La empanada es el plato más pedido a domicilio en la Argentina

La empanada es el plato más pedido a domicilio en la Argentina

Estadísticas del sitio de delivery Pedidos Ya revelan que el plato tradicional es más requerido que la pizza, por ejemplo.

FOTO TOMADA DE COMUNICACIONTUCUMAN.GOB.AR FOTO TOMADA DE COMUNICACIONTUCUMAN.GOB.AR
03 Mayo 2018

Uno de los máximos exponentes de la gastronomía tucumana es sin dudas la empanada, tanto que en nuestra provincia se celebra cada año una fiesta nacional que pone en evidencia la importancia que se otorga en esta tierra a este plato tradicional. 

Las empanadas están presentes en las postales de la Revolución de Mayo, así como en la Declaración de la Independencia, como uno de los snacks más populares de la época. 

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En términos prácticos son muy fáciles de comer, tienen poco costo de preparación y una vez elaboradas suelen durar varios días. La versatilidad del relleno lleva a que en la actualidad existan decenas de variantes, y en el caso de Argentina existe casi una por provincia. 

De acuerdo con las estadísticas de la firma de delivery PedidosYa, que entrega comidas a domicilio, la empanada es el más requerido en la Argentina, a diferencia de otros países latinoamericanos como Chile, donde el sushi es lo más pedido. En Perú, Uruguay, Ecuador y Brasil, la pizza es el plato más solicitado, mientras que en Panamá y Paraguay las hamburguesas están en el tope del podio. 

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Quizás sean las raíces españolas de la Argentina más la disponibilidad de la carne vacuna lo que llevó a que prolifere este producto. Las empanadas llegaron con los españoles durante el Virreinato del Río de la Plata, aunque este plato tiene su origen en la antigua Mesopotamia. 

Historia de la empanada 

Los árabes la llamaban esfiha y fatay, el último nombre todavía prospera en la actualidad como una de las tantas variantes que existen del producto. Es que este producto es casi tan antiguo como el pan y fue uno de los tantos avances gastronómicos de los primeros pobladores de la Mesopotamia del Éufrates. 

Con las invasiones de los moros a España, en el siglo VIII, muchos de estos productos encontraron su camino hacia la Península Ibérica. Una vez los árabes fueron expulsados, la gastronomía ya era parte de la cultura española y por consecuencia llegaron a nuestro país con la colonización. 

En la Argentina

Si las fronteras provinciales argentinas se delimitaran según un criterio gastronómico, en los mapas políticos en lugar de puntos los límites serían marcados por repulgues. Porque la empanada y su preparación es para cada provincia una cuestión de crucial, con diferencias sustanciales en su cocción y su relleno. 

Tucumán: las empanadas tucumanas son las más similares a las que se consumían durante la gesta revolucionaria: tienen carne picada, comino, pimienta blanca, mucho ají y cebolla, mientras en algunas regiones de la provincia le suman aceitunas y huevo duro. Se las suele freír en grasa de pella, un tipo más refinado que se obtiene de los costados de los órganos de la vaca. El truco de la empanada tucumana está en que la carne usada tiene que ser naturalmente jugosa, echando mano a cortes como el cuadril. 

Salta: son parte de la identidad turística y muchos de los establecimientos gastronómicos de esa provincia ofrecen este plato típico. Es una variante particular que incluye carne cortada a cuchillo, papa hervida en cubitos, cebolla de verdeo y huevo duro. 

Mendoza: la empanada mendocina es pequeña, sale directo del horno de barro y lleva como nota característica una aceituna con carozo. El relleno tiene un sabor fuerte de comino y no son especialmente chorreadoras. Quienes las preparan bien hacen el relleno un día antes con carne picada, abundante cebolla y poco morrón; en la puerta del horno las pintan con huevo batido para que queden pintonas. 

Córdoba: la empanada cordobesa tiene la picardía y la dulzura variopinta de su tierra. A diferencia del resto, la carne va cortada en cubitos y el relleno, además de cebolla y huevos, que es el abc de la empanada argenta, lleva zanahoria y pasas de uva. También hay una variante que lleva manteca y tomate sin piel ni semillas. Salen del horno pintadas con almíbar y espolvoreadas con azúcar impalpable.

La Rioja: las empanadas riojanas tienen fama de ser traicioneramente chorreadoras. Tanto, que el protocolo más formal indica comerlas con las piernas abiertas para no mancharse el pantalón o los zapatos. Y ese costado jugoso se consigue combinando un poco de grasa de pella con cortes que no secan, como el cuadril. En todo lo demás, son parecidas a las salteñas (eso sí, con menos papa).

Santiago del Estero: aquí la carne picada a mano se cocina en agua caliente. El relleno lleva cebolla, ají, huevo, comino y pimientos, pero jamás pasa de uva. La forma final de estas empanadas es ligeramente alargada. 

San Luis: las empanadas puntanas se hacen a lo grande. En ellas, prevalece el gusto de la carne por sobre todas las demás cosas –es la que menos verdura lleva- y su sabor viene reforzado por un pequeño plus de grasa de cerdo. Los más puristas, le aplican dos pasas de uva y media aceituna por empanada.

Entre Ríos: la provincia tiene el Paraná, el Palmar y las únicas empanadas que, según consta en varios recetarios, incorporan clavo de olor, canela y ciruela al relleno estándar de cebolla, carne picada y aceitunas cortadas en láminas. Su gracia está en espolvorear con azúcar impalpable antes de entrar al horno, como para que se caramelice. Son las más agridulces del mapa. 

Sur del país: se preparan con carne de cordero en la zona patagónica, mientras que en la costa se puede consumir las marinas, que contienen frutos de mar en salsa de tomate, casi como si fuese una cazuela de mariscos apanada.

Fuentes: Fortuna - Planeta Joy 

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