La panza le duele o le cuesta respirar: quizás tu hijo tenga alergia alimentaria

La panza le duele o le cuesta respirar: quizás tu hijo tenga alergia alimentaria

La alergia es una respuesta exagerada del sistema inmune. La más común en niños la causan las proteínas de la leche. Hay casos leves, pero puede llegar a ser mortal. Problemas con obras sociales.

LAS GALLETAS. Ya puede ingerir leche, pero a Maxi le gusta seguir el ritual de preparar “las de antes”. la gaceta / fotos de analía jaramillo LAS GALLETAS. Ya puede ingerir leche, pero a Maxi le gusta seguir el ritual de preparar “las de antes”. la gaceta / fotos de analía jaramillo LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO

“Ahora tiene ‘sólo’ asma. Pero desde bebé, Maxi vomitaba sin parar, incluso mi leche. Probé todas las fórmulas habidas y por haber; no había médico que diera en la tecla, ni homeopatía, ni promesas. Un año estuvimos así”, cuenta Eliana Orellana, abogada y, en su momento, mamá al borde de un ataque de nervios (o de varios, probablemente). Recién cuando Maxi tenía un año una gastroenteróloga dio con la respuesta: era (sí, en pasado) alérgico a proteínas de la leche. Y fue entonces cuando Eliana constató que se sabe poco, casi nada, de lo grave que puede ser una alergia alimentaria, y decidió hacer algo por otros chicos y otras mamás: creó la fundación Acuna. “Hoy somos 200 madres, aunque siempre hay algunas más activas. Trabajamos para visibilizar el problema de base, y para ayudar a enfrentar todos los otros que aparecen luego”, cuenta. A pulmón y con su celular como herramienta.

De qué hablamos

El problema de base es que las alergias alimentarias afectan a 1 de cada 12 niños, comprometiendo la salud y la calidad de vida de toda la familia. “Tienen su origen en una respuesta anormal del sistema inmunológico a las proteínas de ciertos alimentos, y esa reacción se repite cada vez que este se ingiere”, explica Claudio Parisi, especialista en Alergia e Inmunología y ex presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (Aaaeic). Destaca que los principales responsables de este tipo de alergias son la leche de vaca y el huevo (también soja, trigo, frutos secos, pescado o mariscos). Y, dado que los lácteos son los alimentos más frecuentes en la infancia, la alergia a la proteína de leche de vaca (APLV) suele ser la más problemática. Por de pronto, todos los años nacen en Argentina más de 7.000 chicos que, como Maxi, tienen APLV.

En estos casos -le explicó a LA GACETA durante una visita a Tucumán Jorge Lavrut, jefe de la Unidad de Alergia del Hospital de Niños Pedro de Elizalde, de Buenos Aires- habrá que suprimir la leche y todos sus derivados. Y no sólo la de vaca. “El único mamífero cuya leche no provoca reacciones en los alérgicos a la proteína de la leche es la hembra del camello... Y es un poco difícil conseguir su leche”, señaló con humor.

Y hay otro punto clave: quien amamanta a su bebé también debe suprimir los lácteos. “Pero -destaca el gastroenterólogo infantil tucumano Nicolás Rovati- la lactancia materna nunca se contraindica, ya que protege al niño de muchas enfermedades. No se debe eliminar bajo ningún punto de vista; y la dieta de exclusión de lácteos y derivados de la madre debe estar supervisada por un especialista de manera estricta”.

AYUDAR A OTROS. Lo que sufrió con Maxi empuja a Eliana a la “militancia”. AYUDAR A OTROS. Lo que sufrió con Maxi empuja a Eliana a la “militancia”.

“Hay casos muy complejos: tenemos en la fundación un niño alérgico a la leche de vaca, a la soja y a los huevos -agrega Eliana-. ¿Te imaginás tratar de cocinar para él? Ni siquiera alcanza con leerte todas las etiquetas, porque la leche de vaca está oculta en tantos alimentos...”. ¿Te lo imaginabas? Estos son algunos: galletitas; embutidos; carnes procesadas, salchichas; margarinas; helados, salsas, algunos fiambres, cereales enriquecidos, sopas instantáneas... Incluso hay medicamentos con lácteos; también algunos dentífricos y otros productos cosméticos.

Causas

Además de la base genética (tener un familiar cercano alérgico aumenta el riesgo), otros factores predisponen. Se han observado alergias alimentarias en niños nacidos por cesárea, porque produce cambios en la microbiota y esta incide en el aparato inmunológico; en caso de deficiencias de ciertas vitaminas en la madre, de uso temprano de antibióticos y de falta de lactancia materna. Las manifestaciones son variadas: leves, como ronchas y/o hinchazón en labios y párpados, hasta el shock anafiláctico con riesgo para la vida, pasando por síntomas respiratorios. “Sumale un mal humor permanente -agrega Eliana-; y es lógico: se sienten mal cada vez que comen”.

“Los niños suelen debutar con síntomas gastrointestinales: cólicos persistentes, vómitos, reflujo, diarreas y/o deposiciones con mucosidad y sangre”, describe Karina López, especialista en Alergia e Inmunología Infantil y directora del Comité de Alergias Alimentarias y Anafilaxia de la Aaaeic. La Asociación, en un comunicado, insiste en la importancia de estar alerta y consultar con urgencia, porque cuanto más tarde se diagnostica y se trata una alergia alimentaria mayor es el riesgo de comprometer seriamente las curvas de crecimiento de los chicos (además de lo mal que lo pasan el paciente y su familia).

Los tratamientos -como había señalado Lavrut- se basan en la exclusión del alimento involucrado. “Particularmente, en la APLV se debe reemplazar la leche por fórmulas especiales, indicadas por el médico según el tipo de alergia”, destaca también el comunicado de la Aaaeic. Pero no es tan simple.

Los que aparecen luego

Si para enfrentar el problema de base hay que generar información y difundirla -incluso entre muchos, muchos médicos, asegura Eliana-, cuando se logra el diagnóstico las dificultades no desaparecen.

“Para cuando supe lo que le pasaba, Maxi ya tenía un año. Le indicaron una fórmula a base de aminoácidos, que realmente hizo desaparecer los vómitos, pero necesitaba unas 10 latas por mes... A precios de hoy, son unos $80.000. Y sólo con un recurso de amparo logré que la obra social se hiciera cargo. Decí que soy abogada -cuenta, triste y con un dejo de ironía-; pero hay tantas mamás que no saben lo que les pasa a sus hijos y cuando logran saber cuál es la solución, chocan contra el sistema...”.

Por eso, Acuna está trabajando con el hospital Avellaneda en la Escuela de Pacientes, para ayudar y contener a quienes sufren alergias alimentarias y a sus familiares. “Solíamos reunirnos cada tercer lunes del mes... pero la cuarentena no lo permite. De todas formas, hay que sostener a esas mamás y a sus chicos, así que estamos a full con videollamadas. Es lo que podemos hacer ahora. Ya volveremos a organizar capacitaciones como las que hicimos los últimos tres años, porque es indispensable que más médicos estén atentos a estos síntomas y deriven con urgencia”.

Dónde pedir ayuda: dos consultorios y el celular de Eliana

En enero, el Ministerio de Salud anunció que el proyecto de apertura de un servicio de alergia en el hospital Néstor Kirchner, unidad de referencia para todo el NOA, avanzaba a paso firme. Esperaban abrirlo en marzo... Pero el coronavirus también aquí hizo de las suyas. De todas formas, funcionan dos consultorios especializados en alergias: uno en el hospital Avellaneda y otro en el Eva Perón. Y la fundación Acuna recibe consultas en el teléfono de Eliana Orellana (también por Whatsapp): 3815446776.

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