Cambio climático: qué podemos hacer para reducir su impacto en Tucumán

Cambio climático: qué podemos hacer para reducir su impacto en Tucumán

La fundación ProYungas advierte sobre la necesidad de planificar la urbanización y el escurrimiento de las aguas pluviales en El Corte y sus alrededores. “Se trata de un territorio altamente sensible. Pero las pautas sobre manejo hídrico son limitadas”, dice Alejandro Brown, director de esa institución, que esta semana celebra sus 20 años.

Cambio climático: qué podemos hacer para reducir su impacto en Tucumán

Ni sensaciones ni hipótesis ni predicciones. En el mundo no se habla únicamente de lo que podría ocurrir si no se mitiga el cambio climático. Se habla de lo que ya está ocurriendo. Julio fue el mes más cálido jamás registrado desde 1880, que es cuando arrancan las mediciones. Así lo ha confirmado el Servicio de Cambio Climático de la agencia europea Copernicus, entre otros estudios. Durante estos tres meses, se han sucedido olas de calor en Europa, que han acelerado el deshielo de los glaciares. O se ha visto arder la Amazonia. “El calentamiento está generando situaciones ambientales nuevas, en determinados lugares. En la Argentina repercutirá sobre el sistema productivo: los períodos húmedos serán más húmedos y los secos, más secos”, advierte el ecólogo Alejandro Brown, director de la fundación ProYungas y experto en biodiversidad y desarrollo sustentable.

Esta semana, esa institución celebra sus 20 años de actividades dedicadas a la conservación y al desarrollo sustentable en la ecorregión de las yungas de Salta, Jujuy y Tucumán; en los bosques de Formosa y de Chaco; en la selva de Misiones; en los humedales de Corrientes y en los sectores puneños y altoandinos del noroeste. Entre sus proyectos, figuran monitoreos ambientales y soportes de áreas protegidas, gestiones comunitarias o tareas para incidir en políticas públicas y privadas. “Tenemos que imaginar cómo vamos a adaptarnos al calentamiento. Las lluvias le provocarán más golpes a la infraestructura tucumana”, prosigue Brown. En consecuencia, el impacto no es ni será solo ambiental, sino también económico y social. Esta situación se está dando en todo el mundo y pone en riesgo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por Naciones Unidas.

- ¿Cuáles son los efectos del cambio climático en Tucumán?

- Han comenzado a ocurrir tres cosas: la torrencialidad de los ríos se ha incrementado, debido a que llueve más; los períodos secos se han vuelto más largos y las olas de calor se han hecho más frecuentes. Estos son los tres efectos directos del calentamiento global en Tucumán. Y todo ello se agravará. Afortunadamente, la tradición agroindustrial de esta provincia ha favorecido, hasta ahora, la preservación de las cuencas. Pero se debe incluir los terrenos bajos en ese manejo de cuencas. En el pedemonte, por ejemplo, la matriz productiva no ha preservado los bosques de ribera. Hoy, los cultivos llegan hasta los bordes de los ríos. Eso constituye una amenaza.

- ¿Qué hace falta para que Tucumán se desarrolle mejor?

- Creo que se debe trabajar en un ordenamiento territorial. La actualización de la Ley Provincial de Bosques ha sido un primer paso. Pero todavía queda por hacer, especialmente en el pedemonte. Planificar el desarrollo de la infraestructura -como barrios, caminos y puentes- y el restablecimiento de ciertas funciones ecológicas -como el funcionamiento de la dinámica hídrica- se imponen como prioridades.

- ¿Cómo debe ser esa infraestructura?

- En primer lugar, hay que prever infraestructura sobre los picos de intensidad; no sobre las marcas medias. El calentamiento hará que llueva con más intensidad. ¿Eso significa que los puentes seguirán cayéndose?... En el caso de la ciudad de Yerba Buena, en particular, se trata de un territorio altamente sensible y urbanizado. Sin embargo, las pautas de manejo hídrico son limitadas, por no decir ausentes. Yo vivo allí: cada vecino resuelve, a su buen saber y entender, cómo sacarse el agua de lluvia y pasársela al que sigue. Hoy, el pedemonte se encuentra liberado a las decisiones individuales. Se requiere, en cambio, una mirada conjunta del Estado.

- ¿Qué opina de la instalación de barrios privados o, simplemente, de más viviendas en El Corte?

- Claramente, el pedemonte es una zona crítica. Con esto no digo que no se urbanice. Pero sin políticas hídricas, las cosas se complicarán. Gobernantes y ciudadanos deben saber que las lluvias pueden producir movimientos de grandes masas de tierra e inundaciones. Se requiere un mapa de riesgo.

- ¿Cree que los objetivos de desarrollo sostenible son tenidos en cuenta por los gobernantes?

- Diría que no. Se los conoce... se los considera... pero no se los tiene en cuenta. A veces, las empresas globales del sector industrial suelen tomar algún objetivo y hacer cierto esfuerzo para que su desempeño responda a esa meta seleccionada. Pero los ODS son mucho más que eso: son la mirada en el cielo. El sector político debería resolver cómo bajar esos mandamientos internacionales a nuestro territorio.

- La ONU alerta que el calentamiento es una amenaza para los ODS y que no se está haciendo lo suficiente

- Para cumplir fehacientemente con los ODS, tenemos que funcionar mejor como sociedad. No se trata de una declamación etérea sino real: ninguna acción será útil y sostenible sin involucramiento. Cada uno, desde su lugar, tiene una responsabilidad. Las empresas se vinculan con muchos ODS; los gobiernos, con todos. Y a la ciudadanía le incumbe hacer un uso responsable de los recursos.

- ¿Qué hace falta para salvar el planeta?

- Nos hace falta diálogo entre los distintos sectores. A los argentinos nos cuesta vincularnos entre quienes pensamos diferente.

> El mapa de los bosques que deben protegerse

La Ley Nacional de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (26.331) fue impulsada en 2007, debido a que esos sitios se utilizaban como si se tratara de un recurso ilimitado. Desde este nuevo contexto legal, cada provincia (que es dueña constitucional de los recursos naturales de su territorio) debió realizar un mapa para determinar qué bosques deben protegerse, qué bosques pueden ser manejados sustentablemente y qué bosques podrían sacrificarse en pos del desarrollo agro-ganadero. La normativa indica que ese mapa tiene que ser actualizado cada cinco años.
En Tucumán, la actualización de la ley provincial 8.304 se encuentra vencida. Por ello, la subdirección de Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos de la provincia inició, en agosto de 2018, un proceso de consulta ciudadana y participativa. La actualización de la ley de bosques -a la que hace referencia Brown- podría ser enviada a la Legislatura en unos meses. El proceso se demoró (había sido anunciado para marzo pasado). 

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios