Ya pasó más de un mes. Y ella siente que los síntomas de la enfermedad todavía están incrustados en su cuerpo. “Nunca había tenido esos dolores tan fuertes. Me dejó los huesos inservibles. Tengo ganas de hacer cosas, pero me siento atrapada en un cuerpo débil, sin fuerzas”. Perla Martín (56) fue una de las primeras en contagiarse de dengue en Benjamín Paz, en Trancas. Los casos se han disparado en esa localidad del norte tucumano y los vecinos viven atemorizados ante la presencia de los mosquitos que transmiten la patología.
Benjamín Paz es un pueblo de unos 2.000 habitantes, detalla Clotilde Ontiveros, agente sanitaria en la zona que desde hace más de un mes trabaja sin descanso. Recorre casa por casa buscando pacientes con síntomas del dengue. Habla con los vecinos sobre la importancia de prevenir la enfermedad, de sacar los recipientes inservibles que pueden acumular agua y servir como criadero del insecto. En muchas viviendas, hubo más de un infectado, informa.
Nunca antes se había alterado así la tranquilidad del pueblo, señala Ana Vera, una mamá de 20 años. Ahora todas las conversaciones giran alrededor del mosquito y de los síntomas del dengue. Casi nadie en Benjamín Paz recuerda una epidemia de tal magnitud. En 2009 no se registraron casos allí y en 2016 fueron pocos. En la actualidad, según el mapa del Siprosa, es la segunda localidad del interior con más enfermos (primero está Lules). La epidemia ya suma cerca de 1.900 casos confirmados.
Los tomó por sorpresa
Cuenta Celeste Sosa (bombera voluntaria) que los primeros casos habrían llegado al pueblo porque ahí residen muchos trabajadores golondrina, algunos de los cuales tienen empleo temporal en Lules. “Calculamos que alguien fue infectado en esa localidad y luego el virus se desparramó aquí”, dice. Celeste se enfermó. Fueron cinco o seis días de mucho dolor corporal, recuerda. Quedó con miedo, especialmente porque tiene un hijo pequeño y no quiere verlo sufrir.
Celeste tuvo más suerte que Perla, que debió ser internada porque su vida corría peligro. “Al principio, cuando tenía mucha fiebre, no quería ir al CAPS porque estábamos en medio de la cuarentena. Pero cuando se brotó el cuerpo y no podía ni dormir por la picazón busqué ayuda. Menos mal que me vieron los médicos. Me hicieron análisis; las plaquetas habían bajado muchísimo; era un gran riesgo”, cuenta la mujer, madre de dos jóvenes.
Antes de sufrir la enfermedad, Perla ya estaba preocupada por la gran cantidad de mosquitos que vio durante el verano en Benjamín Paz. “Y tengo la mala suerte de que me persiguen muchísimo. Vivo con repelente. Tal vez en el primer descuido me contagié”, evalúa. Ahora se ha convertido en una especie de portavoz de la lucha contra el Aedes aegypti. A todos sus vecinos les cuenta lo que le pasó y les pide que sean solidarios y limpien su casa. “Si vuelvo a contagiarme, podría traer riesgos más severos“, dice preocupada.
Zona rural
El mosquito que transmite el dengue es más bien urbano. Por eso, sorprende que se haya multiplicado tanto en un lugar como Benjamín Paz, que es un medio más rural.
“Esta es una zona de campo en la que muchas veces quedan objetos tirados por un tiempo largo sin que uno tenga registro. A veces acumulamos demasiadas cosas. Hay que salir, recorrer y deshacerse de aquello que pueda juntar agua. Puede ser hasta una tapita de gaseosa”, sostiene.
Para Ana Vera uno de los principales inconvenientes en el pueblo puede ser que muchos vecinos tienen pozos y tanques sin tapas. “En nuestra casa, por ejemplo, tenemos un aljibe y lo hicimos tapar. Pero tal vez no todos tengan plata para comprar esta protección”, evalúa la joven.
Costos
Aunque la Municipalidad de Trancas hizo muchas fumigaciones en el último mes, Ana cree que no fue suficiente para disminuir la cantidad de mosquitos que proliferan en la zona.
Algunos vecinos pudieron poner tela mosquitera. Otros recurren al repelente. Es costoso, especialmente en estos días en que algunos apenas tienen para comer, explica Luis Santillán. “Acá, cuando no hay para insecticida, se espanta al mosquito quemando hojas o cartón”, explica.
Avance en la provincia: ya suman 1.871 los casos confirmados
En las últimas 24 horas Tucumán sumó 138 nuevos infectados con dengue y ya son en total 1.871 casos este año. Con esa cifra, Tucumán acaba de superar la cantidad de enfermos que tuvo en su peor epidemia, en 2009 (ese año se notificaron 1.749). La curva de pacientes sigue subiendo y aún restan dos semanas antes de que empiece a bajar, sostienen las autoridades del Siprosa. Sí se esperaba una epidemia importante por la presión epidemiológica (en la región hubo muchísimos enfermos). También influyó la pandemia de coronavirus, que se llevó toda la atención. Nuestra provincia tuvo esta vez otro triste récord: tres muertes por la enfermedad.