Lo que vive después
LA OBRA. El talentoso escritor tucumano nos acerca a documentos reales y a partir de ellos construye ficciones. LA OBRA. El talentoso escritor tucumano nos acerca a documentos reales y a partir de ellos construye ficciones.
28 Junio 2020

MISCELÁNEA

TESTAMENTOS

MARCOS ROSENZVAIG

(Desde la Gente – Buenos Aires)

En Testamentos, Marcos Rosenzvaig rompe los límites de una compilación para presentarnos un trabajo deslumbrante de lectura y escritura.

Por un lado, nos acerca textos de testamentos reales, que tienen un interés intrínseco por ser testimonio del modo de vida de una época, o bien, por dar cuenta de la voluntad y el pensamiento de grandes personalidades. El libro se divide en tres partes donde se presentan, respectivamente, testamentos de personas casi anónimas del siglo XVII, de figuras de la historia argentina y de grandes escritores.

Por otra parte, y esto es lo más destacable, el propio Rosenzvaig desarrolla historias ficcionales a partir de cada uno de estos textos. El resultado es un libro que parece inventar su propio género, donde los documentos reales, prueba material de costumbres, imaginarios colectivos y singularidades individuales, dialogan con la creación literaria.

Los testamentos presentados tienen una elaboración retórica que sorprende por la cantidad de tonos que llegan a atravesar. No son registros burocráticos. No solo hay drama, al ver de frente a la muerte para dar un último mensaje a los vivos; también hay humor, historias, reflexiones, y, sobre todo, la obsesión de que los bienes materiales sean acompañados por el sentido íntimo que tienen para su poseedor.

La última voluntad no habla tanto del destino de las propiedades como de la imagen que quiere dejar de sí mismo el que está próximo a partir, de los relatos con los que quiere explicar su propia vida.

Rosenzvaig lee detalles que los documentos consignan casi al pasar, lee los énfasis y los silencios. Se sirve del despecho que derrama una frase suelta del texto para escribir una historia de resentimiento y frustración. Encuentra un pasaje de lamento amoroso y deja que la ficción nos hable de ese romance, de su pulso vital y de algún destino posible.

En cuanto a los testamentos de figuras históricas como Manuel Belgrano y escritores de la talla de Hemingway. Hay un desarrollo que se nutre también del estudio de las obras y biografías, pero el foco de los relatos sigue puesto en la dimensión íntima, en los motivos de orgullo y arrepentimiento, en los amores perdidos y los odios que perviven, en la fugacidad de la vida humana.

En definitiva se trata de eso: hombres y mujeres que escriben sus últimas palabras, ya sin oportunidades futuras de enmiendas o corrección.

© LA GACETA

Javier Marín

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