¡Qué locura es esta!

Poner una ambulancia en la puerta de la Casa de Gobierno es hoy un negocio. La reflexión fue realizada por un dirigente sindical, apenas abandonó ayer el despacho del gobernador Juan Manzur. El horno no estaba para bollos. En las galerías del primer piso del Palacio de Gobierno todo era queja. La fuga de dos oficialistas hacia las filas del alperovichismo hizo ruido. El legislador Guillermo Gassenbauer y el concejal Armando “Cacho” Cortalezzi pegaron el portazo. Curiosamente, el primero reconoció que su malestar es más con el mandatario que con el presidente de la Legislatura, Osvaldo Jaldo.

El armado de las listas oficiales fue el detonante. ¿Manzur sabía de esto? Claro que sí; había demasiadas promesas para pocos espacios disponibles. Manzur sintió el efecto del miedo a no ser. De aquellos que quieren continuar en el poder y también los propios, de alguien que confía ciegamente en el oráculo de las encuestas. El desfile de dirigentes fue incesante. El más llamativo fue Carlos “Alito” Assán. El secretario de Saneamiento y Mantenimiento de Espacios Públicos estaba molesto. Del verde, su tono pasó al colorado. Del mismo modo que otros dirigentes que pedían contención y conducción al gobernador y ahora presidente del PJ local. Manzur se aferra a la pata sindical. Ayer se rodeó de referentes bajo la excusa de la firma de las paritarias con un incremento del 25% más tres cláusulas de revisión, según demande la inflación.

Los comentarios iban creciendo en la medida que se veían ingresar más referentes del oficialismo y sus aliados. Uno de ellos fue Juan Antonio Ruiz Olivares que esperó hablar con Manzur. Otro de los asistentes fue el ex senador Sergio Mansilla, de pasado alperovichista, aunque el aguilarense terminó almorzando con el ministro de Gobierno, Regino Amado, su socio en el armado de las listas de la Sección Oeste.

El nerviosismo en el oficialismo le llevó, incluso, a perder la iniciativa. El intendente capitalino Germán Alfaro se la quitó al anunciar la suspensión temporal del cobro de la tasa municipal en la factura de la luz. Con esa medida intenta llevarle un poco de tranquilidad a 45.000 vecinos “vulnerables” de esta ciudad. El gobernador, a su vez, esperaba llegar más cerca de las elecciones para anunciar la tarifa social a cerca de 100.000 usuarios también vulnerables desde el punto de vista de sus ingresos. Cocodrilo que se duerme es cartera, dirían en la popular.

¿Qué hace Manzur? Calla y se aferra a la idea de que está 10 puntos arriba en las encuestas que encargó respecto de su ex socio: José Alperovich. “No pasa nada”, minimiza el mandatario, que espera que el aparato contribuya a alcanzar la reelección el domingo 9 de junio. En su entorno dicen que el efecto político de las dos bajas será cero. “Toda la estructura acompaña con firmeza”, agregan.

¿Y Alperovich? Sonríe. Espera a más conversos, pero le dice no a varios. Sus colaboradores muestran sondeos que sostienen que está 13 puntos arriba de Manzur. El senador nacional, mientras tanto, ya despunta al posible candidato a intendente capitalino por su frente electoral: todas las miradas apuntan al actual concejal Juan Luis Pérez. “Que sigan diciendo que no tengo a nadie a la vuelta”, comenta Alperovich. “El sábado, voy a festejar mi cumpleaños en soledad”, ironiza frente a las declaraciones de justicialistas que apuntan a la falta de la estructura tradicional que lo llevó, en 2003 y sucesivamente, a la gobernación.

La pelea es entre peronistas. Cambiemos sigue siendo un espectador de lujo frente a la batalla electoral que se ha profundizado en los últimos días. Silvia Elías de Pérez, la candidata a gobernadora por el macrismo, ha dicho que no bajará al barro a pelearle a la vieja política. Tal vez pueda ser una estrategia arriesgada, más aún cuando su espacio no ha logrado apoyarse, decididamente, en el interior provincial para hacer campaña. Incluso, en Capital, las gigantografías de algunos postulantes le dan mayor protagonismo al apellido Alfaro que a la postulante para la gobernación. Esto causó ciertas suspicacias en el macrismo. Además, hay radicales que también quedaron afuera del armado de las listas oficiales y amenazan con pegar un portazo. El síndrome del PJ es contagioso. A dos meses de las elecciones, las ambulancias seguirán concentrándose en los distintos frentes electorales. Como dice un candidato en una publicidad, ¡qué locura es esta!

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