Abrió en Santa Fe el Argentino de Artes Escénicas

Abrió en Santa Fe el Argentino de Artes Escénicas

“Imprenteros” y la performance “Claustrofonía” abrieron el miércoles el festival.

“IMPRENTEROS”. Lorena Vega es su creadora, directora y protagonista. “IMPRENTEROS”. Lorena Vega es su creadora, directora y protagonista. FOTO CÉSAR CAPASSO

La excelente Lorena Vega, que supo deslumbrar al público con “Yo, Encarnación Ezcurra”, ahora vuelve a mostrar su talento, desdoblándose en distintas responsabilidades en un trabajo intenso, como todo lo que surge desde lo más profundo de cada persona.

La actriz es también autora y directora (además de protagonista) de “Imprenteros”. A partir de la construcción de relatos sobre las historias íntimas más cercanas de su relación familiar y se termina hablando de todos los vínculos en un tiempo y experiencia determinada. La obra abrió, en la noche del miércoles, el Argentino de Artes Escénicas que se celebra en Santa Fe, organizado por la Universidad Nacional del Litoral en su centenario.

Precisamente, la obra fue parte del ciclo “Proyecto Familia”, curado por Maruja Bustamante en el Centro Cultural Rojas de la UBA. Vega cuenta lo que vivió en la imprenta creada por su padre y arrebatada por sus medio hermanos (fruto de un segundo matrimonio) desde el dolor de una doble pérdida, la física y la emocional, que abarca la compleja relación y la desaparición del progenitor y de su legado, que era mucho más que una herencia económica. Logra recrear un clima y un ambiente donde las ideas se plasman en una propuesta escénica brillante basada en pocos y magníficamente usados elementos, con la potencia de ser revisores del pasado, motivadores de cambios y constructores de futuros.

La puesta presenta un contexto especial dado por la presencia de sus hermanos reales, de padre y madre. Sergio (entrevistado por Lorena en vivo, que rompe constantemente la cuarta pared del escenario al hablar en forma directa con el público) y Federico Vega (filmado en video, aunque se sumó físicamente en el saldo final). El elenco se integra con Julieta Brito, Juan Pablo Garaventa, Lucas Crespi, Vanesa Maja y Mariano Sayavedra. El diálogo entre hermanos evidencia diferencias de deseos y de necesidades entre ellos, tanto como su origen común. Y el hallazgo de fotos y videos domésticos redondea un clima de intimidad develada que moviliza.

La energía que pasa del escenario a la platea se completa con la emoción de poder verse reflejado en un mundo donde lo que lograban crear nuestros ancestros tropieza con la realidad de familias en crisis, proyección simbólica de un país que no sabe qué hacer con algunos legados, y del tránsito de lo artesanal a lo industrial. La escena final coreográfica de todos replicando el movimiento obrero de los empleados gráficos al operar redondea una obra de gran belleza conceptual y estética.

Danza contemporánea

El festival tendrá lugar hasta el sábado, con obras, talleres, encuentros y mesas debate.

“Claustrofonía”, que completó la jornada inaugural, es una propuesta de danza contemporánea dirigida por Laura Peña Núñez (creadora, junto a Francisco Casares y a Mauro Koliva, que interpretan en vivo la música) acerca un género que está en constante evolución, en la que el mayor aporte es la partitura experimental.

En la obra el público es impulsado a ser parte central del desafío artístico, al verse literalmente enredado mientras avanza la historia, en un entrelazado de hilos físicos que se cierra sobre todos los presentes.

Carolina Mathias, Josefina Imfeld, Juan Manuel Iglesias, Lucas Coria y Federico Pérez Geraldi ponen sus cuerpos en un guión performántico en el que no queda claro el sentido completo de la idea. Por momentos se lee un planteo sobre la violencia de género; por otro, relatos corporales simultáneos que pasan de un guía a otro; más allá, una repetición mecanicista del movimiento despojado de carga dramática. El espacio y la música terminan construyendo más sentido que lo que expresan los bailarines, atrapados (como el público) en un entorno cada vez más comprimido.

Los tres falsos cierres hasta el final y las proyecciones que no terminan aportando demasiado confirman que esta propuesta performántica vive en la búsqueda en sí misma antes que en un proyecto concluido, y ratifica que movimiento no implica obligatoriamente acción ni gestualidad, sino emoción.

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