Cartas de lectores
24 Marzo 2018

EL PENAL O LA CÁRCEL

Cuando un individuo llega a un penal, el sistema lo destruye, aniquila su individualidad para hacerlo parte de una masa de personas, que solamente son reconocidas como un número de legajo o un número de expediente, que son tratadas como un paquete -porque así los llaman los guardiacárceles- haciéndolos sentir que ya no son parte de la sociedad en que vivieron. Lo único que le permiten es preservar la idea de seguir siendo una persona. Los medios internacionales se interesaron en las cárceles argentinas. Especialistas del diario “El País” visitaron la semana pasada una de las peores, la de Olmos, en La Plata, que resiste desde 1939 con instalaciones obsoletas pensadas para 2.100 personas. Allí viven 2.468 presos, internos y empleados de la prisión, quienes tratan de sobrellevar la precaria situación, con talleres de oficios y una escuela para estudiar. Sectores de este viejo complejo han alcanzado tal deterioro, que recorrerlos remite a las peores películas carcelarias. Queda en evidencia el calamitoso estado del sistema carcelario argentino, la dramática realidad que viven los internos que se condensa entre cuatro paredes, de un “penal”, no son más “civilizados”. Un individuo privado de libertad en un antro, se considera dentro de “un grupo de riesgo”, riesgo de padecer tuberculosis, VIH, hepatitis, micosis, problemas gastrointestinales, cánceres, toxicomanías, traumatismos, pérdida de dentadura, defectos sensoriales, envejecimiento prematuro. También se presume el riesgo de morir colgado de una soga, o por sobredosis o de morir desangrado. El editorial de LA GACETA nos cuenta que un espacio no puede definirse como espacio de identidad ni relacional ni histórico, definirá un “no lugar”. La definición del antropólogo francés Marc Augé, en su libro “Los no lugares. Espacios del anonimato” (1993), es una síntesis acabada de los sitios destinados a alojar detenidos en Tucumán. La cárcel no evita el delito, lo multiplica.

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Julio Argentino Gómez

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#30MilSomosTodos

El 24 de marzo de 1976, yo era un niño que en un par de meses cumpliría 6 años. Nunca nadie me secuestró, ni me torturó ni me robó la identidad. Tampoco nadie de mi familia pasó por ese calvario. No por ser mejores o peores personas que aquellas que sí fueron sacadas de sus hogares o lugares de trabajo o de militancia. Simplemente, no les tocó. Mi niñez fue tranquila y feliz. A pesar de ello, no puedo ser indiferente en esta fecha, porque mis pequeños hijos tienen la posibilidad de acompañarme al cementerio de Colalao del Valle o al de Tafí Viejo y saber quiénes fueron sus bisabuelos o sus tíos; pueden conocer cuándo nacieron y murieron cada uno de sus familiares. Pueden escuchar historias de vida con principios y finales. Y tengo la obligación ética y moral de enseñarles que hubieron hombres que decidieron apropiarse de vidas humanas; de sus huesos y de sus identidades, aunque nunca pudieron adueñarse de sus ideales, de sus convicciones y su dignidad. Mis hijos deben saber que, así como ellos me ven cada día entrar a casa luego de la jornada, todavía hay padres, madres, hermanos o amigos, con la esperanza de ver tras sus puertas a aquel que fue brutalmente sacado, torturado, desaparecido y asesinado. Porque deseo que dentro de 42 años, sean mis hijos los que afirmen, que #30MilSomosTodos.

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Javier Ernesto Guardia Bosñak

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LULES INSEGURO

En nuestra ciudad de Lules se producen infinidad de hechos delictivos, algunos de suma gravedad y en forma continua. Ahora bien, ante la infinidad de reclamos de los vecinos a las autoridades policiales y municipales, para que den una respuesta a tan angustiante problema, sólo se reciben inquietudes que son más preocupantes que el mismo problema. El intendente, Carlos Gallia (acompañado por el actual ministro del Interior, Miguel Acevedo) afirmó que “desconfía” de la policía de Lules. Es de preguntarse, ¿no integran el mismo Gobierno provincial? El ministro, con su presencia y ante esa crítica, ¿no está demostrando desinteligencia entre ministerios? ¡Qué solución podemos esperar, nosotros como vecinos, entonces! Pero el hecho más grave y lamentable es que el Intendente expresó su intención de dotar a la policía municipal de armas no letales. Es así que obligará a estas personas a enfrentarse a delincuentes (que por lo general llevan armas de grueso calibre), en una situación de desventaja, que solo traerá como resultado la posible pérdida de la vida de algún trabajador municipal. No resulta lo más indicado, en este momento, buscar culpables por tanta inseguridad. Pero si sería muy oportuno pedirle al jefe municipal de Lules que cambie en su política, quizás absurda, de mantener a 3.000 personas sin trabajar, o haciéndolo esporádicamente, y fomente la creación de fuentes laborales que permitan volver a la cultura del trabajo a infinidad de jóvenes que hoy, como única tarea, sólo esperan el día de cobro en el municipio.

José Ariel Ramos

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LA GRIETA

No escribo desde el punto de vista religioso, pues mi condición de agnóstico quizás no me da autoridad para ello. Sin embargo, no puedo negar lo que sí tiene el Papa sobre sus feligreses y muchos gobiernos del mundo. En consecuencia, sería ejemplar que el Sumo Pontífice, que antes de ese rango ya era argentino, convoque a El Vaticano a todos aquellos que tengan que ver con la gobernabilidad del país y les dé “tirones de orejas” a uno por uno, para que recapaciten, se unan y acaben con esta maldita grieta que nos va llevando, irremediablemente, al abismo profundo de donde sería imposible salir. Por la Santa Sede comparecieron individualmente o en grupos selectos, personajes de toda índole. Por qué no citarlos para que viajen en forma simultánea Mauricio Macri, Cristina Kirchner, gobernadores, miembros de la Corte Suprema, sindicalistas, políticos de primera línea, empresarios, rectores de universidades, supermercadistas, representantes de productos de todos los rubros y, en fin, a quienes están obligados a hacer crecer el país. Esos “tirones de orejas”, si los reciben, pueden dar un resultado positivo. Ahora bien: si después de ello algunos prefieren quedar “desorejados” antes de aceptar toda concordancia, estaremos definitivamente perdidos. Sigamos el ejemplo de Chile, que nos ha superado largamente en lo político, económico e institucional. Dejemos de ser una “republiqueta”, aspiremos a convertir a nuestra Nación en una verdadera República. Estamos ante una enorme oportunidad, para dar fin a la situación presente. Quizás nunca más después de Francisco, habrá otro argentino que ocupe el trono papal. ¡Ah! Que el viaje a Roma, de producirse, lo hagan los pasajeros en un mismo avión, por economía.

Ramón Humberto Acosta

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REMISES EN EL AEROPUERTO

El tema de esta carta está nuevamente referido a los remises que trabajan en el Aeropuerto tucumano. Hasta hace unos días, la tarifa que cobraban por el viaje desde allí hasta el centro de la ciudad era de $ 220, una suma superior a la de un taxi que por el mismo recorrido no supera los $ 200. Pero ahora, una cooperativa, que es la que maneja todo el tráfico desde ese sitio, ha decidido aumentar la tarifa llevándola a $ 280 o $ 300, dependiendo de la cara del cliente. Al preguntar el porqué de tal aumento desmedido de un 30%, me enseñaron un cartón en donde lo único que figura es el sello de dicha cooperativa, nada de intervención de Aeropuertos 2000 o de la PSA. Al solicitar una factura por dicho importe, me la negaron diciéndome que si quería volver al centro debía aceptar esas condiciones. No dejan entrar a taxis para recoger pasajeros y esto se ha transformado en una verdadera mafia, formada por quienes se atribuyen la potestad de decidir quién transporta pasajeros y quiénes no. El llamado “Aeropuerto Internacional” no cuenta con un servicio de ómnibus o de combis para trasladar pasajeros como sucede en todas partes. En la actualidad, llegan a esta terminal entre 1.500 y 1.800 pasajeros por día, y no tienen otra alternativa que recurrir a estas “cooperativas” para llegar a sus destinos. Es hora de que las autoridades competentes tomen cartas ante este abuso.

Juan Tomás Bustos

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“The Post”

Pese a estar muy alejado de nuestro ámbito y tiempo y de referirse a situaciones y personajes tan poco familiares como Bob MacNamara o Daniel Ellsberg, el film “The Post”, del laureado director Steven Spielberg, presenta un molesto dilema que tiene tanta actualidad y relevancia en el aquí y ahora de la Argentina, como en las anacrónicas épocas de los EEUU de Dwight Eisenhower, Richard Nixon o Lyndon Johnson. Y es que, aunque los infames “Pentagon Papers” sobre Vietnam revelados por Daniel Ellsberg son el supuesto foco de esta historia verídica, son en realidad los almuerzos de los presidentes de EEUU con las celebridades y aquellos que influyen en la opinión pública los que toman el centro de atención difusa de Spielberg. La pregunta que resuena al final de la película es: ¿qué nivel de fraternidad es aceptable entre un periódico influyente y el gobierno de turno, para garantizar la continuidad democrática y la libertad de expresión? Sería recomendable que periodistas, columnistas y celebridades locales que se codean con el poder vieran “The Post”, y luego reflexionaran acerca de la neutralidad de sus propias opiniones políticas y de cómo influyen en la gente.

Leonardo Puesner

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PARQUE GARCÍA HAMILTON

Le dicen el “cuarto poder”, pero cuando escuchamos el cantito… “Sí es verdad, lo dice LA GACETA”, ya la situación cambia o la información cambia. Que así fue como les sucedió a los vecinos de Los Vázquez, luego de la inquietud por manifestarse y denunciar la existencia de una maldita laguna convertida en basural, que estaba dañando la salud de todos, especialmente de los niños. Fue tan contundente, veraz y precisa la información que tuvieron que hacerse cargo, iniciando la Intendencia de San Miguel de Tucumán un trabajo integral de extracción y rellenado con tierra del predio denunciado. Esperemos que le hayan dado el nivel necesario para el escurrimiento del agua de lluvia; de lo contrario, será peor el remedio que la enfermedad. Se prometió parquizar y construir canchas de fútbol y juegos recreativos, que mejorarán la salubridad y el bienestar de los vecinos. En nombre de los que sobrevivimos en las periferias de la Capital, ¡Gracias LA GACETA! por golpear la conciencia y hacerlos volver a la realidad a esos funcionarios que pisan la tierra y mojan sus “charolados” zapatos sólo en época electoral. Esta obra se la debemos al Diario. Los funcionarios ni se iban a enterar de que en Los Vázquez viven seres humanos que también votan. En honor a la verdad, y con el permiso de los vecinos y de algún concejal, sugiero que una vez concluido este mini complejo se lo bautice con el nombre Alberto García Hamilton, en honor al fundador de LA GACETA y, por favor, sigan siendo la voz de los que no tienen voz.

Francisco Amable Díaz

Pedro G. Sal 1.180 - Barrio 20 de Junio


San Miguel de Tucumán

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