Animarse a viajar sin hijos y sin remordimientos

Animarse a viajar sin hijos y sin remordimientos

Planear una escapada “child free” genera culpas y miedos. Sin embargo, quienes lo hacen aseguran que es muy positivo.

EN PUNTA CANA. Janet Pujol viajó con sus amigas República Dominicana, donde el mar es increíble, y se tomaron esta foto. EN PUNTA CANA. Janet Pujol viajó con sus amigas República Dominicana, donde el mar es increíble, y se tomaron esta foto.

Luciana Sosa (36 años) siempre había fantaseado con la idea de irse de viaje sola. Pero sentía que nunca era el momento. La culpa de hacer algo sin incluir a sus hijos, y encima por placer, la hacía sentir la madre más egoísta del mundo. Hasta que  se animó. Sacó pasajes a Perú y se fue tras su sueño de conocer las  ruinas de Machu Picchu. Dejó todo organizado y partió en agosto. Aunque jura haber extrañado mucho a sus niños, siente que esa fue una gran experiencia.

A Janet Pujol (40) le ocurrió algo similar. El año pasado, su grupo de amigas de la secundaria organizó un viaje a Estados Unidos. Cuando partieron y se separó de su hijo Baltazar (10), sintió que tenía un hueco en el estómago y otro en el alma. “Con el paso de las horas entendí que necesitaba ese espacio para mí, para estar bien y disfrutar. Comprendí que yo soy su mamá, que lo tengo que cuidar y preparar para la vida. Pero que también tengo derecho a divertirme. Y que si no lo hago ahora, no se si podré más adelante, si tendré la misma energía en 20 años por ejemplo”, explica.

Acaba de regresar de su segundo viaje con amigas. Esta vez se fue a Punta Cana, en República Dominicana. “Me recibió con un abrazo enorme y me dijo: ‘mamá, me alegro que la hayas pasado tan lindo’. Eso es porque me ve feliz. Volví renovada. Antes de irme estaba histérica”, confiesa.

Disfruta mucho de veranear con su niño. Pero también remarca cuáles son las ventajas de irse sin él: “es un tiempo para una, para disfrutar y relajarse como cuando tenías 18 años y lo único que querías era divertirte, sin preocupaciones”.

Desde hace tres años, Ignacio Bolsi (41) decidió tomarse una semana al año para él, sin hijos ni esposa. Primero se fue a Córdoba. Al año siguiente a Buenos Aires y en noviembre pasado a Mendoza. “Descanso yo de todo... Y descansa mi familia de mí”, cuenta entre risas.

Ignacio no vive las vacaciones en familia como un tiempo de relax. “Al contrario, te la pasás atendiendo a amigos y familiares más que descansando. Por eso, después me gusta tomarme unos días para mí. Me desconecto de todo, descanso, camino, leo, visito lugares. Es la semana que realmente renuevo energías. A veces todos necesitamos alejarnos un poco para ver en perspectiva, para extrañar un poquito, pensar y proyectar”, resume.

Tendencia

Planear una escapada “child free” (libre de hijos) genera dudas, miedos y remordimientos. Sin embargo, quienes lo hacen aseguran que es muy positivo. Y cada vez son más los padres que deciden hacer un viaje sin los chicos, ya sea  con amigos o en pareja, según cuenta Juan Carlos Pacheco, representante en nuestra provincia de Almundo.com. Generalmente es un segundo viaje que se planifica para octubre o noviembre y los destinos más elegidos están en Sudamérica. Por ejemplo: Perú, Colombia y Brasil.

Que la madre o el padre se tome unos días de descanso lejos de los hijos hace un tiempo atrás no entraba en la mente de nadie. Sin embargo, hoy los papás tienen sus intereses distribuidos y tratan de no volcar absolutamente todo a la paternidad.

De igual forma, cuesta tomar la decisión ¿Por qué sentimos que estamos haciendo algo mal? ¿es normal sentir culpa?, ¿es posible organizarse bien para que los hijos no nos extrañen tanto?

La psicóloga Patricia Albarracín explica: “la culpa siempre está lista para sentarse al lado de uno en cualquier situación, vive con nosotros. Por eso, si uno sabe que estará ahí, mejor conocerla. Es un acto liberador y valiente irnos con una valija y una mochila, y dejar a los hijos para que crezcan un poco sin uno”.

La profesional sostiene que viajar es una de las experiencias más saludables. “En esta época, ademas, es una experiencia liberadora y de encuentro con uno mismo. Una amiga me dijo que se requiere de cierta valentía para tomar la decisión de hacer un viaje sin hijos, sin marido y sin ser jubilada. O sea, hay que estar muy plantada para escuchar opiniones y preguntas como, por ejemplo: ¿qué dice tu marido? o ¿los chicos ya son grandes?”, graficó.

La organización

Para organizarse bien, según Albarracín, a los hijos hay que transmitirles confianza, y dejarlos en lugares seguros. “Lo mejor es no alterarles la rutina para que sientan menos la ausencia. Recomiendo viajar en épocas de clases y dejar todo muy bien organizado. A la larga, a ellos les hace bien porque ganan autonomía y responsabilidad”, concluye.

“No hay que darles demasiadas explicaciones”

“A los hijos hay que transmitirles la alegría de que te vas de viaje solo”, sostiene María Laborda (40 años). Ella y su esposo acostumbran a hacer una escapada sin hijos cada año. El mes que viene, por ejemplo, se van a Perú.

“Ellos deben entender que mamá y papá tienen su espacio”, resalta.

“Obviamente sentís miedo que les pueda pasar algo. Hay que asegurarse de dejar todo bien armado, al cuidado de la niñera y los familiares”, explica.

La psicóloga y sexóloga Mileva Pavicich reconoce que la culpa es algo lógico ante estas circunstancias. “Porque estamos pegados a los mandatos, a poner toda nuestra energía en la responsabilidad de ser padres. Soltar a los hijos y animarse a vivir algo propio y personal puede hacernos sentir que es una posición egoísta. Sin embargo, a estas oportunidades hay que verlas como un derecho a la vida saludable y no como un permiso”, explica.

¿Cómo les explicamos a los hijos que nos vamos solos? Estos son los consejos que da la profesional: “no hay que darles demasiadas explicaciones. Cuanto más tranquilos estén los padres y no lo vivan con culpa, los hijos lo percibirán así. Sí hay que darles la tranquilidad y seguridad de que se van a quedar bien cuidados y contenidos, y en lo posible armarles planes interesantes en esos días porque eso suma”.
“Seguramente se van a extrañar. Y eso es muy positivo porque habla del vínculo, del lazo afectivo”, evalúa. Sugiere que se usen las redes sociales para contactarse a la distancia y que las llamadas sean a demanda.

Para las parejas, los viajes sin hijos son un paréntesis fundamental, sostiene la sexóloga. “Son espacios para reencontrarse, volver a mirarse y compartir las cosas que hacen bien. Redescubrir cuáles son las cosas que los unieron. Además, pueden vivir momentos con más libertad, sin horarios ni presiones. A la larga, los hijos se dan cuenta que todos en la familia salen ganando si mamá y papá están bien. Por lo tanto, hacer viajes o escapadas es lo opuesto a la idea de una mala crianza, porque los chicos lo capitalizan”.

Consejos: qué hacer con los chicos

- Contar el viaje como una buena noticia, con alegría

- Dejarlos con una persona especial (un abuelo por ejemplo) y con una de respaldo (tía y niñera)

- Ensayo: si nunca los dejaste solos antes del viaje dejalos un fin de semana o una noche con la persona que quedarán a cargo.

- Mejor que se queden en la casa y que no se altere demasiado su rutina.

- Dejá todo organizado y procurá que tengan programas especiales, salidas divertidas... que también ellos sientan esas “vacaciones de sus padres”

- Hablar con regularidad a la casa y no decirles que la estás pasando mal porque los extrañás.

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