"Limpiaba los inodoros del Siprosa y ahora hago ordenanzas en el Concejo"

"Limpiaba los inodoros del Siprosa y ahora hago ordenanzas en el Concejo"

“En el fondo, todo es cuestión de tener oportunidades”, asegura el edil por el peronismo José Luis Coronel.

Limpiaba los inodoros del Siprosa y ahora hago ordenanzas en el Concejo

José Luis Coronel (PJ) se hizo de abajo y dice que está orgulloso por haber llegado a concejal de San Miguel de Tucumán con su historia de vida. De albañil a electricista, de personal de maestranza en el Siprosa a hacer carrera administrativa, con un paso sindical, hasta una banca en el Concejo. “De barrer la vereda a las 5 de la mañana y limpiar inodoros a hacer ordenanzas para los vecinos”, cuenta en una pausa en su despacho, mientras analiza los pedidos de diferentes sectores de taxistas que solicitan medidas de emergencia.

José Luis, el anteúltimo de seis hermanos, vivía con su mamá y su papá en el barrio 11 de Marzo, al sur de la capital. Dejó la secundaria para trabajar con su papá. Aprendió albañilería y electricidad. Volvió del Servicio Militar, que entonces todavía era obligatorio, en 1991. Le tocó en Infantería de Marina, en Tierra del Fuego. Su mamá se jubiló como empleada del Siprosa, era jefa de Arancelamiento (hoy Recupero de Costos). Rindió concurso e ingresó a Mayordomía.

“Entré a limpiar a la casa central del Siprosa, en Rivadavia y Mendoza. Entraba a las 5 para que a las 5.15 limpie la vereda y después servía mate cocido con tortillas para los empleados que entraban a las 7. Después a limpiar: escoba, pisos, inodoros. Como entraba temprano salía a las 11. Seguía trabajando con changas por la siesta, así que pedía permiso para quedarme en las oficinas y de paso preguntaba qué se hacía en cada lugar”, recuerda sin pausa. Fue instruyéndose en Auditorías, Jurídicos, Personal y en cómo se encaminaba un expediente. Luego, terminó la secundaria. “Salí de la escoba en el 2000 -y siempre barrí con orgullo-, cuando se crea Comunicaciones Telefónicas: dos personas para atender el teléfono. El Siprosa tenía sólo dos líneas. Estuve muchos años, fue creciendo el área, que luego se transformó en el Departamento de Comunicaciones. Empecé a participar en el gremio, ahora estoy en la Comisión Directiva”, sigue el relato.

De los años de limpieza queda un recuerdo vívido: “cada vez que piso el parquet me acuerdo cómo lo rasqueteaba”. La operatoria implicaba trabajar de madrugada: “nos poníamos viruta de acero en los pies para raspar bien la cera vieja y limpiábamos con un trapo apenas húmedo. Después traíamos los tarros de cera Suiza, la desparramábamos con amor, traíamos ventiladores y se secaba. Había que pasar un trapo de nuevo y después a la pulidora: esas que tenían ruido de turbina. En los rincones, a pasar paño a mano. Entrábamos a las 20, así a las 7 llegue el funcionario y quede tan brilloso que te puedas peinar en el piso”.

Los últimos años en el Siprosa, prestó servicio en Departamento Operativo Móvil. “Antes sólo se reparaban vehículos y ahora es un lugar enorme para que el Ministerio de Salud se autoabastezca: se hacen colchones higiénicos, se fabrican férulas, sillas de ruedas, muletas, muebles, pelucas para pacientes oncológicos”, contó. “Ya no vivo en el 11 de Marzo pero paso por ahí cada 10 horas, para visitar a mi mamá y mis hijos. Siempre fuimos de trabajo, de juntar botellas y huesos para vender a los corralones. Ahí era más duro porque no había planes sociales, AUH ni ayudas del Estado. Había que salir a trabajar. Ahora con 49 años, de concejal, estoy orgulloso porque llegué por los valores de mis padres y por quienes me votaron. En el fondo, todo es cuestión de tener oportunidades”, finaliza.

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