Rodrigo fue más hermano mayor que nunca

Entre 2003 y 2004, los Lucenti tuvieron que definir quien iba a los Juegos Olímpicos de Atenas.

Sí, Rodrigo Lucenti cumplió su sueño en Atenas 2004, pero reconoce que fue muy complicado todo lo que tuvo que pasar antes de llegar a los Juegos Olímpicos de Grecia. “A mí me impactó mucho más. Fue muy traumático”, reconoció el ex judoca. Lucenti es el hermano mayor de Emmanuel, que sigue en actividad con ganas de estar en su cuarto Juego Olímpico en Tokio. Durante 2003 y parte de 2004, los hermanos tuvieron que molerse a golpes para definir la plaza olímpica en la categoría hasta 73 kilos.

Los últimos dos selectivos que se hicieron en Córdoba son los que más recuerda Rodrigo. “Todos los combates contra mi hermano fueron duros. Los dos primeros fueron vitales”, detalló sobre esos dos fines de semana. “El primero venía perdiendo por dos yukos, que son seis puntos a cero, empaté la lucha y gané en tiempo suplementario por un punto. En la segunda lucha, venía perdiendo por wazari, es decir, ocho puntos, pero la gané faltando 30”’, relató. El primer selectivo, según él, aumentó su confianza.

Las perspectivas de cada uno hace 16 años atrás eran muy diferentes. Primero, porque el mayor ya tenía 25 años, una edad promedio que no permitía planear muchos años más de competencia. Y segundo, su carrera en el alto rendimiento comenzó tarde. “Empecé 10 años más tarde que el resto. La mayoría empieza a los seis; yo lo hice a los 16. Eso creo que es lo que más le llamó la atención a la gente de mí: que haya empezado de tan grande y termine en un Juego Olímpico”, destacó Lucenti.

Emmanuel en aquella época ya mostraba que iba a competir por una plaza olímpica en otras ocasiones. Apenas tenía 18 años. Rodrigo era consciente que la oportunidad era única para cumplir su meta olímpica. “Mi nivel siempre subía en los momentos complicados”, se autoanalizó. Esa disputa con su hermano entra en esa calificación.

Para superarla tuvo que recurrir a ciertas estrategias, obligado a aplicarlas en la vida diaria. De otra manera, no lograría su sueño. “No voy a mentir, la relación cambió. Fui yo el que opté por alejarme un poco de él, no él de mí porque yo sentía que no podía separar el hecho de competir contra mi hermano. Tuve que trabajar mucho con la psicóloga para hacer ese corte”, reveló Lucenti.

Que dos hermanos compitan en el alto rendimiento trae consecuencias. Si son buenas o malas, lógicamente, dependerá del carácter de cada uno. “Tendrían que saber separar muy bien la competencia de la relación y el sentimiento, más en un deporte de contacto. Hay que ver si pueden superar que uno no vaya”, es la sugerencia que Rodrigo hace si en una familia pasan por una situación similar.

Según los Lucenti la resolución fue positiva. “Mi hermano terminó yendo tres veces más a un Juego Olímpico, pero… ¿qué hubiera pasado si él me ganaba y yo no iba nunca? O ¿si yo ganaba y él, por algo, no podía competir más?”, se preguntó el tres veces campeón Panamericano de yudo.

HISTORIA. Rodrigo exhibe la mayoría de las preseas que ganó. HISTORIA. Rodrigo exhibe la mayoría de las preseas que ganó.

Después, sus caminos se separaron en cuanto a categorías se refiere. Rodrigo se mantuvo en hasta 73 kilos y Emmanuel saltó a la divisional de hasta 81 kilos. “Es probable que si hubiésemos seguido en la misma categoría yo me hubiese retirado antes para no seguir compitiendo contra él”, reconoció. “Mi sueño era estar en los Juegos Olímpicos”, insistió en la satisfacción de haber logrado su meta, aunque la previa haya sido tan incómoda. Hasta llegar a Atenas, a Rodrigo le quedaría otro momento duro. La selección comenzó una gira por España dos meses antes de la cita en Grecia y apenas comenzó, Lucenti sufrió una hernia discal y la desviación de una vértebra. “Se me vino el mundo abajo”, explicó.

El ahora coach ontológico pidió 10 días para ver su evolución. El dolor era intenso y la esperanza de poder competir se iba extinguiendo hasta que un profesor de yudo le sugirió consultar a un terapeuta alternativo en Pontevedra. “Es alguien que trabaja las lesiones con plantas: José Luis Torrado. Me dio unos paños hechos con caléndula, cola de caballo y un aceite con la semilla de la papaya”, detalló. Torrado es muy reconocido en España por ser un recuperador físico que emplea técnicas naturales de curación; en enero pasado su labor en el deporte de elite español fue destacada por el Comité Olímpico de España. “Hace unos años fui y lo visité. Nunca me cobró un centavo. Me salvó los Juegos, si no hubiera sido por él, me volvía”, reconoció.

Por las lesiones, Lucenti no llegó a Atenas como él hubiese querido. En la primera lucha le tocó el estadounidense Jimmy Pedro que ya había ganado el bronce olímpico en Atlanta 96. “Teniendo en cuenta cómo estaba yo en lo físico, le hice una buena lucha. En el yudo puede ganar cualquiera porque es el único deporte de resolución inmediata. Me quedó ese sabor amargo porque justo en el momento más importante, no estuve al 100 por ciento”, lamentó Rodrigo.

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