Se acomodan las piezas del ajedrez justicialista

Se acomodan las piezas del ajedrez justicialista

Manzur sigue al frente de la campaña, mientras Jaldo designa a su comando de campaña electoral.

Se acomodan las piezas del ajedrez justicialista

Tratar de cometer los menores errores posibles. Sólo en eso coinciden los conductores de Lealtad Peronista y de Todos por Tucumán en el último tramo de la campaña rumbo a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del domingo 12 de septiembre. El peronismo está jugando a una verdadera partida de ajedrez, en la que ni el gobernador Juan Manzur ni el vicegobernador Osvaldo Jaldo quieren realizar un  mal movimiento que les complique el escenario.

Manzur ha decidido ponerse él mismo la campaña; de hecho, se autoproclamó como el jefe del comando electoral de Lealtad Peronista. Y hoy mismo ha inscripto a sus cabezas de listas de precandidatos en el acto de campaña que el presidente Alberto Fernández encabezó en Tecnópolis, y del que participaron de manera virtual gobernadores, autoridades provinciales, intendentes y postulantes del Frente de Todos de cada uno de los distritos. Allí estuvieron la ministra de Salud Pública, Rossana Chahla (cabeza de nómina de diputados) y el diputado nacional Pablo Yedlin (se postula ahora para el Senado). El mandatario tucumano capitalizó esta señal para trazar una mayor línea de diferencia con el jaldismo. Hoy mismo, tras las recorridas por Graneros y La Cocha, Manzur volverá a tomar contacto con Alberto Fernández. La posibilidad de una visita es remota, aunque dependerá de lo que suceda hasta el mismo jueves de la semana que viene.

Jaldo, en tanto, ya ha conformado su comando electoral para el sprint final antes de las internas. El vicegobernador se hará cargo de motorizar a la dirigencia de capital y de algunas zonas de la provincia, mientras que los intendentes Darío Monteros (Banda del Río Salí) y Aldo Salomón (Alderetes) se encargarán de toda la logística de Peronismo Verdadero para la sección Este. En tanto, para el Oeste, Jaldo acordó la organización en tres de sus principales aliados: el presidente subrogante de la Legislatura, Regino Amado, el líder de Acción Regional y precandidato a senador, Juan Antonio Ruiz Olivares, y el legislador y titular de la bancada Justicialista para Todos, Roque Álvarez. En el jaldismo creen que, de mínima, Todos por Tucumán puede llegar a captar unos 130.000 votos en las PASO. Lo ideal para esa corriente interna del peronismo es llegar a los 150.000. El escenario electoral de máxima apunta a 180.000 sufragios. De allí que el vicegobernador viene sostienen que la pelea interna será palo y palo.

Independientemente de las encuestas, en la Casa de Gobierno también se respira un clima de optimismo. Si bien el manzurismo no quiere lanzar números acerca de la cantidad de votos a obtener en la interna, creen que la previsión que realizó el consultor Hugo Haime, de un tres a uno sobre la otra lista, es el mejor de los escenarios.  Manzur seguirá charlando con los dirigentes territoriales y con los punteros de barrios para fidelizarlos con vistas a las elecciones que se harán dentro de 12 días. Dentro del oficialismo hay otra batalla: la de los medios de movilidad. Ayer se afianzaron los contactos para tratar de alcanzar la mayor cantidad de vehículos posibles para "facilitar" el transporte de ciudadanos a los lugares de votación. Por las calles ya se observan autos "ploteados" de uno y otro sector. Hay otra cuestión que hace mucho ruido en el ambiente jaldista: la incidencia de los bolsones en la próxima elección. Ese espacio denuncia que ya están preparadas las asistencias por el lado del manzurismo, mientras que la Casa de Gobierno niega esa práctica.

¿Qué pasará después del 12 de septiembre? La pregunta sobrevuela en uno y otro sector del Frente de Todos. Las respuestas dependerán, en gran medida, del resultado que obtenga cada uno en la interna. Manzur está convencido que las PASO es la madre de las elecciones para consolidar su conducción política, más allá de que lo que pueda suceder hacia 2023. Por eso es que le está tirando todo el peso del aparato a Jaldo. Éste, a su vez, espera con optimismo la decisión de los tucumanos. En su entorno señalan que una buena elección también sería perder por no más de 30.000 sufragios, lo que dejaría no sólo abierta la ocupación de lugares en la nómina del Frente de Todos que competirá el 14 de noviembre, sino que le abriría la puerta a las aspiraciones de Jaldo para 2023.

De una u otra forma, el Frente de Todos necesitará que en el distrito Tucumán se consolide una unidad que, aunque pegadas con curitas, puede alcanzar un piso electoral del 40% -según los sondeos- en el turno electoral que definirá las bancas en juego. Para que eso sea posible, más allá de los resultados, tendrá que haber una mano de la Casa Rosada para unir lo que hoy parece el agua y el aceite dentro del peronismo.

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