Quieren implementar radares en Yerba Buena

Quieren implementar radares en Yerba Buena

“La idea es buscar una solución más eficaz que los reductores de velocidad altos”, dijo el secretario de Transporte de la ”Ciudad Jardín”.

DESTROZADO. Los restos del Ford Fiesta que impactó de atrás contra un camión en la esquina de Moreno y Aconquija. El conductor sigue internado. la gaceta / foto de  inés quinteros orio DESTROZADO. Los restos del Ford Fiesta que impactó de atrás contra un camión en la esquina de Moreno y Aconquija. El conductor sigue internado. la gaceta / foto de inés quinteros orio

“Esta esquina es bastante complicada. Los vecinos de Yerba Buena lo saben y nosotros hemos buscado brindar soluciones. Y queremos seguir haciéndolo. Ya no con la implementación de reductores altos, sino buscando algo más eficaz: mediante la implementación de controles”. El secretario de Transporte de la “Ciudad Jardín”, Martín Aráoz, fue claro. La esquina a la que hizo referencia es la que une a la avenida Aconquija con calle Moreno. Allí, el sábado a la mañana, un automovilista chocó a gran velocidad -y de atrás- contra un camión que esperaba que el semáforo diera luz verde. El joven fue trasladado al hospital Padilla por la gravedad de sus lesiones. Según se investiga, y con el material fílmico que obtuvo la Policía, el accidentado podría haber estado corriendo una picada contra el conductor de otro auto.

“Estos controles que menciono irían acompañados de un sistema de radarización para lograr que se baje la velocidad en la avenida principalmente. Esto todavía está en proyecto”, adelantó el funcionario. También indicó que, en principio, no se trataría de las torres que pueden verse, por ejemplo, sobre avenida Benjamín Aráoz (de la capital). “La idea es que sean radares de mano; que a estos elementos los dispongan los agentes, porque entendemos que esto debe hacerse con personal que esté a la vista y haciendo los controles”, argumentó. Por otro lado, reveló que pronto se dará a conocer el proyecto completo de seguridad vial que acompañará la creación de las bicisendas.

Muchas picadas

“Esta esquina siempre fue peligrosa, históricamente. Siempre se registraron accidentes aquí. A veces porque la visibilidad no ayuda, y otras porque más de una vez hemos visto a gente corriendo picadas”, contó Guillermo Moyano, encargado de un bar de esa zona de Yerba Buena, que, como la mayoría de las personas que frecuentan esa esquina supo del impactante choque en la mañana del sábado.

Si bien no se acordaba con lujos de detalle del caso, Moyano fue uno de los que recordó un fatal antecedente que supo darle una triste fama a la intersección: allí, el 3 de febrero de 2009, falleció la pediatra Cecilia Reales, de 39 años, cuando manejando por Moreno intentó cruzar la avenida y fue embestida por un Ford Fiesta, el cual era conducido por un menor de 17 años. La profesional pereció en el acto.

“Es común ver que bajan picando desde el cerro. Sobre todo durante la noche.Pero en las primeras horas del día también se da, porque hay poco tránsito. Pican en autos, motos y camionetas de alta gama”, describió el encargado del bar, que reconoce que se hicieron esfuerzos para mejorar la seguridad vial de esa intersección. “Hubo un tiempo en el que paraban a un varita para que acomodara el tráfico, luego pusieron el semáforo, que corta a medianoche”, indicó.

Martín Guzmán llegó al quiosco donde trabaja y le contaron sobre el choque que había ocurrido horas antes. “De noche se ven muchos autos que pasan a alta velocidad, pero es la primera vez que llego y veo un auto destruido”, le contó a LA GACETA. “Los controles viales en la avenida están los fines de semana, pero se las ingenian para esquivarlos y picar igual. Así también, muchas veces paran y bajan de autos personas que quieren comprar bebidas alcohólicas fuera de horario; aquí no les vendemos, y salen disparados a buscar otro quiosco”, añadió el joven.

Angustiados

En la puerta del hospital Padilla, los familiares de Santiago Mainero, que según trascendió sería el joven accidentado, se mostraron ayer muy angustiados. No supieron precisar un diagnóstico. Impactados, esperaban que los padres, que lo acompañaban en la sala de terapia, regresaran con buenas noticias.

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