Los temas de “Abbey Road” desmenuzados con pasión

Los temas de “Abbey Road” desmenuzados con pasión

Cada canción guarda una clave emocional que influyó en la música posterior. Siete artistas tucumanos asumieron la tarea de reescucharlos, analizarlos y contar qué sensaciones les producen. Una mirada profunda a los clásicos.

14 Septiembre 2019

"Come together"

Pablo Pácifico

Cantante

No por casualidad se convirtió en uno de los temas “distintos” de todos los tiempos. Su “yeite” de bajo marcando la línea del espíritu de la canción, unas violas entrando con una sutil pero powerfull distorsión y la voz rasposa como gritando una consigna le dan magia, temple y sonoridad de eterno himno. Cuando en muchos recitales lo escucho, en la previa del artista, calentando a la gente, observo la mordida de labio y el bajo invisible en los pibes, y marco con el pie el beat que anuncia que la noche se está comenzando a prender fuego. “Come together”, “Vamos todos juntos”, es una arenga, un himno perfectamente concebido. Magia pura.

"Octopu's garden"

Patricio García

Compositor

Ringo Starr, como compositor, fue un extraordinario baterista. Él firmó tan solo tres canciones de The Beatles. La primera es “What goes on”, del disco “Rubber Soul” y crédito compartido con John Lennon y Paul McCartney, a la que contribuyó con tan solo una frase para la letra y en la que lo acreditaron más que nada por solidaridad, para tirarle un centro de apercibimientos por derechos de autor. La segunda es “Don’t pass me by” del “Álbum Blanco”, su primera composición en verdad, en la que trabajó durante, al menos, cinco años. Y finalmente la que nos ocupa: “Octopus’s garden”. Musicalmente es básica y pueril, y el mayor mérito que tiene son las virtuosas partes de guitarra de George Harrison. Pero la letra es buena, significativa, una poderosa protesta disfrazada de tontería. En tiempos muy malos, en que los Beatles estaban deprimidos y agobiados por sus malas relaciones y densos conflictos jurídicos y empresariales, Ringo escribe que “quisiera estar bajo el mar, en un jardín de pulpos, a la sombra, donde nunca pueda ser encontrado”.

"Maxuell's silver hammer"

Peter Würschmidt

Guitarrista

Tiene una música alegre y “frutada” de tipo pop, como dijo George Harrison, y una letra sobre un asesino maníaco, Maxwell Edison, que mata con un martillo de plata a su novia, a su profesora y hasta al juez que lo juzga por esos crímenes. Para mí hay mucho de comedia dramática, y no de sadismo, como dicen algunos críticos. Me gusta mucho pero no es la mejor de las canciones del grupo: le precede una tan bella de Harrison como “Something” y le sigue otra tremenda como “Oh! Darling”, de Paul McCartney, contrastando de manera sensible con “Maxwell’s silver hammer”.

Sin embargo, tiene innovaciones en lo instrumental porque aparecen el sintetizador Moog, el órgano Hammond y un yunque de herrero como instrumento de percusión. ¡Innovadores los chicos! Las guitarras están muy bien logradas por Harrison y los arreglos, tanto vocales como instrumentales, sin ser de la talla de otros temas, están bien hechos, desarrollándose a medida que corre la canción.

McCartney quería que se convirtiera en un single, pero no sucedió así. De todos modos, es un tema de los Beatles.

"I want you (She's so heavy)

Rodrigo Carabajal

Guitarrista

La escuché por primera vez en una edición nacional de época en vinilo. Yo era niño y ya entonces fue el tema que más me sorprendió y atrapó por su gran fuerza. Apoyado en una estructura de groove hipnótico y una letra sencilla, está basado en un riff de guitarra blusero y en la melodía vocal de John Lennon. Cuenta con una base rítmica de líneas de bajo maravillosas de Paul McCartney, donde destacan unos arreglos increíbles en el corte que utilizan para separar cada estrofa. Desemboca en un arpegio repetitivo de guitarra de George Harrison que le pone el condimento psicodélico al estribillo para sacarlo del formato tradicional de blues rock, y se complementa con una armonización de voces con gritos desgarradores que sólo los cuatro fabulosos de Liverpool podían crear.

Llena de magia y frescura y con un espíritu de zapada de jam session, “Te quiero (ella es tan cargosa)” es una joyita un poco oculta no sólo de este disco, sino también de toda la gran discografía y carrera de The Beatles. Fue opacada en su repercusión por otros grandes clásicos de mayor popularidad, pero esta canción tranquilamente podría haber formado parte por su onda de un disco tan especial como fue el doble “Álbum Blanco”.

"Oh! darling"

Santiago Caminos

Cantante

Pasó hace muchos años. “Abbey Road” fue el primer disco que me compré y “Oh! darling” el primer blues que escuché. Es un género que yo no había abordado antes, que no conocía, porque en mi casa no se escuchaba y no tenía gran difusión en las radios de la Argentina.

Lo curioso de “Oh! Darling” era que estábamos ante un hit muy pegadizo, bailable, pero a la vez muy difícil de cantar. A pesar de que es un blues pop, el tono de Paul McCartney era tan alto que nosotros no lo podíamos cantar. Entonces ese debe haber sido en el primer tema que bailé de los Beatles y también la primera canción que me impulsó a querer ser cantante.

Creo que la vida no es exactamente lo que ha pasado, sino el recuerdo de lo que ha pasado. Y de lo que me acuerdo es que la primera sensación que tuve al escuchar “Oh! Darling” fue la de estar ante algo que emocionaba todavía más que “Come together” y era aún más profundo que “Something”. Es una canción de un pedido, de un “no te vayas”. Era desgarradora, pero ¡cuántas veces la bailé en los asaltos de fines de los 60 y principios de los 70!

"Something"

Patricia Salazar

Cantante

Es quizás la canción más bella de George Harrison y la segunda más versionada de The Beatles, después de “Yesterday”. La melodía de las estrofas, intensamente romántica y pregnante, navega en la dulce y pequeña voz de Harrison, mientras el protagonista cuenta cuán atrapado está por la forma en que se mueve y sonríe su amada. Aunque no quiere dejarla, la duda y la incertidumbre estallan en el poderoso puente del tema, donde el enamorado confiesa no saber si su amor por ella alguna vez crecerá.

Inmediatamente después sobreviene el poderoso, bellísimo, solo de guitarra de Harrison, uno de los solos más conmovedores y perfectos en la historia del rock. ¿Pero quién fue realmente la destinataria de la canción? Durante mucho tiempo se creyó que Harrison se inspiró en su primera esposa, Patty Boyd. Sin embargo, en una entrevista de 1996, George reveló: “bueno, no es sobre Patty realmente; es más, cuando la escribí estaba pensando en Ray Charles”. Sorpresas que la historia beatle nos da.

El 23 de marzo de este año pude ver a Paul McCartney en Buenos Aires. En un momento dado, tomó un ukelele y comenzó con los acordes de “Something”. “Esta canción es de mi querido amigo George”, dijo McCartney, y se la dedicó con voz trémula. Bajo las estrellas del cielo porteño, todos sentados sobre el césped un poco húmedo, el dulce y tranquilo fantasma de Harrison sobrevolaba nuestras cabezas escuchando los acordes de su canción más hermosa, mientras nuestras voces la tarareaban en un emocionado unísono.

"Here come the sun" y el medley del lado B

Gabriel Fulgado

Productor

Cierto día le preguntaron a Luis Alberto Spinetta sobre la separación de Almendra y él respondió con una parábola: “al comienzo éramos como niños, inventábamos los juegos más extraños y éramos felices. Ahora hemos crecido, tenemos una enorme pelota de soledad en el medio y no sabemos qué hacer con ella”.

Cada vez que escucho “Abbey Road” no puedo eludir esta asociación. Ese álbum y su inclasificable lado B fueron una pelota de soledad que John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr -y George Martin- hicieron rodar como pudieron para regalarnos juegos bellos envueltos en una musicalidad casi perfecta.

En “Here comes the sun” y ese medley de casi 16 minutos de creatividad, The Beatles llegó -o regresó- al caos de su creatividad, encontró el final del grupo y alumbró su legado artístico. En los vestigios de canciones rescatados y convertidos en sinfonía está el anhelado regreso al rock después de tanta experimentación.

Cada vez que froto esta lámpara mágica reaparecen las estrellas del patio más querido de mi adolescencia. El lado B de “Abbey Road” es el testimonio de que alguna vez fuimos generosos con los sueños y vivimos un tiempo donde el corazón comandaba la mente. Mañanas en que la poesía y la esperanza desayunaban con nosotros.

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