Guía para enfrentar el sobrepeso infantil que potenció la pandemia

Guía para enfrentar el sobrepeso infantil que potenció la pandemia

El confinamiento afectó mucho a la infancia. El sedentarismo y la ansiedad impactaron en la salud de los niños. Expertos aconsejan de a poco ir cambiando los hábitos de los pequeños.

Guía para enfrentar el sobrepeso infantil que potenció la pandemia

Mientras los chicos estuvieron confinados en su casa en 2020, tomando clases de manera remota -con el objetivo de reducir la circulación del coronavirus- fue agravándose otro problema: el sobrepeso y la obesidad infantil. Antes de la pandemia la situación ya era preocupante: el 41% de los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años tenían exceso de peso, según la encuesta Nacional de Nutrición y Salud.

Los médicos no dudan. Cuando vuelvan a hacer una medición sobre el estado nutricional de los menores en Argentina los resultados serán alarmantes por la disminución de la actividad física y el mayor consumo de alimentos dulces y grasos.

Mientras tanto, podemos ir tomando algunas medidas para ayudarlos en casa. La clave, según los especialistas, no es ponerlos a dieta sino enseñarles a que incorporen de a poco una alimentación saludable que sea para toda la vida.

Luis Eduardo Bossi, médico pediatra, especialista en nutrición y obesidad infantil, atiende en consultorios públicos y privados. En base a lo que ve, asegura que el sobrepeso infantil atraviesa todas las clases sociales. “En las familias con muchas dificultades económicas se da porque se alimentan a diario con fideos, arroz, bollo y pan. Tienen déficits de hierro, calcio y minerales. En las clases media o alta, pueden tener acceso a mejor calidad de alimento, pero los chicos comen en exceso”, describió el profesional del Centro Provincial de Trastornos Alimentarios (Cepta).

El sedentarismo y la ansiedad que sufrieron en 2020 dejará huellas imborrables en los niños. También los trastornos de sueño y las angustias que vivieron. Pero es mejor mirar para adelante y ver lo que podemos hacer de ahora en más, sostiene Eliana Rodríguez, licenciada en nutrición y especialista en obesidad infantil. A continuación, una guía con los aportes de los expertos.

1. Informarse y generar hábitos

“Lo primero que debemos saber es la alimentación de los chicos debe tener todos los nutrientes, desde  hidratos de carbono hasta proteínas y grasas. Los hidratos, si son complejos, mejor; tratar de evitar los hidratos simples como el pan. Es preferible ir reemplazando de a poco los dulces, mermeladas, harinas refinadas y gaseosas. Dejar estos alimentos para los fines de semana. Elegir para todos los días legumbres, harinas integrales, frutas y verduras.

Las proteínas deben estar muy presentes en la alimentación de los niños porque están en etapa de desarrollo. Hay que incorporarles proteínas vegetales y animales. Las últimas se encuentran en las carnes de vaca, de pollo, de cerdo y de pescado. También en los lácteos y huevos. Las vegetales, en tanto,  están en las legumbres, en los cereales y en las verduras. Es ideal también un aporte de grasas saludables, que están en los frutos secos, por ejemplo”, remarca la nutricionista Eliana Rodríguez.

Si no podemos sacar las gaseosas, es mejor que tomen las que vienen sin azúcar, propone. En cuanto a las hamburguesas, uno de los platos favoritos de los chicos,  no es necesario prohibirlas. Se las puede hacer caseras y procurar que el pan tenga semillas o que sea de harinas alternativas, como por ejemplo de garbanzo.

2. Dar el ejemplo

Esto es lo más importante de cualquier cambio para llevar una alimentación saludable. “Para ayudarlos, hay que dar el ejemplo. Toda la familia debería acompañar en esta transformación”, sostiene Rodríguez. Y coincide con ella el doctor Bossi.

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“Otro punto importante es darles las herramientas a los niños para que siempre puedan elegir entre un montón de alimentos los más saludables. inculcarles que toda pieza altamente calórica tiene su versión saludable”, propone.

3. Disminuir la cantidad de alimentos en los platos

Como en todo, la clave del éxito está en el orden, sostiene el pediatra nutricionista Bossi.  Es fundamental que los chicos hagan las cuatro comidas. Y que duerman bien porque a la noche es cuando actúa la hormona del crecimiento. “Si un niño duerme menos horas, crecerá la mitad de lo que su potencial genético le permita”, explica.

El principal consejo que da el experto es ajustar las cantidades de alimentos que se sirven en los plantos y que no exista la posibilidad de repetir. No colocar fuentes de comida en la mesa. Es preferible servir un plato y listo, resalta.

“Es esencial en este momento disminuir la batería de alimentos con harina que nos ofrecen a diario: tortillas, facturas, bollos y galletas”, remarca.

Otros pequeños ajustes que van a tener enorme impacto en la salud; por ejemplo, son reemplazar los jugos y bebidas azucaradas por agua; e incluir las frutas y verduras de la estación (al menos una por día al comienzo), evitar la comida chatarra y las frituras, las cuales pueden llegar a triplicar la cantidad de calorías que tiene un alimento. Si se puede, sería importante no consumir embutidos, propone.

4. Volver a la comida casera

Cocinar en familia recetas simples y tradicionales es clave. “Es positivo volver a las comidas caseras, que tienden a incluir más verduras o legumbres. No hay que sacarles las cosas que más gustan comer, sino medir las cantidades y poner el ojo en la preparación. Si quieren hamburguesas, flan o bizcochuelo, que sean caseros”, explica Bossi.

Siempre es bueno tener opciones saludables a los alimentos chatarra, tales como bastones de verduras, frutos secos sin sal, hummus y frutas, entre otras. Si decidimos darles un chocolate, que no lo coma todo solo un niño, sino que lo reparta en la familia.

5. Cada movimiento cuenta

Con la pandemia, los chicos siguen pasando aún  más tiempo encerrados y eso les puede generar ansiedad, miedo y estrés. Mucho más si viven en departamentos. “Lo bueno es que puedan salir aunque sea un rato cada día, ir a la plaza, ver cosas naturales, pasear una mascota y hacer juegos que los cansen. Por lo menos media hora o una hora. Si no existe esa posibilidad, se pueden armar juegos en casa o buscar en youtube videos para bailar. Hay otras cosas fáciles y divertidas como saltar la cuerda o el elástico. Cada movimiento cuenta. Y en ese sentido es importante que los menores también participen de las actividades domésticas cotidianas, como ordenar su pieza, barrer, poner la mesa, etcétera.

Según los especialistas, la clave es que los padres asuman un rol activo. Siempre es más fácil acudir a la tecnología para que se entretengan, pero ese no es el mejor camino.

6. Atentos a las emociones

Bossi y Rodríguez señalan que hay un punto que no debemos descuidar con los chicos: estar atentos a sus emociones es clave para frenar, por ejemplo, la inercia y la ansiedad por comer más.

Si hay ansiedad, por ejemplo, se debe identificar qué la gatilla y buscar ayuda profesional. Si hay aburrimiento, buscar nuevas actividades, como aprender a tejer, pintar, leer, tocar un instrumento.

Si bien las series o películas pueden ayudar, tampoco hay que abusar de ellas, sobre todo porque se tiende a ver tele comiendo y, al estar enfocado en la televisión se come de más.

La infancia fue uno de los grupos más afectados por el confinamiento. Por eso, en estos momentos es fundamental brindar contención y ayudar al niño o niña a hablar de cómo se siente, en un espacio amoroso y seguro.

7. El papel de la escuela

Para enfrentar esta pandemia de obesidad infantil hace falta también  que la escuela se involucre mucho más, sostiene Bossi.

En primer lugar, urge que se cumpla la ley que obliga a todos los establecimientos a tener quioscos  saludables. Además,  es necesario aumentar las horas de gimnasia. En promedio, los chicos tienen una hora a la semana. Eso es insuficiente, remarca.

“Por otro lado, la escuela tiene que asumir el rol de enseñar a a los alumnos sobre la alimentación saludable. Hay un montón de verduras que los chicos ni siquiera conocen. Con que les enseñen un alimento por día será un gran paso. También en la secundaria sería esencial que los alumnos puedan aprender sobre el rotulado de alimentos y recetas para poder preparar sus prolpios platos saludables”. sugirió.

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