El sexo al diván: ¿cuáles son las consultas más frecuentes que atienden los sexólogos tucumanos?

En este confesionario está permitido hablar de cualquier tema relacionado con la sexualidad: miedos, complejos, fantasías… Ellos escuchan, acompañan y nosotros -que estamos del otro lado de la puerta- sentimos curiosidad ¿Cuáles son las consultas más frecuentes que atienden los sexólogos tucumanos? Acá te damos algunas pistas.

El sexo al diván: ¿cuáles son las consultas más frecuentes que atienden los sexólogos tucumanos?

¿Por qué cuesta llegar al orgasmo?

“Es una cuestión de piel”, se escucha a menudo como justificación ante ese alboroto de hormonas que nos genera otra persona. El drama es que a veces existen más espejismos que verdaderos oasis de conexión física.

En el consultorio de la sexóloga Mileva Pavicich esta cuestión se traduce en pacientes que experimentan una disminución en su deseo sexual. Sumado a orgasmos que brillan por su ausencia o, peor aún, que son fingidos. “Hay una notable pérdida de interés en las relaciones y esto se debe -en parte- a que estamos socialmente abrumados por el sexo. Hay disparadores en todos lados: publicidades, internet, medios de comunicación, la calle… Algo curioso es que las personas aprendieron a encontrar su refugio de placer en otras actividades, como las salidas con amigos, el ejercicio o el autocuidado”, explica la presidenta de la “Fundación para la Salud Sexual”.

La situación se comprueba con la “Ley de Fisher”, una ecuación tan simple que lleva a replantearnos nuestra propia rutina erótica. “Es una especie de aplanamiento ante las circunstancias. Mientras menos sexo tengamos, menos sexo querremos -especifica la sexóloga-. En el mismo contexto, una vida sexual activa conduce a percibir más el deseo y aumenta el estado de ánimo de la persona y la eficacia del sistema inmunológico”.

Por su parte, la especialista María Victoria Puertas atribuye esta falta de ganas a la ansiedad y el estrés. “Nuestra cultura tiene muchas obligaciones con el goce sexual. Sumado a la ‘educación’ que recibimos de la pornografía, es frecuente sentir frustración en la cama por no adaptarse a las imposiciones culturales. Al desencajar o al alejarnos de los modelos de atractivo impuestos, de repente, surge culpa, malestar y la impotencia del disfrute”.


Ellas exigen cada vez más y ellos se cohiben

Al hablar del género masculino, son varios los especialistas que afirman que existe un incremento en los casos de disfunciones eréctiles y de eyaculaciones precoces. En resumen, el asunto se relaciona con el tipo de ticket que compramos para la performance. “Ambas situaciones tienen que ver con los mandatos autoimpuestos y con un concepto llamado el rol del espectador. Es decir, los varones están tan ocupados en evaluar su desempeño como amantes que se desconectan de las sensaciones del instante. Esa fijación les impide fluir y hace que sea imposible llegar al orgasmo”, detalla la sexóloga Mileva Pavicich.

Pastillas  potenciadoras, recetas vigorizantes, prótesis, bombas penianas… aunque existan en el mercado un sinfín de productos “mágicos”, la verdadera solución no está tan a mano. Y, en realidad, nos lleva a plantearnos un cambio de paradigmas. ¿El motivo? este inconveniente sexual se relaciona de lleno con el empoderamiento y la reivindicación de la mujer. “Los cambios que produjo el feminismo pusieron en revisión las masculinidades de los hombres y afectaron sus erecciones. En mis sesiones, ellos se preguntan cómo encarar a una mujer que está segura de sí misma y que ahora demanda acciones en la cama. Los varones tienen una especie de terror porque estamos a la defensiva, reactivas y exigentes con el sexo”, especifica.

Acá es donde entra en juego otro término que ya es trending topic en las redes sociales: la responsabilidad afectiva. “Es clave para mejorar el disfrute y alejarnos de las relaciones tóxicas. También sirve para combatir la histórica crisis del tamaño del paquete. Mejorar la autoestima, ser conscientes de la percepción del cuerpo y acompasarla de una búsqueda emocional permite que esa inseguridad disminuya”, reflexiona la experta en sexualidad María Julieta Campos.


Entre los tríos y el miedo a los juguetes

Mientras que algunas personas desconocen los efectos del Nirvana en la cama, en los consultorios tucumanos parece que el matafuegos se comparte de a tres. Entre las propuestas sexuales más recurrentes por las que se consulta a la sexóloga Mariana Luna, los tríos se llevan el primer puesto.

Clasificados bajo el paraguas de sexo no convencional, los pacientes que quieren sumarse a esta práctica son mayores de treinta años, en promedio. Por eso, los pasos previos al encuentro requieren de un trabajo de reflexión y de consenso. “Hay que tratar los límites afectivos. Cuando iniciamos en pareja nuevas prácticas sexuales (swingers, poliamor, parejas abiertas, etc.) es importante el respeto por los acuerdos. Una cosa son las fantasías y otra muy distinta es su concreción”, enfatiza. A la lista de advertencias se suman los celos, el sentimiento de pertenencia y el miedo ante la amenaza del individuo extra.

Además, hay otros enamorados desesperados por encontrar combustibles alternativos que reaviven el carbón de sus fantasías. “Después de convivir varias temporadas, las parejas encaran el sexo como algo predecible. Mecanizaron el sistema de seducción y la previa a tal punto que es predecible e insulso. Entonces hay que rescatar la autenticidad del vínculo y los encuentros”, comenta María Victoria Puertas, referente de tuppersex.

La pócima puede ser cambios drásticos como la apertura sexual, la reconfiguración de las reglas de seducción o el uso de sextoys. “Hay hombres que se sienten atacados cuando las mujeres incorporan juguetes sexuales. Los ven como una competencia directa, temen que al final la pareja reciba mayor disfrute sin su participación”, agrega Victoria, quien considera que esta desazón debe revertirse.

“Suma puntos elegir un juguete entre ambos y le da un giro de tuerca a la intimidad. Si deseamos una sexualidad plena debemos acabar con los tabúes y los hermetismos”, proclama la sexóloga.

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