El tucumano “Tompy” Díaz recordó el debut de Ginóbili

“Una de las mejores cosas que me llevo es que con todos los compañeros con los que jugué, son 254, nunca tuve una pelea”, escribió ayer Emanuel Ginóbili en una columna del diario La Nación. Pero acaso se haya quedado corto. “Manu” no sólo no peleó con sus compañeros, sino que su comportamiento dejó en ellos un grato recuerdo que perdura. El tucumano Gabriel “Tompy” Díaz da fe. Compartió con el ahora ex San Antonio Spurs el plantel de Andino de La Rioja. En ese equipo debutó Ginóbili, el 29 de setiembre de 1995, en la Liga Nacional. Ahí nació la leyenda.

“Yo estaba en el club cuando llegó, con su papá y con su mamá. Me quedó muy grabado. Llegaron en auto, desde Bahía Blanca”, contó “Tompy” a LG Deportiva. El ícono de la llamada “Generación Dorada” no era un completo ignoto para Díaz. El tucumano había compartido con Sebastián “Sepo” Ginóbili alguna convocatoria a alguna selección nacional juvenil y se habían cruzado en partidos de Liga Nacional, por lo que ubicaba a la familia. “Lo conocíamos un poco por sus hermanos. Y para nosotros, al principio, ‘Manu’ era ‘el hermano de los Ginóbili”, recordó Díaz.

¿Qué te llamó la atención de él en esos primeros tiempos?, quiso conocer LG Deportiva. “Debo admitir que fui uno de los que dijo que no podía llegar lejos, porque no le daba el físico. Por suerte él lo contó luego, en varios reportajes. Cuando llegó a La Rioja no demostraba tanto. No se le veía proyección. Físicamente daba muchas ventajas”, contestó Díaz. De hecho, añadió que en ese equipo jugaba Gabriel Riofrío (falleció durante un partido en enero de 2001, debido a una dolencia cardíaca), era muy alto, y con un gran juego. “Todos los ojos estaban sobre ‘Gaby’, que tenía la misma edad de ‘Manu’; pero este demostró lo que iba a ser, y lo hizo en cada club donde jugó: dio un gran salto y fue nombrado revelación de la Liga, por encima de ‘Gaby’”, recordó.

En lo deportivo, el afán de superación de “Manu” quedó en la memoria de Díaz. Pero también se le grabaron aspectos de la persona. “Siempre fue muy inteligente, muy informado, muy curioso. Siempre está preguntando y se acuerda de todo”, precisó. De hecho, refirió a una anécdota: “desde que nos despedimos de Andino me habré cruzado un par de veces con él. En una ocasión, me dio un abrazo como si nos viésemos seguido, y me preguntó por mi familia. Esas cosas demuestran la clase de persona que es. Ya era cuatro veces campeón de la NBA, y oro olímpico; pero mantenía su humildad”.