
SANTIAGUEÑO. Víctor Pereyra.

Las carreras futbolísticas de Daniel Horacio Marangoni y Ricardo Julio Villa recorrieron diferentes caminos hasta que finalmente coincidieron cuando ambos integraron el plantel de Racing.
Villa llegó Tucumán en 1973 para jugar el Nacional de ese año con la camiseta de San Martín. Convirtió tres goles y mostró su repertorio futbolístico, ese que le permitió ser campeón del mundo con el seleccionado argentino en 1978 y ser transferido a Inglaterra. En 1974 Atlético compró su pase al año siguiente y se transformó en uno de los máximos ídolos de sus hinchas. Pocos meses después, Marangoni debutó en San Martín.
“Nos enfrentamos en varios clásicos. Eran partidos intensos, duros. Se los vivía con muchos nervios. En 1976 fuimos convocados para integrar el combinado tucumano y jugamos juntos”, cuenta Marangoni. Ese fue un anticipo de los que sucedió luego en Racing.
El club de Avellaneda puso la mira en dos de las figuras de los dos clubes tucumanos más populares. “Pedro Dellacha era el técnico y recomendó mi contratación al presidente Horacio Rodríguez Larreta, padre del actual Jefe de Gobierno de Buenos Aires. Al poco tiempo llegó Villa. No compartimos mucho tiempo en el equipo y jugamos juntos muy poco. Sin embargo teníamos una buena relación fuera de la cancha. Cuando compré mi primer auto 0 kilómetro lo pagué en cuota y él se ofreció para ser el garante. Hasta me acompañó cuando fui a retirarlo del concesionario”, contó el goleador que vive en su pueblo natal Justiniano Posse, en Córdoba, con su esposa Claudia. Tiene dos hijos -Lucas es médico y Julián, traumatólogo- y cuatro nietos.







