Qatar 2019
PORVENIR OSCURO. Ante un eventual fracaso de Scaloni en Brasil, la designación del sucesor, ¿recaerá otra vez en Tapia? REUTERS PORVENIR OSCURO. Ante un eventual fracaso de Scaloni en Brasil, la designación del sucesor, ¿recaerá otra vez en Tapia? REUTERS

“Tranquilos, muchachos, que cuando hablé con Qatar por el Mundial 2022, por las dudas ahí mismo aproveché para hablar también del partido del domingo”. Es la voz desde el más allá de Julio Grondona. La broma me la cuenta un viejo dirigente, preocupado porque la selección, otra vez a la deriva, llega hoy a una definición impensada. Está obligada a evitar lo que podría ser un doble golpe de nocaut: 1) posible eliminación en primera rueda de la Copa América y 2) contra Qatar.

Sí, Qatar. Grondona, claro, es corresponsable. Pero Don Julio fue pragmático y acertó mucho cuando eligió técnicos. Heredó a César Menotti campeón mundial y lo cambió por Carlos Bilardo, otra vez campeón mundial. Pocos discutieron luego la doble designación de Alfio Basile. O las de Daniel Passarella, Marcelo Bielsa y José Pekerman. Diego Maradona y Sergio Batista marcaron otra tendencia; no así Alejandro Sabella. Hasta la designación de Gerardo Martino podría atribuirse a una decisión de Grondona, aunque ya había fallecido cuando asumió el “Tata”. Pero renunciado Martino, con Grondona muerto, y sin títulos, todo fue para atrás.

La corresponsabilidad incluye también al hoy olvidado Comité Regularizador que impuso la FIFA, en acuerdo con el Gobierno de Mauricio Macri, un presidente siempre interesado en el fútbol, acaso más de lo aconsejable para un Jefe de Estado. Ese Comité fue responsable de que Martino se hartara y se fuera. Y también es responsable de aquel insólito casting que, como bien recordó el colega Federico Yáñez, evaluó designar hasta a Ricardo Caruso Lombardi, y terminó poniendo al “Patón” (Edgardo) Bauza, que duró nada.

Hubo aprobación, hay que decirlo, cuando (Claudio) Tapia, ya presidente, fue por Jorge Sampaoli. Era un DT nuevo y distinto, con antecedentes que avalaban la ilusión de una refundación. Pero Rusia 2018 terminó en caos. Difícil, si no imposible, que pudiera seguir después de todo lo que pasó. ¿Y Lionel Scaloni? ¿Cómo se llegó a Scaloni? ¿Acaso designó a Scaloni la misma persona que imaginó a Pep Guardiola como DT de Argentina? Ni aun pensando en una transición, el nombre de Scaloni tenía boletos a favor. Parece difícil imaginarse hoy que Scaloni sea confirmado cuando finalice su contrato. Pero si la Copa de Brasil cierra en línea con la mediocridad que se vio en los dos primeros partidos, Scaloni, con todo respeto, pasará a ser casi una anécdota. La responsabilidad recae en quien, pese a su cero currículum, consideró a Scaloni apto para dirigir a la selección que tiene al mejor jugador del mundo. Y esa persona es “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA.

¿Participará Menotti, director de selecciones nacionales, de la elección del eventual reemplazante de Scaloni? (pregunta al margen: ¿no es desprolijo que, más allá de que no viajó a Brasil por un problema de salud, Menotti siga escribiendo o hablando sobre la Selección por los medios como si no formara parte ahora él también del problema?). La AFA, hay que reconocerlo, inició un proceso interesante con los juveniles. El tema es la Selección mayor, donde siempre gana la urgencia. ¿Recaerá otra vez en el dedo de Tapia la designación del eventual nuevo DT, cuando sabemos que Diego Simeone y Mauricio Pochettino siguen privilegiando Europa y que a Marcelo Gallardo no lo seduce la AFA actual? ¿A quién elegir?

Una lección

Como sea, ojalá que el capítulo Scaloni sirva de lección para todos. Y ojalá que la eventual decepción no se profundice y agrande el vínculo cada vez más difícil de Lionel Messi con el equipo. Es increíble, Messi es campeón de todo con Barcelona. Pero el problema, dicen ahora algunos, es que con la Selección Messi no corre para defender y el equipo queda “desequilibrado”. Los jugadores tienen su responsabilidad, ¿pero en serio alguien podrá creer que el problema de la Selección es que Messi no corre?

Qatar volvió a ser noticia futbolera en estos días porque la justicia francesa detuvo y luego liberó sin cargos a Michel Platini, sospechado de haber votado la sede del Mundial 2022 bajo presión política del entonces presidente francés Nicolás Sarkozy.

Aquella doble votación de la FIFA de diciembre de 2010 (también designó a Rusia 2018) quedó siempre bajo un manto de dudas. Marcó el final de Joseph Blatter como presidente y de Platini, que soñaba la sucesión. Estados Unidos, que perdió 14-8 la votación final, enfureció ante la insólita sede de Qatar, pleno desierto y bajo 50° C de calor. Dirigentes presos. Otros procesados. Otros echados de por vida. Y un escándalo que no termina. Grondona, acusado él también de cobrar una coima para darle su voto a Qatar, se salvó porque murió justo antes de que todo explotara.

Conocí en 2017 en un Congreso en Holanda a uno de los interlocutores qataríes de Grondona. “Yo hablo español y por eso establecimos una poderosa conexión personal”, me contó Hassan al Thawadi, simpático y de jeans, formado en Inglaterra. No le pregunté por el partido del domingo. Claro, nadie lo imaginaba entonces. Y menos en Copa América. Y rodeados de tanto miedo.

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