10 Marzo 2019
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A Mónica, al igual que a todas las integrantes de Mama Cultiva, les dolió que la reglamentación de la ley de cannabis, que se conoció esta semana, haya dejado afuera el autocultivo. En la mayoría de los casos los que preparan el aceite casero para sus hijos lo hacen porque no tienen dinero para importarlo o porque no confían en lo que se vende clandestinamente.
La nueva reglamentación de la ley 27.350 estableció que no se podrá realizar ninguna actividad de producción, difusión, manejo, acondicionamiento e importación de Cannabis sin la previa autorización del Instituto Nacional de Semillas (INASE), organismo descentralizado en la órbita de la Secretaría de Agroindustria.
En el artículo 6 se deja en claro que solo autorizan el cultivo de cannabis con fines médicos, científicos y de la investigación. “La reglamentación está orientada a la producción industrial”, explicó Valeria Salech, presidenta de Mamá Cultiva, una ONG que impulsa el uso de esa sustancia para tratar enfermedades. “Es mucho más urgente implementar el permiso para que cultiven las familias”, dijo.
Desde Mamá Cultiva en Tucumán también reclaman, entre otras cosas, que se amplíe el uso del cannabis más allá de la epilepsia refractaria. Además, piden que el Estado avance en la producción del aceite. Por el momento sólo se puede importar aceite de marihuana y como se trata de un trámite engorroso, la mayoría termina comprando el aceite en el mercado negro con los riesgos que esto implica (en aceites que se venden en el país se encontraron sustancias peligrosas). O se lanzan al autocultivo con el riesgo de terminar presos.
De acuerdo con la ley, el Estado nacional tiene a su cargo la producción de cannabis para el uso exclusivamente medicinal, terapéutico y de investigación. El mes pasado se anunció que en Jujuy un emprendimiento privado llevará adelante estas tareas. En nuestra provincia, Yerba Buena fue el primer municipio en apoyar la producción e investigación de marihuana medicinal.
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