Por Jorge Figueroa
17 Septiembre 2019
ARTE TEXTIL. En el Centro Cultural Virla la apuesta por esta tendencia se ha reforzado, con distintas exposiciones realizadas durante este año.
Un tono bajo parece imponerse en la producción de las artes visuales desde hace un par de años en Tucumán. Tono que se eleva cuando la obra interviene en el espacio público y adquiere un carácter político, marcado, además, por los reclamos específicos.
Casi todo el año pasado distintos colectivos con sus grafitis, stencils y afiches en las paredes, y lienzos y telas, taparon museos con sus demandas: las de las mujeres en particular, pero también sociales, más generales. Desde el aborto hasta la paridad de género, y planteos contra los femicidios y la impunidad estuvieron en agenda. Algunos colectivos pudieron hasta copar la “institución arte”, aunque otros fueron cooptados por la demagogia institucional.
En los últimos meses parece que se ha perdido esa energía. No es que falten exposiciones relevantes. Pero, mientras los artistas más jóvenes se recluyen en espacios en los que parecen que solo podrían verse entre ellos, las muestras de Nicola Costantino y los trabajos de Cecilia Ivanchevich y las experimentaciones de Sebastián Tedesco y Bruno Mesz no pueden soslayarse entre la cita, la investigación y el cruce de lenguajes artísticos, en el marco de la Bienal Sur que se extendió por varios meses.
El arte textil se posiciona como una tendencia; así se viene señalando desde esta columna. Desde el Centro Cultural Virla está clara la apuesta en esta línea. Pero es una marca nacional, en la que se proponen distintos entramados. Recuérdense las piezas de Jessica Morillo, Alejandra Mizrahi y Cecilia Villafuerte. Y más vinculada al diseño de indumentaria, Lorena Sosa.
Tal vez sea porque el arte textil lleva el feminismo en su ADN, mucho antes que los movimientos y reivindicaciones actuales; o porque es una producción que linkea el arte con el diseño.
Salones a la espera
De todos modos, restan las dos muestras más importantes del año: el Salón de Arte de Tucumán y el Salón del Museo de la UNT. Sobre este último, Agustín Toscano (miembro del jurado) adelantó a esta columna que los proyectos son muy serios y con fuertes discursos políticos (de 105 presentados se seleccionaron cinco). “Mi instalación tiene un planteo ecológico”, dijo Sandro Pereira (el único tucumano elegido).
Habrá que esperar a la primera semana de octubre cuando se inaugure este salón para dar cuenta de su estado de situación. Así como aguardar el de la Provincia que, igualmente, contará con la presencia de artistas nacionales.
Performances
Hace un par de meses, Belén Romero Gunset dirigió una clínica y exposición de una maratón de performances, planteando un formato que en otros espacios del país tuvo resultados.
Hablar de performances en esta provincia es frecuente, hay muchas historias al respecto que disparan a lo conceptual, a lo celebratorio, a lo festivo y a lo crítico. “Noté como poca experiencia, escasa práctica, y no había mucha elaboración en la mayoría de las presentaciones”, hizo un balance la artista que reside en Buenos Aires.
El dato es llamativo: Tucumán ha sido desde fines de los 70 una provincia en la que las acciones se multiplicaban (incluso, acompañaban a las exposiciones; pero además, grupos de teatro y de música, como Manojo de Calles y Euzkadi, incorporaron la performance en sus obras). Pero igual despierta la atención esa idea de “escasa elaboración”.
Pareciera que los más jóvenes quisieran mantenerse en la escena under, aunque su producción sea distinta a la del pasado.
Por el contrario, donde se evidencia mayor desarrollo, y visibilidad es en la producción de audiovisuales. Quizá allí estén puestas las expectativas.
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