“Fuentecito” tiene 90 años. Llegó a Atlético por medio de médicos conocidos, que lo presentaron en el club cuando era un adolescente. Vive en El Colmenar y todos los días viaja para ayudar en los entrenamientos del equipo.
“Pedrito” llegó a la Argentina a los 17 años, para estudiar enfermería. Conoció el club de la Ciudadela y se enamoró. Hoy, a sus 74, sigue vistiendo la ropa de San Martín y presenciando cada entrenamiento y cada partido.
Hablar con ellos es un tanto difícil. Contaron muchas veces su historia; y después de tanto tiempo la memoria ya no está tan clara como para recordar detalles. A pesar de eso, cuando se logra convencerlos, dejan sus actividades y se disponen a hablar de la mejor manera. Y a medida de que hablan, personas de distintos sectores del club se les acercan, los abrazan y los halagan. Y en ese momento es fácil darse cuenta: “esta es la esencia”.
¿De dónde viene el amor al club? ¿Quién contagia esa pasión? ¿Cómo se volvieron tan grandes? La respuesta es una: por los hinchas. Pedrito y Fuentecito son grandes ejemplos de seguidores que se entregaron a la institución y que dejaron sus vidas de lado para acompañarla en cada paso. Personas como ellos están en algunas áreas del club, y hacen un esfuerzo invisible que se agradece con el tiempo.
El apoyo de hincha, el corazón pintado de los colores de su club, las ganas de trabajar y el deseo de ver triunfar esa camiseta formaron, con el correr de más de 100 años, el alma de ambos clubes: la explicación a esa sensación que se percibe al entrar a cada estadio, a esa piel de gallina que surge con cada cántico, a esas reacciones extrañas del cuerpo en cada partido -en ocasiones. un tanto desmedidas-.
Y al final, entendemos que gracias a esas personas el fútbol es lo que es, y cada club es lo que es. Esa sensación, esa alma, esa pasión que te lleva a formar parte de largas caravanas que se dirigen al aeropuerto o a escaparte del hospital y entrar al estadio con suero. Es algo que trasciende al cuerpo técnico vigente, a los jugadores de turno o a la dirigencia. Es algo que desde adentro se contagia.