¿Nos invaden los carpinchos en Tucumán?

¿Nos invaden los carpinchos en Tucumán?

Parece pequeño, es amigable y se ve adorable. Desde lo sucedido en Nordelta, el carpincho acapara toda la atención en las redes sociales. Por qué es importante la coexistencia entre humanos y animales silvestres.

¿Nos invaden los carpinchos en Tucumán?

Con bombillas tomando mate, en manos de Maradona o con anteojos leyendo algún libro de Karl Marx, los carpinchos se han convertido en el centro de los más insólitos y elaborados memes durante las últimas semanas en las redes sociales. Son rockstars.

¿Alguna vez pensaste que un animal silvestre podría convertirse en una celebridad?  Los usuarios no dan abasto compartiendo y generando material relacionado a este peculiar animal que ha tomado gran relevancia las ultimas semanas, luego de su “invasión” en el barrio de Nordelta, en Buenos Aires. Genera empatía al parecer una especie tranquila y amigable a los humanos, a la distancia incluso parece la mascota perfecta. En realidad, es imponente: es el roedor más grande del continente americano, puede llegar a medir 1,30 metro y pesar 60 kilos; sedentario, vive en las cercanías de ríos o esteros y convive en manada. De ahí que hayan aparecido tantos en el elegante barrio privado.

La aparición del carpincho, lejos de los chistes y las ganas de tener uno, ponen de relieve los conflictos entre la urbanización y las especies silvestres que son desalojadas de su hábitat natural, o que conviven (casi a escondidas) en aquellos lugares que fueron suyos. Básicamente, detrás de los memes, hay un triste trasfondo del cual somos, como humanos, responsables.

“Por lo general, esta problemática de la urbanización se da donde todavía quedan especies naturales y bien conservados, como lo son los ambientes de nuestro cerro. Pasa lo mismo en Concepción, Yerba Buena, Lules, Famaillá... en ciudades al pie del cerro y al borde de estos ríos de montaña”, explica Diego Ortiz, biólogo y encargado de rehabilitación de especies en la Reserva Experimental de Horco Molle. Y no, si te lo preguntabas, no hay carpinchos en la Reserva. Ni en Tucumán. “En estos ambientes, todavía hay fauna nativa y autóctona, como las comadrejas, que son las más comunes; viven en áreas urbanas y periurbanas. Es mucho más frecuente verlas y encontrarlas dentro de countries, de casas o en patios de Yerba Buena”.

No carpinchos, sí comadrejas y otros

A falta de carpinchos, en el Jardín de la República la “invasión” es de comadrejas. “Hemos tenido casos de avistajes en la mayoría de los barrios privados, o cerca de El Cadillal y en la zona de El Manantial. Hay zonas que están muy cerca de los campos abiertos o descampados y es ahí donde ellas se refugian y luego se acercan a las casas. Son animales que se adaptan fácilmente a la presencia humana; no las aleja, sino que al contrario, ellas aprenden a encontrar un recurso de refugio y alimento en la zona antropisada, es decir, en las casas”, explica Thania Moreno, bióloga de la División de Fauna Silvestre de la Dirección de Flora y Fauna.

“La presencia de este marsupial es beneficiosa para los vecinos. No hay que verla como un problema, sino una solución, porque se alimentan de escorpiones, cucarachas, ratas, que son muy nocivas o pueden transmitir enfermedades al ser humano”, aclara Ortiz. Pero no hay sólo comadrejas: “en sitios con espacios abiertos, hay zorros grises y de monte, que viven cerca de cultivos de caña y de canales. De vez en cuando aparecen y entran dentro de los countries; esto pasa con muchas especies de aves, por ejemplo las lechuzas o teros. Es muy frecuente que nidifiquen o se queden en los techos de la casa, al igual que los halcones, que nidifican y crían en los edificios de San Miguel de Tucumán -cuenta-; otro fenómeno es la presencia de murciélagos, que mucha gente se horroriza y los ve como malos, pero en realidad son beneficiosos. Los halcones y murciélagos son guardianes y vigías de la ciudad, los primeros, comiendo y manteniendo a raya la población de palomas y los segundos. ingiriendo una gran cantidad de insectos voladores”.

Hay que tener precauciones

El común de la gente, en vez de disfrutar la presencia del animal, entra en pánico al considerarlo peligroso. Moreno comenta que en septiembre comienza la época reproductiva de comadrejas y es cuando más llamadas se reciben. “Lo que pasa es que las atacan los perros y terminan heridas en el fondo de casa. Recibimos muchas madres heridas con sus crías. Lo importante es tener precauciones, según la situación de la casa y la predisposición que uno tiene con el animal: si no me molesta que esté en casa, pero tengo perros, tengo que ser precavido y no dejar comida en el fondo, ni basura, para que no se acerquen y el perro las ataque. Lo que no hay que hacer es sacarla, porque va a aparecer otra después y eso es porque el lugar es apto para que se instalen”, aclara. “Hay que ser cuidadosos con nuestros hábitos para prevenir la entrada del animal a casa y sus posibles heridas. Incluso, uno les puede tomar cariño, son animales controladores de plagas, carnívoros... son un limpiador natural en nuestro patio”, resume.

La clave es coexistir

“Hay que ser un poco coherentes: el ambiente lo tenemos que compartir entre todos los seres vivos. Humanos, árboles, plantas, tenemos que coexistir, estar juntos... No podemos vivir unos aislados de otros porque somos partes de este entorno natural -remarca Ortiz-; no hay que tratar de sacarlos, primero porque los que invadimos ambientes naturales somos nosotros, y segundo porque son animales que merecen vivir, ser respetados y disfrutados. Tenemos que hacer eso: aprovechar que en el jardín, cuando te levantás a la mañana, ves un ave, un zorro... Hay que disfrutar de vivir en un lugar donde hay fauna silvestre, que eso muestra que el ambiente tiene un buen estado de salud”

“Estos acontecimientos son un llamado a la conciencia, decir: ‘bueno, nosotros también nos adaptemos para vivir con otros animales, que daño no nos van a hacer’. De hecho, lo que podemos hacer es un registro: registrar la aparición de animales, observar qué hacen, cuántas veces aparecen... En nuestro formulario (disponible en el sitio oficial de la Dirección de Flora y Fauna) se puede hacer, o también en páginas como Naturalis, que son para eso, para que el ciudadano registre avistaje de fauna; todo eso contribuye a la concientización y les sirve a los investigadores”, remarca Moreno.

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