Sobredosis de sexo
16 Septiembre 2018

> SEXUALMENTE HABLANDO

INÉS PÁEZ DE LA TORRE

Psicóloga

“Cada vez que veas a una mujer hermosa, recuerda que hay un hombre cansado de acostarse con ella” sentenciaba desafiante -y hablando directamente a la cámara- Jude Law, interpretando al mujeriego incurable y desapegado en la película “Alfie” (remake de la que protagonizara Michael Caine en los sesenta).

Esa afirmación –que también podría aplicarse perfectamente a los “hombres hermosos”- remite a un fenómeno muy estudiado por los conductistas: un organismo se acostumbra –se habitúa- a un estímulo, luego de cierto tiempo de ser expuesto repetidamente a él, por lo cual reduce la intensidad de su respuesta.

En buena parte por esto es que resulta todo un desafío recrear la pasión entre dos personas que llevan muchos años juntas.

Saturación visual

En esta línea de análisis, la encantadora sexóloga portorriqueña Alessandra Rampolla plantea lo que les ocurre a algunos tras una “sobredosis” de práctica, estímulo o exposición al sexo. Y es que -aunque parezca difícil de creer- puede producirse una pérdida de interés. Hábito versus asombro. Algo así como lo que les pasa a los que trabajan en una heladería… lo más probable es que, de tener la oportunidad, elijan gratificarse con otro postre.

Lo sabemos demasiado bien: cualquier cosa, por más maravillosa que sea, hecha en exceso puede causar saturación, saciedad, empalago.

“Como parte de mis estudios en Sexología –confiesa Alessandra- tuve que mirar y revisar alrededor de doscientas horas de material pornográfico en video. Al finalizar el trabajo, las escenas eróticas que alguna vez pudieron causarme gran placer ya no me hacían ni fu ni fa. Para mí fue una absoluta saturación de estímulo visual erótico y estuve como dos años sin poder mirar una película porno por placer. Por fortuna, no me duró toda la vida”.

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