La covid se cobró casi 50 vidas en el área de salud

Más de 3.700 profesionales se contagiaron en Tucumán. Sitas reclama mejores condiciones de trabajo. “No queremos ser una estadística”.

AGOTADOS. Los profesionales de la salud trabajan en la primera fila sin descanso y son el recurso más valioso y limitado en esta batalla contra el virus. la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll (archivo) AGOTADOS. Los profesionales de la salud trabajan en la primera fila sin descanso y son el recurso más valioso y limitado en esta batalla contra el virus. la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll (archivo)

Son los únicos que pueden salvarnos. El último bastión de la defensa contra un enemigo invisible y letal. Los que marchan primero a la hora de la carga contra lo desconocido. Los pilares de una guerra hasta ahora desigual. Un batallón de elite armado con estetoscopios, delantales, barbijos y máscaras que pelea en dos frentes: levanta a los caídos y enfrenta al agresor.

Pero como en toda batalla, ellos también tienen mártires, héroes que quedaron en el camino. Son hombres y mujeres que pusieron todo por el otro, y a los que el coronavirus se llevó junto con otras miles de personas. En total, en Tucumán, son 48 personas, entre médicos, enfermeros, agentes sanitarios y miembros de otras actividades relacionadas a la salud los que fallecieron desde que el virus llegó a la provincia. Casi un 7% del total de víctimas registradas hasta ayer.

Conocer el número real de víctimas entre el personal de salud provincial no es fácil. No se lleva un registro unificado y esa es una de las quejas de sus propios compañeros. Sin embargo, hay asociaciones de médicos y personal de ATSA que ha ido recopilando los datos “para que no sean simples números, sino profesionales con nombre y apellido que dejaron su vida en esta lucha”, tal como advierte la infectóloga Adriana Bueno, referente del Sindicato de Trabajadores Autoconvocados de la Salud de Tucumán (Sitas).

Hasta el momento llevan contabilizados 26 médicos, 14 enfermeros, cuatro agentes sanitarios y cuatro integrantes del personal de maestranza. Lo que sí se informa oficialmente es el número de miembros de la salud que hasta el momento fue afectado por el virus.

En el informe de ayer esa cifra era de 3.748 personas, es decir el 8,2% del total de casos confirmados en la provincia. Ese número, a nivel país, trepa hasta los 46.980 contagios confirmados entre trabajadores sanitarios desde que se desató la pandemia de la covid-19 en el país en marzo. El porcentaje de contagios entre profesionales de la salud (médicos, enfermeras, camilleros, ambulancieros, personal administrativo de hospitales y clínicas) se mantiene entre el 6 y el 7% del total de los casos confirmados.

“Hay quienes creen aún que es casualidad esta lista triste y terrorífica de compañeros muertos. Pero estamos trabajando en condiciones desastrosas, siempre en la primera línea. No queremos ser una estadística. Sabemos de los riesgos, pero no tenemos los elementos necesarios para la protección”, se queja Bueno al respecto. Y además advierte que no sólo hay un cansancio físico tremendo de parte de los profesionales, sino que el estrés que están sufriendo es cada vez peor. “Trabajamos en pésimas condiciones, estamos agotados. Muchos casi no tienen descanso y el contacto con el virus es permanente”, advierte.

En la lista confeccionada por los médicos se advierten los nombres de Jesús Amenábar, Cristian Espinoza Cayo, Pedro Mozatti, Carlos Gandía, Julio Fadel, Dardo Ganem, Adrián Guerra, Nora Aguilar, Rosa Ruiz o Ángel Bayo.

La titular del Sindicato Único de Médicos Argentinos (Sumar) en Tucumán, la pediatra Noemí Díaz, asegura que lo peor que le puede pasar a su sector es la muerte de uno de sus integrantes. “No quiero uno más en la lista. La muerte de uno de nosotros nos produce un gran desasosiego, bronca. No queremos que siga pasando”, afirmó.

Díaz asegura que entiende las quejas del personal de salud, pero que al menos desde su sindicato tienen buen diálogo con el Gobierno y reciben respuestas. “Salud ocupacional trabaja muy bien para ver qué pasa, qué se necesita. Contamos con los elementos de protección, pero igual tenemos que saber que este ya es un virus comunitario, por lo que llamamos a la solidaridad de la población para que use los barbijos y mantenga las distancias. Si tenemos menos pacientes afectados mejorará la atención y no habrá tanto riesgo para nuestros compañeros”, explica.

Por su parte, Bueno dio otra versión: “tenemos sueldo de hambre, pero el Gobierno no lo acepta. Se ve esta hipocresía. Nadie nos está dando respuesta. Tenemos que pagar coseguro por nuestros propios tratamientos. Hablan de medidas de seguridad y trabajamos en pésimas condiciones. Estamos esperando que se muera una persona para desocupar una cama. No tenemos el equipamiento adecuado”, aclara.

Con la pandemia en un pico en Tucumán, y sin saber cuando llegará la ansiada meseta y el descenso de la curva, el trabajo del personal de salud es cada vez mayor. Son lo que más expuestos están. Miran al virus de frente a diario. Y muchos caen en la batalla.

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