Rugby: una posta más en el camino del crecimiento

Rugby: una posta más en el camino del crecimiento

El paso del seleccionado femenino por Mónaco dejó aspectos para rescatar de cara al futuro.

CONCENTRACIÓN. Durante los días en Mónaco, las jugadoras pudieron enfocarse solo en el rugby, como las profesionales. CONCENTRACIÓN. Durante los días en Mónaco, las jugadoras pudieron enfocarse solo en el rugby, como las profesionales.

Los eventos de gran magnitud que ocurren cada cierto tiempo, como pueden ser un repechaje olímpico, los propios Juegos o una Copa del Mundo, sirven como referencia para enfocar el trabajo y estructurar procesos, pero en el fondo no son más que postas en un camino que nunca se termina: el del crecimiento. Justamente por eso, porque el futuro está lleno de nuevas oportunidades, es que el paso del seleccionado nacional femenino por Mónaco tiene aspectos para rescatar más allá de que no se haya conseguido la clasificación a Tokio 2020. Un objetivo que, vale decirlo, era realmente muy difícil de alcanzar habiendo aspirantes como Francia y Rusia, más desarrollados, experimentados y con una enorme ventaja en cuanto a rodaje competitivo, en cantidad y calidad. No por arte de magia, claro, sino a fuerza de golpearse, frustrarse y aprender, como lo están haciendo hoy las chicas de Argentina y del resto de Sudamérica, donde en líneas generales el rugby femenino todavía está en fase de desarrollo.

Lo primero que se debe tener en cuenta es que el resultado deportivo es solo una parte del proceso. Al margen de que se alcance o no, lo aprendido en el camino para nada se pierde. Al contrario, las jugadoras que participan de ese proceso son en cierta manera embajadoras de sus clubes, y lo que aprenden en las concentraciones y en las Academias luego pueden volcarlo en sus equipos de origen.

Además, la posibilidad de medirse contra seleccionados de alto nivel no es moneda corriente para las jugadoras argentinas. A diferencia del seleccionado masculino, no forman parte del Circuito Mundial de Seven, por lo que su competencia se limita a eventos esporádicos de carácter sudamericano. El roce contra equipos como Rusia, Samoa, México y Hong Kong le brinda a Argentina un parámetro de dónde está parado y qué le falta para estar mejor. Es un axioma deportivo que la única forma de crecer realmente es a través de la buena competencia.

Por otro lado está la experiencia personal. Las jugadoras tuvieron la posibilidad de entrenarse y jugar en un estadio de primer nivel, como el Louis II (donde hace de local el AS Mónaco) y por una semana preocuparse sólo por el rugby, como hacen las profesionales. Una recompensa al esfuerzo que vienen haciendo desde hace años, asistiendo a los entrenamientos en las Academias y Centros de Rugby, a veces desde lugares distantes como Alberdi o Aguilares, sin descuidar estudios o trabajos. Eso sirve de motivación no solo para ellas mismas, sino para muchas otras jugadoras que sueñan con llegar a ese nivel.

Un detalle a tener en cuenta es que cuatro de las 12 jugadoras del plantel que viajó al principado (es decir, una tercera parte) son tucumanas: Florencia Moreno, Mayra Aguilar (ambas de Aguará Guazú), Agostina Campos Ruiz (Cardenales) y Andrea Moreno (Alberdi Rugby). A eso se le suma uno de los entrenadores, Emilio Valdez (Universitario). Desde 2011, cuando había seis “purpuradas” copando el seleccionado, o desde 2014, cuando hubo cinco tucumanas en el Invitational de Hong Kong, es que no había una presencia “naranja” tan fuerte. Eso habla del trabajo y de la importancia que la provincia sigue teniendo en el mapa del rugby femenino nacional, pese a que en los clubes con mayor historia y estructura la rama sigue siendo una cuenta pendiente, vaya uno a saber por qué razones. Por fortuna, en otros -especialmente en el sur de la provincia- el rugby de mujeres ha encontrado apoyo para desplegarse y fortalecerse.

A la UAR le cabe brindarle más apoyo al seleccionado femenino, en la procura de mejor competencia y también con mayores recursos. Y, aunque parezca una minucia, con la definición de una identidad: si a las chicas no les cabe el apelativo de “Pumas” (como se las llama prácticamente desde que surgieron en 2004), entonces qué son. La intención de encontrarles un nombre propio se puede compartir o no, pero existe desde hace rato y hasta acá lo único definido desde la entidad madre es que Pumas no son.

La próxima oportunidad de jugar por la chance de estar en un Juego Olímpico será en París 2024. Hasta entonces habrá eventos que brindarán buena competencia al seleccionado femenino, como los Juegos Odesur en 2022 o los Panamericanos en 2023. Además, a la base del seleccionado mayor se habrán sumado varios talentos que hoy se proyectan desde las divisiones juveniles de los clubes y en las Academias. Crecer es cuestión de tiempo, trabajo y paciencia.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios