Aguilares, una ciudad que se desangra por el narcomenudeo

OPERATIVO. Los federales en la puerta de la casa de “Gugu” Uñates.  OPERATIVO. Los federales en la puerta de la casa de “Gugu” Uñates.

Droga, muerte, fútbol, nexos políticos y tiros. A los vecinos de Aguilares los une el espanto. Desde 2016 los tucumanos se escandalizaban con los enfrentamientos que protagonizaban Los Coriofos contra Los Pibes de la Villa. Esa lucha interna generó al menos cinco homicidios, heridos y hasta la profanación de una tumba. Eran dos grupos que peretenecían a los barrios Independencia y Villa Nueva. Ahora, las organizaciones que chocaron forman parte de un mismo sector de la ciudad.

La interna entre ambas facciones, que también disputaron el control de las tribunas de Deportivo Aguilares, comenzó a enfriarse cuando “Castells”, supuesto líder de Los Coriofo, fue detenido por la División Antidrogas Tucumán de la Policía Federal en agosto de 2016 por dirigir un “quiosco” de venta de drogas en el barrio Independencia. En sus primeros días de encierro anunció su intención de acogerse al sistema de testigo arrepentido para contar cómo era el tráfico en Aguilares. Habría tomado esta decisión al darse cuenta de que los dirigentes políticos que lo sostenían le soltaron la mano.

A todos los secretos que tenía para contar se los llevó a la tumba porque falleció en medio del proceso que se había iniciado en su contra. “Castells” se quitó la vida cuando comenzaba a gozar de salidas transitarias.

La contra

Walter Uñates, padre del menor asesinado, cuya esposa habría sido candidata a concejal (en un acople del legislador Roberto Palina), como supuesto líder de Los Pibes de la Villa se quedó con el dominio de la ciudad. Pero por sus continuas apariciones en las crónicas policiales, tuvo que delegar funciones en su hermano Miguel “Gugu” Uñates (detenido el 3 de septiembre pasado en una causa por drogas) y en su hijo Leo, que también estuvo involucrado en el mortal enfrentamiento del miércoles por la noche. Este último es pareja de una integrante de la Policía Federal que quedó en la mira de sus superiores.

El debilitamiento de los Úñates fortaleció al grupo conocido como “La Banda del Bichi”, que sería liderada por Pablo “Bichi” Vaquel, que tendría antecedentes por causas vinculadas a delitos contra la propiedad y además habría sido investigado por tráfico y comercialización de drogas.

Ambos grupos tienen su origen el barrio Villa Nueva y desde hace varios meses que mantienen la disputa por el dominio territorial. Años atrás formaban parte del mismo grupo y residen en la misma cuadra.

Advertencia

En mayo de 2016, el concejal Gustavo “Chapulín” Fernández había advertido esta situación. “Mientras no se asuma lo que hay detrás de estas bandas, no habrá paz en Aguilares”, había advertido al denunciar de la presencia de colombianos y rosarinos en la ciudad. Las autoridades y sus pares no sólo no lo escucharon, sino que le quitaron gravedad al asunto. “Hay que dejar en claro que no estamos ante un campo de batalla del narcotráfico. Aguilares es una ciudad en la que existen los mismos riesgos que en cualquier otra. No hay nada que nos supere”, apuntó Nicolás Cheín.

En diciembre de 2017, el colombiano Eliezer Gallego Orozco fue condenado a cadena perpetua por el femicidio de Paola Marquesa Gordillo. Pero en el juicio surgieron indicios de un posible vínculo narco. El camarista Raúl Pellegri, que presidió el tribunal, le envió a la Justicia Federal varias copias de los dichos durante el debate para que se inicie la investigación.

En febrero de 2018, un tal “Macri”, integrante de un clan que luchaba contra Los Monos en Rosario, fue detenido en Aguilares por tenencia de armas. Estuvo varios días encerrado, pero finalmente fue liberado porque había sido detenido por un delito excarcelable.

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