En la biciescuela perdieron el miedo a pedalear en la ciudad

En la biciescuela perdieron el miedo a pedalear en la ciudad

La agrupación Meta Bici organizó un taller para que adultos aprendan a andar en bicicleta. Qué postura tienen sobre las ciclovías.

PRIMERA PEDALEADA. Rafael Carretero tiene 31 años y decidió que -de ahora en más- usará la bicicleta como único medio de transporte. la gaceta / fotos de analia jaramillo PRIMERA PEDALEADA. Rafael Carretero tiene 31 años y decidió que -de ahora en más- usará la bicicleta como único medio de transporte. la gaceta / fotos de analia jaramillo

Desde los siete años sólo se subió a la bicicleta fija. Un día regresaba de la escuela; iba distraído: con la mirada buscaba a su abuelo, que padecía alzheimer; bajó el cordón sin prestar atención al entorno... y el ómnibus no logró frenar a tiempo.

Desde entonces la calle le generó temor; y mucho más la bicicleta, a la que consideraba un vehículo desprotegido. Por este motivo, Rafael Carretero se perdió bicicleteadas con amigos o la posibilidad de viajar de su hogar a la facultad, en la que estudió cine, de manera libre y ágil. Pero este bartender, que hoy tiene 31 años, afrontó ese miedo: gracias a una “biciescuela” que organizó Meta Bici Tucumán, el sábado salió a la calle en dos ruedas. Ahora tiene como objetivo que, de aquí en más, la bicicleta sea su medio de transporte.

Entre los aprendices, estuvo María Inés Pensotti, de 65 años. Junto con un niño de 11 años y Carretero, representaban tres generaciones con un mismo miedo o cuenta pendiente. “Había intentado dos veces aprender a andar en bicicleta, pero tenía que ser ahora. Me animó mi hija más chica, que está con Meta bici. He vuelto re contenta”, contó.

Gabriel Gómez (“era mi arcángel, porque me cuidaba”, lo definió María Inés) fue el instructor que con un método español le enseñó a María Inés a sacarse el temor de andar en la ciudad. En sus primeras pedaleadas el sábado pasado, se encontró con un tránsito caótico, con conductores muy irrespetuosos, aunque a eso ya lo conocía desde antes. “Faltan bicisendas para que todo sea más fácil”, reclamó la ahora jubilada.

PRACTICANDO. El grupo de los más experimentados, en la calle. PRACTICANDO. El grupo de los más experimentados, en la calle.

San Miguel de Tucumán tiene muchísimo potencial para transformarse en la capital argentina del ciclismo urbano. Eso es lo que opinó Joaquín Vuoto, referente de Meta Bici Tucumán, que es una agrupación de ciudadanos que fomenta el uso de la bicicleta como medio de movilidad sustentable, saludable y socialmente transformador. Luego reflexionó que quizás a los lectores eso les podrá parecer un chiste, sobre todo si no tienen el hábito de andar en bici por la ciudad. Pero San Miguel de Tucumán, a su entender, lo tiene todo: superficie plana; una gran concentración de población; actividades culturales, educativas, económicas y de todo tipo, en un espacio muy pequeño y con un clima generalmente benigno.

“La gente se va dando cuenta de a poco que la bici es una alternativa muy provechosa. Claro que hay riesgos, y eso es lo que hay que atacar. Hay mucha agresividad en el tránsito e inseguridad criminal, que es el reclamo que más escuchamos: en zonas de la periferia tienen miedo de sufrir asaltos”, reflexionó Vuoto. En el aspecto vial, destacó que hay bastante impericia de parte de muchos usuarios del sistema vial, desde peatones hasta conductores de vehículos automotores, que manejan sin pensar en el valor de su vida y la de los demás.

Por otra parte, resaltó que hace cuatro años que se reúnen con autoridades de distintas municipalidades del área Metropolitana y que en general, en esas reuniones, tratan de ponerles paños fríos a las promesas electorales referidas a las ciclovías. “Tratamos de demostrar cuáles son las consecuencias reales de la segregación del tránsito ciclista. Si bien tienen muy buena prensa, las ciclovías no son siempre la mejor solución para los ciclistas. Muchas veces, terminan por limitar drásticamente, y para nuestra desventaja, el derecho a la libertad de tránsito. Las ciclovías nos obligan a realizar maniobras extremadamente peligrosas, como adelantarnos a otro vehículo por el lado derecho, que es el principal punto ciego que tienen los rodados más grandes. Cuando nos reunimos con autoridades de municipios, nos esforzamos por mostrarles que hay muchísimas herramientas para fomentar el ciclismo urbano que son mejores alternativas: menos conflictivas para todos, menos restrictivas para los ciclistas, y con un resultado formativo para ciclistas y automovilistas”, añadió.

Hace diez años era una rareza encontrarse con otro ciclista en el semáforo. Hoy ya se ven muchos más y por lo menos desde el sábado se sumaron tres nuevos conductores que ya no le tienen miedo a la ciudad.

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