Videojuegos: ¿con o sin límites estrictos?

Videojuegos: ¿con o sin límites estrictos?

China lanzó en estos días una medida para limitar los juegos on line: los menores sólo podrán acceder tres horas semanales. Es para prevenir las adicciones, una problemática cada vez más frecuente

Videojuegos: ¿con o sin límites estrictos?

Los videojuegos atraviesan la vida de todas las familias en las que hay chicos y adolescentes. De una manera u otra, influyen en la educación de los niños, en su ocio y en la distribución de su tiempo. Hace unos días China confirmó una ley muy estricta en torno del tiempo de juego online semanal del que pueden disfrutar los menores de edad. Y se instaló la polémica: ¿se trata de una medida exagerada? ¿es bueno poner límites tan estrictos?

La disposición prevé un máximo de tres horas a la semana, con la prohibición de jugar de lunes a jueves (a excepción de los feriados). La medida forma parte de los intentos de China para combatir la adicción a los videojuegos (reconocida en 2018 por la Organización Mundial de la Salud como enfermedad) y también para mitigar el aumento de la miopía en los niños.

La psicóloga Laura Jurkowski, especialista en adicción a la tecnología y directora del centro Reconectarse, se mostró preocupada por el aumento de horas que pasan los chicos frente a las pantallas y usando videojuegos. Una de las explicaciones es que durante la pandemia y los confinamientos hubo más vía libre con esos entretenimientos, situación que se ha vuelto difícil de revertir en muchos hogares.

“Lo que se ve y se escucha es que los chicos abandonaron muchas actividades que hacían y se volcaron a las pantallas. Incluso mientras estaban asistiendo a clases por zoom no prestaban atención y se distraían con las pantallas usando videojuegos. Realmente es muy preocupante lo que pasa; no hay conciencia y no hay registro de lo que está ocurriendo”, sostuvo la experta.

Las palabras de Jurkowski tienen su fundamento. Desde hace años atiende pacientes con problemas de adicciones a los videojuegos, una enfermedad que tiene los mismos parámetros que cualquier otra adicción. Es un trastorno que aparece cuando el uso de los videojuegos comienza a ser excesivo y empieza a interferir en la vida cotidiana de las personas porque descuidan o pierden otros intereses. Estamos hablando de chicos o jóvenes que dejan de lado sus estudios o el trabajo y hasta pierden sus relaciones sociales. Es una patología muy grave cuando se da, cuenta.

No obstante, la psicóloga aclara que no siempre se llega a la adicción. Lo mejor es prevenir, sostiene. Aunque no está tan de acuerdo con la aplicación de medidas restrictivas, como las que plantea China. “Me parece que en algún punto con este tipo de disposiciones se corre el riesgo de coartar las libertades individuales. Lo más saludable es tratar de educar tanto a padres como a hijos sobre los riesgos que pueden tener los juegos, en tanto que pueden generar una adicción”, opina.

Asimismo, Jurkowski sí piensa que el Estado podría tomar algunas medidas en nuestro país para tratar esta problemática cada vez más importante. “Llegado el caso se podría pensar en algún tipo de regulación; por ejemplo, ver los contenidos que generan las empresas y no permitir que haya juegos en línea que castigan a los usuarios cuando se desconectan o que premian si pasan más horas jugando”, propone.

Peleas cotidianas

“Yo prohibiría los videojuegos del todo, no daría ni siquiera esas tres horas. Los chicos pierden mucho tiempo y es motivo de peleas diarias por ejemplo en mi casa. El tema es que si yo le prohibo lo perjudico porque todos sus amigos están en línea jugando. Hoy los chicos sociabilizan con las pantallas y los juegos. Por eso pienso que debería ser algo generalizado”, opina Renata Salazar, mamá de dos adolescentes.

“Mi hijo no quiere dejar los videojuegos”. Ese es el testimonio de cada vez más progenitores que no logran que sus hijos se despeguen de las pantallas. A diario lo ven en los consultorios los especialistas. Las discusiones entre padres e hijos por el tiempo que se invierte en los dispositivos tecnológicos ha pasado a convertirse en una rutina diaria. Al mismo tiempo, el número de niños y adolescentes adictos a los videojuegos va en aumento.

La psicóloga María Florencia Lazarte, del Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones (PUNA), distingue los distintos tipos de consumo de videojuegos: el uso, el abuso y la adicción. En los dos últimos casos ya estaríamos hablando de un consumo problemático, señala. Sin embargo, la especialista está en contra de evitar que los niños jueguen con dispositivos electrónicos o de medidas prohibicionistas como la que acaba de anunciar China. “Para prevenir la adicción al juego, las disposiciones del Estado deberían darse en última instancia. Para mí, es mejor apuntar a la prevención, que sean los padres los ordenadores de conductas de los chicos. Son ellos los que deben aconsejar e influir cuánto, cuándo y cómo juegan”, sostuvo.

“Las medidas prohibicionistas, vengan del Estado o de la familia, por sí solas no sirven de nada si no van acompañadas de otras estrategias. Hay alguna razón por la que un niño o adolescente pasa muchas horas jugando a la play o con el celular. Seguramente ese chico no sabe que hay otras actividades, deportivas o artísticas, que también generan satisfacción. Es probable que no se lo hayan ofrecido”, señaló. E instó a los papás a poner límites, pero más que nada a involucrarse, a poner el cuerpo para ayudar a sus hijos a que pasen menos horas con las pantallas. De eso dependerá, entre otras cosas, que puedan desarrollar o no una adicción.

Antes de nada, conviene recordar que los videojuegos son un tipo más de juegos y que nunca deben ser el único modo de juego del niño, ni siquiera al que dediquen más tiempo, señalan las expertas.

La duda es: ¿Cuántas horas los dejamos jugar? Jurkowski no es partidaria de hablar de horas. “Lo importante es no hacer maratones de muchas horas seguidas; es preferible jugar un rato, cortar y hacer otra actividad que no sea frente a las pantallas”, aconseja. Y coincide con Lazarte en que es fundamental que los padres les ofrezcan alternativas a los chicos. Asimismo es importante que tengan conexión con otras personas varias horas por día sin que haya una pantalla de por medio, explicó. “También es bueno diferenciar el tipo de actividad frente a la pantalla: un tutorial no es lo mismo que una actividad pasiva como mirar un video en YouTube o en TikTok”, puntualizó.

Estrategia

Las restricciones en China comenzaron el miércoles. A partir de ahora, los menores de edad del gigante asiático podrán jugar on line un máximo de tres horas a la semana, los viernes, sábados y domingos, entre las 20 y las 21.

¿Cómo lo implementarán? La medida obligará a los jugadores a utilizar su nombre real mediante registro previo y un escaneo facial. Las autoridades realizarán inspecciones periódicas a las empresas para controlar que se cumple la norma de tres horas a la semana.

El gobierno sostiene que así será protegida de modo más eficaz la salud física y mental de los menores. A través de esta medida, otro golpe a los colosos tecnológicos, se reiteró la necesidad de “guiar activamente a las familias, escuelas y otros sectores sociales para coadministrar y cumplir la responsabilidad de la tutela de los menores, en conformidad con la ley, y creando un buen ambiente de sano crecimiento".

La psicóloga Florencia Lazarte, especialista en el tratamiento de adicciones, contó que en Argentina hubo un pedido similar para prevenir la adicción al juego en las casas de juegos de azar. Se proponía que las maquinitas tuvieran un reconocimiento facial de aquellas personas que juegan en exceso (muchas horas  y en reiteradas oportunidades) y se bloquearan. Pero la idea no prosperó.

Consejos

- Cuando se va el sol, el cerebro, que sigue un ritmo circadiano, pone en marcha un mecanismo para la producción de melatonina, una hormona que favorece el sueño. La luz azul de los dispositivos electrónicos puede alterar este proceso. Por lo tanto, desde ese momento, el acceso a las pantallas, debería evitarse.

- Que los chicos tengan límites sobre la cantidad de horas que pueden jugar videojuegos los ayudará en la escuela. El motivo: estos entretenimientos van en detrimento de los deberes escolares y, en muchos casos, influyen en el fracaso escolar, ya que se produce un rechazo al colegio por parte del niño o adolescente. Las clases no le resultan tan atractivas como lo que ve en las pantallas. Además, los chicos que juegan mucho en línea suelen sufrir cansancio diurno y somnolencia. Durante el día, es posible que no puedan afrontar tareas productivas por la falta de concentración y atención.

- La psicóloga Laura Jurkowski propone estar atentos a estas tres banderas:

- Bandera verde: utilizan las pantallas excesivamente. Esto les puede acarrear discusiones con familiares, amigos o docentes. El uso excesivo no les provoca mayores problemas en el funcionamiento de sus vidas. Siguen manteniendo una vida social y continúan con sus actividades habituales.

- Bandera amarilla: por sus actividades con las pantallas tienen discusiones frecuentes o algún problema en algún área de su vida, por ejemplo, bajan sus notas en el colegio o una pelea fuerte con su familia. Pero a pesar de este problema, pueden mantener algún rendimiento aceptable en la escuela y continúan realizando alguna actividad deportiva, cultural o hobbie.  

- Bandera roja:  Los adictos pierden el control de sus impulsos y la vida se les vuelve inmanejable. Las pantallas pasan a ser su único interés. Es una manera de llenar un vacío. Este comportamiento genera consecuencias: peleas, problemas en la escuela. Abandonan otras actividades. Se aíslan.

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