Matemáticas y dengue: los números pueden ayudar a controlar una epidemia

Matemáticas y dengue: los números pueden ayudar a controlar una epidemia

El investigador Hernán Solari explica que relacionando datos sobre el mosquito, la población y factores climáticos, entre otros, se puede predecir cómo evolucionará la epidemia.

Fumigar, descacharrar, educar a la población. En medio de la epidemia de dengue, que en Tucumán suma 5.049 infectados, se han abierto distintos frentes para intentar frenar el avance en el número de contagiados. Sin embargo, según los expertos, aún falta involucrar más a la ciencia en la lucha constante para prevenir la enfermedad que transmite el Aedes aegypti. Hay una estrategia poco difundida, pero sumamente poderosa que ayuda a estudiar los brotes: la matemática.

El director del Grupo de Dinámica de Sistemas Complejos, e investigador de Conicet, Hernán Solari, explica que abordar una epidemia como la del dengue con modelos matemáticos implica traducir las observaciones sobre la naturaleza de los mosquitos, de la trasmisión de una enfermedad, de la población y de factores climáticos, a símbolos y relaciones de la matemática. En base a la relación de todos esos factores mencionados se construye una simulación de cómo evolucionaría la epidemia.

Solari sostiene que si bien los brotes son eventos al azar, no son completamente azarosos. “Lo que se puede decir es dar un número aproximado sobre la probabilidad de que se desarrolle un brote epidémico”, explica.

“Todo depende del conocimiento de las condiciones previas y de las características de la enfermedad que se propaga. No tenemos una bola de cristal. Si hablamos de dengue y tenemos buena información ambiental y poblacional, información de la situación regional -circulación en países vecinos-, datos meteorológicos y entomológicos podemos hacer un buen trabajo evaluando el riesgo epidémico y la probable evolución de un brote dado y las medidas que se tomen”, remarca.

Diferencias

¿Se podría hacer esto en Tucumán? El profesional marca una diferencia entre las epidemias de dengue y de coronavirus. Con este último virus -dice- lo que se sabe es poco y nada, y lo que creemos cambia cada día. “En cuanto al dengue, ya no hay mucho que inventar. Tuvimos en el 2009, en el 2016, 2020. Si uno hubiera tenido información suficiente sobre el estado ambiental y entomológico, podríamos haber sabido cuán probable y cuán importante era de esperar una epidemia, digamos, en San Miguel de Tucumán”, precisa.

¿Cuánto ayuda la matemática? Según el experto, la comprensión que uno logra de los procesos epidémicos cuando construye un modelo, una representación abstracta, es muy superior a la que se consigue sin ellos.

“Se atribuye a la enfermedad lo que en realidad es el resultado de muchos factores, el virus, los vectores, las condiciones ambientales, las condiciones sociales y urbanísticas... Y esto es muy malo porque no miramos lo que debemos y lo que podemos hacer para no sufrirlas más o, al menos, para atenuarlas”, evalúa.

Subregistro

Ariel Bardach, epidemiólogo e investigador del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria, del Conicet, coincide en la importancia de usar modelos matemáticos, especialmente para ver la dinámica de las poblaciones de mosquitos, que varían según cuestiones climáticas, de intervención humana (en relación a lo que se logró hacer comunitariamente en los meses previos) y la variación en la cantidad de susceptibles, entre otros factores.

Sin embargo, no se puede predecir la magnitud que tendrá un brote, sostiene. Ni tampoco las cifras oficiales de casos permiten ver con exactitud cuál es la realidad. “Normalmente existe un subregistro de casos importante y este año ese subregistro fue aún mayor que el habitual”, señala Bardach. Como epidemiólogo, sugiere analizar a fondo los informes para tener una idea de la epidemia. Por ejemplo, tener en cuenta el total de personas que se asistieron con síndrome febril inespecífico: fueron 7.185 en Tucumán. Casos confirmados: más de 4.600.

“Un buen número que da idea de la magnitud real es la cantidad de pacientes internados, que fue mayor a 1.000 en Tucumán desde el 1 de marzo al 18 de mayo de 2020; esto supera lo visto en años anteriores”, precisó.

También, según Bardach, lo que se puede prever es que los brotes de la enfermedad serán separados por lapsos cada vez menores. Hace un tiempo se pensaba que las epidemias de dengue se producían con un lapso de 10 años. Pero eso cambió. Desde que reapareció el dengue en Argentina no se viene comportando con esa dinámica; los brotes son cada vez mayores y ocurren más seguidos.

Consejos: qué podemos hacer

- Tirar los recipientes que no usamos.

- Si tenemos cajones con botellas, cubrirlas con telas o plásticos

- Aplastar envases de plástico vacíos.

- Perforar bien las bases de las macetas. No usar portamacetas.

- Volcar el agua de los tachos para matar todas las larvas y pupas. Luego quemar los huevos con agua hervida. Limpiar y tapar con lo que tengan a mano.

- Evitar arrojar recipientes o basura en lugares como patios, terrazas, calles, canales y baldíos, en los que pueda acumularse agua.

- Limpiar las canaletas; evitar que acumulen agua.

- Consultar al médico ante los síntomas: fiebre alta, dolor de cabeza y muscular, dolor abdominal y sangrado.

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