Análisis: de los choques con la Nación a la ilusión de la sintonía

Análisis: de los choques con la Nación a la ilusión de la sintonía

La política de seguridad va a cambiar pero no es seguro que Tucumán, que ha tenido una suba sustancial en el índice de homicidios (135) en 2018, vaya a lograr una mejora porque su modelo ha sido indiferente a las políticas nacionales: la inseguridad tucumana creció en el kirchnerismo y se acentuó con el macrismo que, aunque perdidoso, se enorgulleció de haber reducido los índices criminales en el país. Al menos, la visita de asesoras del Frente de Todos hace días abre expectativas de una voluntad de trabajo distinta. Habrá menos retos nacionales (como los que soltaba la ministra nacional Patricia Bullrich), y más colaboración. Pero habrá que ver qué pasará con la ley de narcomenudeo, porque la Provincia sigue la política de Cambiemos y el Frente de Todos tiene otras ideas.

Otro problema que generó choques Nación-Provincia fue el transporte, hoy en un equilibrio precarísimo y puede estallar otra vez cuando se termine el acuerdo sobre subsidios a fin de año.

Acaso hay menos rispideces como las vividas con el macrismo hace 15 días por la planta de tratamiento de líquidos cloacales de las Talitas, pero Tucumán necesitará mucha más ayuda de la Nación porque los desbordes cloacales inundan la provincia.

No obstante, Manzur pasa de ser el gobernador de una provincia de signo político distinto de la Nación, con él personalmente enemistado con Macri, a ser un mandatario próximo a Alberto Fernández. Puede esperar desde puestos espectables de poder nacional para los suyos a ser un gobernador mimado por la Nación. Eso se va a ver en breve, lo mismo que van a saber qué pasa con ellas las municipalidades tucumanas del macrismo, que ahora van a quedar en medio del sándwich peronista.

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