29 Septiembre 2018
ESCENAS AISLADAS. Las actrices fueron entrenadas por Mazziotti y Aráoz. Foto Fernanda Córdoba.-
ACTÚA HOY
• A las 22 en La Sodería Casa de Teatro (Juan Posse 1.141).
En Tafí Viejo hay una comunidad de un centenar de personas llegadas de distintos países que habitan la ecoaldea Benteveo, fundada por la danesa Mary Rasmussen y que funciona bajo el principio de la autosustentabilidad.
Una tarde, la impulsora del espacio convoca a sus habitantes y les propone crear una escena de teatro y filmarla en tres días, para tratar de quedar seleccionados a un festival internacional. Los que se comprometan a esa tarea serán eximidos de las labores habituales que permiten sostener el emprendimiento. Inspirado en este hecho real surge “El guardián”, una creación colectiva que subirá a escena esta noche en La Sodería.
La propuesta artística reúne a un elenco integrado por Ivanna Cruz, Paula Herrera Locascio, Ana Abán, Magdalena Castro López, Vincent Degelcke, Camila Delgado, Nicolás Iriarte y Darío Molleker, con la dirección general de Nicolás Aráoz.
El origen de la obra se remonta a agosto de 2016, cuando el director montó un trabajo para el festival Pulsudo, en el Museo de la UNT con dos escenas en francés de “El Principito”, despegadas del tono infantil del libro original para niños del francés Antoine de Saint Exupéry. El texto surge de una vivencia personal de una de las integrantes de la comunidad.
“Es un espectáculo teatral experimental en cuanto al trabajo actoral, al texto y al sonido. A partir de la historia central real, fuimos ramificando escenas, aislándolas entre sí y apoyándonos en el pedido de Mary: hacer un video de cinco minutos de cualquier escena teatral. Hay una trama única, aunque quizás se haya perdido cierta conexión entre las escenas dentro de la obra, las que explican toda la historia”, sostiene el responsable de la puesta.
Aráoz resalta el entrenamiento en distintas disciplinas brindado al elenco por Antonella Mazziotti (con quien comparte la dirección de actores y actrices en esta puesta) como la eutonía o la danza, que se vuelca en la obra en el impulso físico y sus derivados más que en una carga dramática clásica. Otro signo desarrollado fue el sonido, ya que en la comunidad conviven personas de Dinamarca, Brasil, Chile, México, Venezuela, Francia y Argentina (Santa Fe y Tucumán). “La obra tiene una musicalidad especial, está muy trabajada desde lo sonoro y lo rítmico, y hay arreglos sonoros bastante cuidados y pensados hechos por Fernando Gallucci”, precisa.
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