Otra pasión que les llena el alma

Otra pasión que les llena el alma

Figuras en el tenis, Daniel Orsanic, el DT de la gesta de la Davis 2016, y Diego Schwatzman, la segunda mejor raqueta argentina, son fans de River y de Boca, respectivamente, y así viven la superfinal. Pasen y lean.

10 Noviembre 2018

ALEJANDRO KLAPPENBACH

ESPECIAL PARA LA GACETA

La superfinal de la Copa Libertadores parece no tener límite. De día y de noche, aquí o allá; grandes o chicos. El Boca-River, el River-Boca que definirá el humor del futuro inmediato de una gran parte de los argentinos, es una fuerza de pasión y adrenalina que desborda cualquier envase. No hay dique capaz de contener tanta expectativa alrededor de un hecho futbolero. Así, nada que sorprenda, el ámbito de los demás deportes se ve inundado del “azul y oro de mi corazón” y de “esa franja roja que me cruza el alma”.

El hábitat tenístico no es la excepción. Sobran los ejemplos de jugadores, actuales y del pasado, que manifiestan su devoción por la pelota. Juan Martín del Potro, Leonardo Mayer, Federico Delbonis son hinchas de Boca. Guillermo Coria, Gabriela Sabatini y Nalbandian, por caso, declaran su condición “riverplatense” cada vez que pueden. Los nombres son muchos más. Y en cualquier listado que se arme, hay dos que no pueden faltar: Diego Schwartzman y Daniel Orsanic. El primero es el número 17 del ranking mundial y está disfrutando de sus vacaciones, tras el mejor año de su carrera. El segundo, es el eterno capitán de la histórica gesta de la Copa Davis 2016. Ambos respiran deporte y, créanme, no dejan de conectarse con su pasión superclásica en ningún momento.

- ¿Saben por qué son de River y de Boca?

- Orsanic: no puedo decir que haya una razón específica. En casa, mi “viejo” es de Racing y mi mamá es de River, aunque ninguno es demasiado seguidor. Imagino que algún compañero de colegio puede haber influido, no lo tengo claro. Sí me acuerdo ser de River desde que tengo uso de razón y de haber ido a ver un River 3-Racing 0 cuando era bien chiquito y todavía estaba en jardín de infantes.

- Schwartzman: en mi caso, por papá y mis hermanos; son todos de Boca, enfermos como yo. Sin dudas, ellos me hicieron de Boca. No había opción. Era de Boca o me echaban de casa. Mi hermana también es muy hincha. La única que no, y justamente es “gallina”, es mi “vieja”. Es más, la siguiente generación, mi primer sobrino, ¡sigue el mandato familiar!

- ¿Qué les gusta de sus equipos para la serie?

- (Sch) Los jugadores que tenemos. Existe un gran consenso respecto de que es el mejor plantel del club en mucho tiempo. Hay jerarquía, hay recambio, sobran distintas características técnicas. En el apartado del debe, creo que Boca todavía no consigue tener la seguridad de un equipo de memoria, bien titular y con gran funcionamiento, pero parece algo lógico cuando en el banco quedan los jugadores que quedan.

- (Ors) A mí River me da tranquilidad, me encanta la imagen de grupo compacto que entrega, lo que intenta en términos de idea futbolística y la personalidad del grupo en general. Es un equipo confiable que sabe cómo llevar momentos adversos. Además, quisiera destacar el rol de Gallardo.

- Sin conocer detalles de sus métodos de trabajo, se ve desde afuera que Gallardo consiguió darle mística al equipo, que es un técnico responsable y competitivo que, independientemente del resultado de esta final, ha llevado al equipo a un lugar de privilegio. Y si piensan en el rival…

- (Ors) Claro que me gusta que Boca haya perdido las últimas veces contra River. Jugar contra alguien que te ganó recientemente no es cómodo para nadie, en ningún deporte. Puede que eso lo tengan presente los jugadores al momento de jugar. Y lo que menos me gusta es que jugaron muy bien tanto la ida como la vuelta de la semifinal contra Palmeiras. Es un rendimiento muy reciente que dice mucho del momento.

- (Schw) Yo no voy a descubrir nada nuevo diciendo que este River se ganó el gran respeto de todos. Hace tiempo que trabaja muy bien, que está instalado arriba y que tiene un buen técnico. Ha encontrado una forma de juego que le sirve, que le da resultado. Como deportista, sé que eso te colma de confianza. Tengo claro que la final va a ser contra un River que está armado y funciona hace rato.

- ¿Se acuerdan de un Superclásico que hayan visto en la cancha?

- (Ors) Aunque parezca extraño, fui una vez a La Bombonera a ver un Boca-Chacarita, pero nunca vi un Superclásico en la cancha. Ni siquiera en el Monumental. No sé, nunca se dio. Estando de viaje, indistintamente como jugador o entrenador, el partido me agarró muchas veces en horario incómodo. Algunas me quedé despierto de más, otras resigné sueño y descanso y me levanté muy temprano para verlo. Pero no soy demasiado memorioso, no recuerdo uno en particular.

- (Schw) En mi caso fui muchas veces a la cancha. De verdad, muchas. Si me pedís que elija una vez, me quedo con la última de (Martín) Palermo jugador. Boca ganó 2-0, es relativamente cercano (15-5-11) y tengo muy fresco el gol que le hizo a (Juan Pablo) Carrizo, de cabeza. Y espero que la próxima vez que me preguntes pueda decirte, “la ida de la final de la Libertadores”. Por nada del mundo me pierdo este partido. En el exterior me tocó ver muchos y, al igual que todos, como dijo “Orsa”, me desperté y me dormí a cualquier hora. Eso es inevitable, cuando das vueltas por el mundo.

- Juguemos a que pueden elegir un jugador de la historia para que vuelva a ser joven y juegue la final de esta Libertadores...

- (Schw) Para mí no hay ni la más mínima duda: ¡Juan Román Riquelme!

- (Ors) No te voy a decir nada divertido: yo elegiría a quienes están ahora. Ellos se ganaron la oportunidad, ellos tienen el mérito de esta campaña, se lo merecen. Quiero que River juegue con los jugadores que tenemos.

- El fútbol tenis suele ser parte de la rutina de muchos tenistas. ¿Es el caso de ustedes?

- (Ors) Lo jugamos muy seguido. Mientras dirigimos al equipo de Davis, lo hicimos en cada serie. Casi siempre como una manera de entrar en calor, de distendernos antes del esfuerzo y la exigencia. A veces, también, lo usamos para cerrar un día, a manera de interacción entre distintos integrantes del grupo, ya sean médicos o masajistas. Argentina tiene muchos tenistas que juegan muy bien, que son muy hábiles. Puedo nombrarte a Juan Martín (Del Potro), a Guido (Pella), a Renzo (Olivo). Y en ese grupo, sin dudas, está Diego. El “Peque” juega muy bien.

- (Schw) También hemos jugado al fútbol de verdad, en cancha de 11, en La Bombonera, en San Lorenzo. Cuando “Orsa” fue capitán de la Davis, para fin de año se encargaba de organizar un partido de fútbol entre todos los que habíamos participado. Y juega muy bien, es zurdo, inteligente, tiene panorama, buen físico, está en estado. Juega, juega. ¡Lo quiero en mi equipo!

Entre las sonrisas del final no hay el menor rastro de tensión. El partido es importante y les importa tanto como a tantos. Y entonces hoy tiene un ancla de agenda alrededor de la que girará el resto del día. Los rituales y las cábalas estarán listos para las 17. ¿Y después de las 19? Es fácil intuir que las horas posteriores tienen una única certeza: el futbol será el tema principal.

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