La Primera Confitería volvió a ser útil por un día

Hombres vestidos con trajes especiales, como los que se usan en las películas de pestes o epidemias; perros entrenados detectando víctimas entre los escombros; humo y gritos con los que se pedía auxilio... Todo parecía una escena sacada del cine en la Primera Confitería, donde la Policía Federal hizo un simulacro de derrumbe en una fábrica.


Y sí. En verdad que el lugar parece una zona de desastre. Y, salvando las enormes distancias entre un caso y el otro, resulta casi inevitable pensar en el ex cine Parravichini y su trágico derrumbe que se cobró la vida de tres víctimas. Acá, en lo que queda de la primera confitería de El Corte, no hay víctimas, pero sí esa sensación dolorosa que dejan el abandono y la destrucción.
Las víctimas que había el jueves a la mañana en ese edificio destruido eran policías que simulaban haber quedado atrapados entre escombros durante un derrumbe. Por momentos parecía una producción cinematográfica, e incluso hubo quienes dejaron el auto al costado de la ruta y se acercaron a ver qué pasaba, por qué tanto movimiento. Se trataba de un curso de búsqueda y rescate en zonas contaminadas con materiales peligrosos, químicos o biológicos.
La vieja hostería sirvió de escenario perfecto para simular un derrumbe en una fábrica, con una fuga de amoníaco. El curso fue dictado por la Policía Federal, y lo tomaron miembros locales de esa fuerza, Bomberos de la Policía y cuerpos de bomberos voluntarios. “Necesitábamos un lugar que estuviera en desuso, que tuviera una estructura para que simuláramos un evento casi real, que se puede producir en cualquier finca, en cualquier lugar”, explicó el comisario inspector Roberto Aguirre, de la Brigada de Riesgos Especiales de la Federal, sobre la elección del lugar.
Paso a paso
Desde muy temprano comenzó a armarse la escena que más tarde quedaría como un cuadro de una película de Apocalipsis zombi. La zona “caliente” (el derrumbe), un área “tibia” de descontaminación (con frío y todo, los policías se metieron bajo la ducha portátil) y una zona “fría”, donde los agentes se colocaban esos trajes que sólo se ven en las películas del día después del fin del mundo.
El primer “show” lo dieron los perros adiestrados, encargados de localizar las víctimas vivas durante la emergencia. A diferencia de los sabuesos que buscan drogas o explosivos, estos canes están preparados para buscar una persona que los haga jugar y con ese mecanismo encuentran a las víctimas que podrían estar entre los escombros de un derrumbe.
“Estos perros trabajan hasta más o menos los ocho años, o hasta que dejen de jugar. Si dejan de jugar, ya no pueden servir para detectar víctimas en una emergencia”, explicó el sargento Fleitas, de la división K9, especializada en adiestramiento de canes y guías.
Tanto los perros como los rescatistas, al salir de la zona de desastre, deben ser descontaminados con una ducha especial y luego monitoreados con un detector de contaminación. Las víctimas pasan por una carpa, con la misma finalidad.
Pero la dificultad más grande del simulacro llegó con una fuga -siempre ficticia- de amoníaco. Ahí fue cuando salieron los policías vestidos como si fuesen astronautas y se metieron entre las ruinas de la primera confitería a buscar más víctimas y controlar la fuga. El pulso comenzó a acelerarse cuando comenzaron a sonar las alarmas de la reserva de los tanques de oxígeno, sumado a los gritos pidiendo auxilio.


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Y sí. En verdad que el lugar parece una zona de desastre. Y, salvando las enormes distancias entre un caso y el otro, resulta casi inevitable pensar en el ex cine Parravichini y su trágico derrumbe que se cobró la vida de tres víctimas. Acá, en lo que queda de la primera confitería de El Corte, no hay víctimas, pero sí esa sensación dolorosa que dejan el abandono y la destrucción.
Las víctimas que había el jueves a la mañana en ese edificio destruido eran policías que simulaban haber quedado atrapados entre escombros durante un derrumbe. Por momentos parecía una producción cinematográfica, e incluso hubo quienes dejaron el auto al costado de la ruta y se acercaron a ver qué pasaba, por qué tanto movimiento. Se trataba de un curso de búsqueda y rescate en zonas contaminadas con materiales peligrosos, químicos o biológicos.
La vieja hostería sirvió de escenario perfecto para simular un derrumbe en una fábrica, con una fuga de amoníaco. El curso fue dictado por la Policía Federal, y lo tomaron miembros locales de esa fuerza, Bomberos de la Policía y cuerpos de bomberos voluntarios. “Necesitábamos un lugar que estuviera en desuso, que tuviera una estructura para que simuláramos un evento casi real, que se puede producir en cualquier finca, en cualquier lugar”, explicó el comisario inspector Roberto Aguirre, de la Brigada de Riesgos Especiales de la Federal, sobre la elección del lugar.

Paso a paso

Desde muy temprano comenzó a armarse la escena que más tarde quedaría como un cuadro de una película de Apocalipsis zombi. La zona “caliente” (el derrumbe), un área “tibia” de descontaminación (con frío y todo, los policías se metieron bajo la ducha portátil) y una zona “fría”, donde los agentes se colocaban esos trajes que sólo se ven en las películas del día después del fin del mundo.
El primer “show” lo dieron los perros adiestrados, encargados de localizar las víctimas vivas durante la emergencia. A diferencia de los sabuesos que buscan drogas o explosivos, estos canes están preparados para buscar una persona que los haga jugar y con ese mecanismo encuentran a las víctimas que podrían estar entre los escombros de un derrumbe.

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RESCATE. Una vez localizadas la víctimas, proceden a rescatarlas.


“Estos perros trabajan hasta más o menos los ocho años, o hasta que dejen de jugar. Si dejan de jugar, ya no pueden servir para detectar víctimas en una emergencia”, explicó el sargento Fleitas, de la división K9, especializada en adiestramiento de canes y guías.
Tanto los perros como los rescatistas, al salir de la zona de desastre, deben ser descontaminados con una ducha especial y luego monitoreados con un detector de contaminación. Las víctimas pasan por una carpa, con la misma finalidad.

DE PELÍCULA. Los policías y bomberos con los trajes dieron una imagen cinematográfica.

Pero la dificultad más grande del simulacro llegó con una fuga -siempre ficticia- de amoníaco. Ahí fue cuando salieron los policías vestidos como si fuesen astronautas y se metieron entre las ruinas de la primera confitería a buscar más víctimas y controlar la fuga. El pulso comenzó a acelerarse cuando comenzaron a sonar las alarmas de la reserva de los tanques de oxígeno, sumado a los gritos pidiendo auxilio.

"Hay que demolerla y hacerla de nuevo"

“Hay que demolerla”. Así, sin vueltas. Esa es la opinión del presidente del Ente Tucumán Turismo, Sebastián Giobellina, sobre la Primera Confitería del cerro San Javier si es que se pretende explotar comercialmente a la zona. Es que, en los años que lleva abandonada, varios interesados en reflotarla la merodearon, pero los detuvo el requisito de tener que restaurarla, que es lo que se propone desde la Dirección de Patrimonio de la Provincia, ya que es un bien patrimonial protegido por la ley.

“Es un punto turístico de alto interés, pero teniendo en cuenta el deterioro que sufrió el edificio es difícil hacer una remodelación. En el estado de deterioro en el que está, al menos en mi parecer, no tiene mucho sentido que siga dentro de la ley de Patrimonio. Es un anhelo que lo saquen del listdo, que se pueda demoler y reconstruir un lugar con las mismas características”, destacó el funcionario durante una entrevista con “Las 12 en 30”, el noticiero del mediodía de LA GACETA. La Confitería está encasillada en la Ley 7535, que busca su preservación, y para sacarla el proyecto debería pasar por la Legislatura.

Lluvia de ideas 

Guarida en las yungas.- En la primera confitería haría una película como “Apocalypse now”, con un hombre intentando escapar en medio de las yungas. La construcción sería una guarida o un lugar donde se encuentre un capturado. Sazy Salim, productora de cine.

Terror / Suspenso.- Haría algo de terror/ slasher con algún asesino de la zona. También podría ser una de un grupo de jóvenes que van a recorrerla, y empiezan a pasar cosas extrañas. Martín Falci, director de cine.

De época.- Se trataría de cuando estaba andando la confitería y la gente iba a tomar el té, debe haber sido hermoso. Boby Toscano, director de cine.

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