River cada vez es más copero

Emelec tiene como apodo “Los Eléctricos”. A River, pese a su victoria 2-1, el jueves le faltaron luces parar definir antes, y con más claridad, un partido ante un rival de jerarquía (bastante) inferior.

La fiesta estuvo más en las tribunas que en el campo de juego. El equipo del “Muñeco” apareció en cuentagotas, no hubo aguacero de juego ni de goles. Los hinchas sí que la pasaron bien: más por lo que sucedió la noche anterior con sus “primos” de La Boca (0-2 con Palmeiras) que por lo que la “Banda Roja” ofrecía en un Monumental todavía con la resaca feliz de aquella victoria de Supercopa, después de la cual nunca más perdió.

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El de Gallardo es un River (casi) siempre copero. Resuelve partidos en los que su nivel de conjunto es apenas discreto. Antes de romper el cero ante Emelec transcurrió más de una hora de fútbol lánguido, sin dinámica, precisión ni profundidad.

Muchas veces lo salvan sus individualidades: a veces Franco Armani, otras Gonzalo Martínez, de vez en cuando Rafael Santos Borré, o Javier Pinola o Ignacio Scocco. Ellos también suelen aparecer como lluvias pasajeras, pero refrescantes.

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El jueves fue el turno de Lucas Pratto, en su prestación más efectiva desde que River rompió el “chanchito”. El ex San Pablo metió el primero y facilitó el segundo. Por primera vez, se fue ovacionado cuando hasta ahora sólo había escuchado murmullos.

Contra Emelec, había un cambio cantado. En la noche de su partido 200 con el traje “millonario” de DT, Gallardo lo hizo y en apenas seis minutos cambió la cara de todos.

A Gallardo (y a Armani) le molestó que se bajara la guardia en el descuento. Más allá de eso, su equipo deberá levantar el nivel para dar la talla en paradas más bravas, todavía por venir en los campos de “combate” sudamericanos.

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