Cartas de lectores VII: presencialidad y sueldo

Cartas de lectores VII: presencialidad y sueldo

18 Junio 2021

Incomprensible. Mientras el Presidente pide a todos bajar el nivel de circulación para evitar propagar el virus que nos tiene a mal traer, mientras el ministro de Educación de la Nación festeja que el gobernador de Córdoba haya decidido suspender la presencialidad, el ministro de Educación de Tucumán manda a docentes y alumnos a recorrer las calles para llegar a las escuelas como si aquí no pasara nada. Este empecinamiento de una mente absoluta trae aparejado una situación de zozobra en los docentes porque muchos deben, aún sin vacunas, asistir a las escuelas con el temor real de contraer el virus y también de contagiar a sus familiares. Se imponen circulares desde la Secretaría de Gestión Educativa sin tener en cuenta la realidad, sin brindar ningún resguardo, ni los elementos mínimos de seguridad sanitaria. Pero además no solo se sufre este autoritarismo ministerial que obliga a volver a las aulas a como dé lugar, sino que hay otra realidad que también es dura. Los docentes han perdido desde septiembre de 2019 y hasta marzo de 2021 más de un 30% de sueldo debido a la inflación. En el mes que corre ya la inflación le ha ganado al paupérrimo aumento salarial del 15% que el dirigente de ATEP consiguió y festejó con bombos y platillos cuando toda la docencia se manifestaba en contra de lo que él acordaba. Docentes con un solo cargo se encuentran literalmente pobres. Están lejos de ganar un sueldo digno, ya que no les alcanza para cubrir la necesidades mínimas; están muy por debajo de la línea de pobreza. El señor ministro debe tomar en serio la situación que viven los docentes. Debe preocuparse también por el sueldo. Además debe dejar de insistir con la presencialidad y cuidar a los docentes, a los alumnos, al personal auxiliar. Los docentes no queremos llorar más porque haya colegas que nos dejan a causa de este virus. El ministro debe oír a los docentes que le dicen no a la presencialidad pero no por un simple capricho sino por el temor que ella genera. Los docentes decimos no a la presencialidad, porque la presencialidad es un peligro no solo para los docentes y los alumnos, sino también para sus familias.

Hugo Marcelo Brito

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