nunca al declarar ante los jueces. “Mi hermana me llamó diciéndome que mi hijo había sufrido un accidente de tránsito. Cuando llegué a Tucumán me enteré que en realidad lo había asesinado la Policía”, contó la mujer, que desde hace años se radicó en Sunchales por trabajo.

“Es muy difícil todo esto. Lo único que quiero pedir es que haya Justicia por mi hijo”, sostuvo, sacando fuerzas de donde no tenía para continuar su declaración.

La mujer contó que ella no recibió amenazas pero que sabe que su familia sí. Detalló que viajó a la ciudad santafesina cuando Facundo tenía 8 años, pero que el niño le pidió regresar con su abuela Mercedes del Valle Ferreyra, que prácticamente lo había criado en el barrio Juan XXIII (conocido como “La Bombilla”).

Ferreyra recordó a su hijo como un niño alegre cuyas únicas ocupaciones eran la escuela, jugar a la pelota y a la Play Station. “Mi vida es horrible desde la muerte de Facundo. El único psicólogo que puede ayudarme después de esto es Dios”, añadió la mujer.

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