La misa de hoy: Necesitamos paz, no confusión

La misa de hoy: Necesitamos paz, no confusión

Por Pbro. Marcelo Barrionuevo.

18 Abril 2021

“En aquel tiempo contaban los discípulos lo que les había acontecido en el camino y cómo reconocieron a Jesús en el partir el pan. Mientras hablaban, se presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo: - Paz a ustedes. Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: - ¿Por qué se  alarman?....”

A lo largo de estas dos semanas de Pascua, la liturgia fue reiteradamente hablando de la Paz. Jesús visita a sus discípulos en diversos momentos en los que se encontraban “encerrados” por miedo... Él llegaba y les decía “la paz esté con ustedes...”. Es la realidad que vivían luego del sufrimiento del calvario y del clima social después de la muerte de Cristo.

En este escenario pandémico, nuestra gente, como los apóstoles, está encerrada, con miedo y sin confianza. Es por ello que el saludo y el deseo de Cristo en darnos el don de la paz es fundamental. Decía san Agustin que la “la paz es la tranquilidad en el orden”; es un don que viene de una tranquilidad en la conciencia y es regalo de la presencia del Espíritu en el corazón del hombre. La paz es progreso de la humanidad ya que en un mundo sin guerras los pueblos crecen en el desarrollo de su bien común. La paz es don pero en última instancia, es tarea del hombre en conseguirla y construirla mediante un diálogo permanente con Dios, el mundo y consigo mismo.

Volviendo al evangelio, el Señor les brinda el don de la paz para sacarlos del temor. Allí nos enseña que el miedo no conduce a nada. La presencia del miedo, ya lo decía Maquiavelo, constituye la estrategia del poderoso para someter a los pueblos. La paz no viene de la imposición del miedo, porque ella es fruto de la armonía interior y no de la inoculación política del temor. Nuestra realidad social aparece muy compleja y confusa y en ese estado de cosas ganan los inescrupulosos que se sirven de la psicosis social para gobernar voluntades y realidades sociales en estado de vulnerabilidad.

En un reciente artículo de una analista internacional, se señalaba que la pandemia sanitaria había generado globalmente otra pandemia, esta de orden emocional y espiritual. Que los grandes credos religiosos no habían estado a la altura de las circunstancias, pero que su presencia y necesidad se hacía mas fuerte que nunca. Señalaba que las religiones debían redireccionar su acción predicadora a un contexto determinado por un nuevo escenario que le impone el estado pandémico de la humanidad; los credos, más que nunca, deben hablar de lo que sufre la humanidad con una mirada de mayor profundidad espiritual.

Jesus nos invita a ser portadores de una paz que viene de lo alto pero que se encarna en el hoy y ahora de la realidad. Podemos buscar la paz a tres niveles:

1.- La paz espiritual. Procurar a nivel personal y en nuestra relación con Dios encontrar la paz de la conciencia y la serenidad interior. Son tiempos de una mayor interioridad. No basta cuidar los protocolos sanitarios exteriores; hay que adentrarse a profundizar nuestra conciencia interior de cómo estoy conmigo mismo, con el prójimo y con Dios.

2.- La paz con el prójimo. Hemos de ser sembradores de paz y alegría, se  trata de ser instrumento de paz como nos enseñaba San Francisco. El prójimo, el próximo está pidiéndonos atención y cuidado y es allí donde uno puede aportar muchísimo.

3.- La paz social. En tiempos de crisis debemos cuidar con exquisito gestos no fomentar la intolerancia social. Los pueblos crecen cuando hay justicia social y no con violencia social. Por ello, el cuidado del Bien Común es de orden fundamental.

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