Entrevista: un tiempo con muchos “segundos de coraje”

Entrevista: un tiempo con muchos “segundos de coraje”

En su nuevo libro, la chilena Pilar Sordo aborda el tema de la toma de decisiones. Reflexiones sobre los afectos y las necesidades.

REFLEXIÓN DE PANDEMIA. “Vivimos una cultura basada en el castigo, no en la gratificación”, asegura Sordo. REFLEXIÓN DE PANDEMIA. “Vivimos una cultura basada en el castigo, no en la gratificación”, asegura Sordo. TELAM
01 Agosto 2020

“Una invitación a mirarse internamente”. Así describió para Télam la psicóloga chilena Pilar Sordo la “pausa” que implica esta pandemia. Pausa para poder tomar decisiones postergadas por miedos, mandatos culturales o prejuicios, y que impiden trazar un camino de transformación, tema que aborda en su nuevo libro, “Un segundo de coraje”.

- ¿Cuáles son los obstáculos o las limitaciones más comunes para tomar decisiones que lleven a un cambio de vida?

- Tienen que ver con algo intrínseco al ser humano, la resistencia al cambio. Nos adaptamos rápido a lo bueno y a lo malo, y cualquier situación de cambio genera resistencia; si además está acompañada por miedo, es muchísimo más difícil enfrentar situaciones nuevas. La culpa, los mandatos -sobre todo los patriarcales- influyen en que tu alma diga una cosa y tu mente, otra, hasta que la vida te empuja a tener que mirar esa posibilidad de cambio real.

- ¿Esto se observa más en personas de una determinada generación o se dan a cualquier edad? ¿Incide el género?

- No hay relación de edad y tampoco tiene que ver el género. Las mujeres tendemos a cuidar más las relaciones y a mantenerlas a toda costa, por proyecto familiar. Los hombres en general no salen de situaciones conflictiva por decisión propia; a veces son empujados porque los descubren en una infidelidad, o por otra situación, aunque ahora, que van teniendo más contacto con emociones y rompiendo modelos patriarcales, toman más conciencia de sus afectos y pueden ser ellos los que tomen la decisión. En general las mujeres toman las decisiones emocionales. Demoramos mucho, pero cuando lo hacemos no hay vuelta atrás, mientras que en el hombre puede haber un ida y vuelta.

- ¿Hasta qué punto el dinero incide en la toma de decisiones?

- Incide en la medida en que permites que tus miedos te consuman. El dinero es uno de los miedos; el otro son los niños. Y a la larga son excusas, porque no es que un día digo “me quiero separar” y me doy cuenta de que no tengo los medios. Si me quiero ir, tengo preparar mi salida: estudiar, ponerme a trabajar, a desarrollar habilidades que necesito para el proceso de salida. En general niños y dinero se transforman en una barrera muy fuerte frente al miedo, y por eso son importantes las redes de ayuda, colaboración, contención. Mientras más sola esté una persona y tenga menos vínculos de los que echar mano, va a costar muchísimo más.

- En tu libro hablás del esfuerzo y la gratificación. ¿Por qué crees que se practican tan poco?

- Porque vivimos una cultura basada en el castigo, no en la gratificación: todavía existe la política de decir lo que falta en vez de lo que hay, porque se supone que lo que falta es lo que hay que mejorar y lo que está no hay por qué mencionarlo; y eso se traspasa a las relaciones afectivas. Nos falta caricia, refuerzo positivo, acercamiento al otro desde la valoración de lo que hace y no desde lo que le falta. Y tiene mucho que ver con el tema del merecimiento. Habría que hacer una investigación: qué poco sentimos que nos merecemos lo mejor en el mundo, siempre con el preconcepto de que no se puede tener todo en la vida, de que hay que estar agradecido con lo que uno tiene pero siempre desde lo poquito; esa sensación hace que la gratificación vaya perdiendo valor

- Hacés referencia a que se ha perdido la demostración de afecto físico a través del abrazo. ¿Por qué creés que sucede?

- El abrazo traspasa energía, y por lo tanto rompe defensas y aumenta vulnerabilidad: me emociona si me abrazan largo, apretado y calentito. Espero que después de esta pandemia logremos valorizarlo y nos atrevamos a romper esas estructuras internas; estuvimos mucho tiempo evitando el contacto, y ahora que estamos obligados a alejarnos, nos damos cuenta de cuánto lo necesitamos. Espero que esta pausa que vive la humanidad permita revalorizar el mirarnos a los ojos, escuchar más, hablar menos -la mascarilla va a ayudar- y abrazarnos mucho más.

- ¿La pandemia puede ser una oportunidad para lograr ese segundo de coraje del que hablás?

- Creo que ha tenido muchos segundos de coraje, de los que he sido testigo: como bajó el volumen de lo de afuera, subió el de lo de adentro. y entonces, de una u otra manera, estamos terriblemente obligados a mirarnos, y hay mucha gente que nunca se ha mirado. En esa invitación a mirar la “casa interna” muchas cosas se van a tener que aclarar y habrá decisiones que tomar: hacer dieta, ejercicio, leer, terminar una relación o empezar otra... o “conocer” a los hijos -como han dicho muchos hombres-, pedir ayuda porque me quedé sin trabajo. Lo que sea que toque en esta pausa, vas a necesitar un segundo de coraje para seguir avanzando.

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