Una red de pedofilia en el ámbito del fútbol

Una red de pedofilia en el ámbito del fútbol

Alterar y trastrocar la forma de algo. Echar a perder, depravar, dañar o pudrir algo. Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera. Pervertir a alguien. Son acepciones del verbo corromper, palabra que se ha vuelto moneda corriente en la realidad argentina. El fútbol no es ajeno a ella, desde hace ya varios lustros la violencia, la presencia y las acciones de las barras bravas, a menudo protegidas por dirigentes, vienen ensombreciendo al deporte más popular de los argentinos. Como si los escándalos fueran pocos, acaba de salir a la luz una red de pedofilia, que tiene por víctimas a chicos que se alojan en la pensión del club Independiente de Avellaneda.

La fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción N° 4 de Avellaneda ordenó el viernes allanamientos en varias canchas de fútbol. Los prófugos son un representante de futbolistas juveniles y un organizador de torneos para menores, ambos acusados de abuso sexual con acceso carnal. Permanecen detenidos un árbitro de primera división, su abogado y otro individuo, sindicado como “entregador” de los chicos. “A los acusados se les imputa que los menores libremente no podrían consentir estos actos, son chicos muy vulnerables. Estamos hablando de adultos de bastante edad que cometían estos actos a cambio dinero, o en algunos casos podría ser ropa y pasajes para ver a los padres al interior”, dijo la fiscal.

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Daniel Bertoni, ídolo de los diablos rojos, le dijo a TN que los rumores sobre abusos en las inferiores existieron siempre. “La suerte fue que un chico se quebró y habló, porque si no lo hubiese hecho continuaría la pedofilia y la prostitución”. Agregó que hay personas que “se aprovechan de los chicos de las provincias que no tienen apoyo familia y contención... el club no tiene nada que ver, ya que les da una pensión, alimento, les da todo. Independiente está exento de esto y los verdaderos culpables son aquellos que se aprovechan de estos momentos”.

La causa por los abusos a jugadores de las divisiones inferiores de Independiente que viven en la pensión del club comenzó a investigarse tras la denuncia de la propia institución, luego de que un chico de 14 años, presunta víctima, le contó los hechos al psicólogo del lugar.

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A comienzos de febrero pasado, un escándalo de magnitud salpicó la imagen del club Atlético Tucumán, cuando con cánticos y disparos al aire en el estadio Monumental, barras bravas despidieron los restos de un joven muerto por un policía tras un supuesto asalto. Los individuos ingresaron la cancha con el ataúd y durante la ceremonia de despedida hubo disparos de arma de fuego. Según directivos de la institución, las personas se metieron por una puerta sin autorización. El incidente no impulsó ninguna investigación a fondo, que haya trascendido.

Esta realidad está reflejando un preocupante panorama en el fútbol, que debería avergonzarnos e impulsarnos como sociedad a revertir con firmeza esta corrupción que nos acosa desde hace tiempo en todos los ámbitos. La clase dirigente debe dar el ejemplo de probidad y transparencia en sus acciones, pero también las fuerzas de seguridad y la Justicia, a menudo bajo sospecha de la ciudadanía cuando se producen estas inmoralidades.

El deporte que está íntimamente asociado con el entretenimiento y con la salud de quienes lo practican, en particular, de los niños y jóvenes. Si no se generan los anticuerpos para combatir la corrupción en todos los frentes, el tejido social continuará en franca descomposición.

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