Cartas de lectores
 la gaceta / foto de FRANCO VERA (archivo) la gaceta / foto de FRANCO VERA (archivo)
16 Febrero 2018

TRANSPORTES URBANOS

Los dados de la tradicional pulseada del costo del transporte urbano de pasajeros entre el gobierno y los empresarios volverán a caer en contra de los usuarios tucumanos, rehenes eternos de la anarquía y desaprensión de los jugadores intervinientes. Ante el planteo de las empresas de aumentar “escalonadamente” el precio del boleto, sería importante que los funcionarios municipales exijan contrapartidas de inversión igualmente escalonadas de los empresarios, es decir, fijar una métrica de incorporación de nuevas unidades por empresa, línea por línea, mes por mes, con los acondicionamientos higiénicos, frecuencias y confort indispensables para el sufrido usuario. En cada mes, previo al incremento del boleto, auditar el cumplimiento de las metas establecidas. De nada sirve poner en la mesa de negociación los 4.000 puestos de trabajo en riesgo, como excusa para torcer a las autoridades políticas. El trabajo dignifica, pero existen líneas de micros cuyos choferes trabajan en condiciones indignantes, con coches sucios y en pésimo estado. Son varias las empresas que poseen más de una línea de micro y privilegian inversiones en unas por sobre otras, aumentando la triste asimetría. El municipio de San Miguel de Tucumán sabe bien cuáles son, pero sufre de inacción permanente. Esta cruda realidad cae por su propio peso en los taxis también, donde las condiciones laborales y de seguridad son, incluso, peores para los conductores y tétricas para los pasajeros. El transporte público vive en una eterna terapia intensiva, que inyecta caos al corazón del microcentro, permitiendo que los micros dejen al pasajero frente al negocio que desea ir doblando esquinas de 90 grados y trabando las intersecciones de calles con total impunidad. Los referentes urbanos internacionales vienen a la ciudad, disertan, aconsejan y se van, pero las autoridades no logran acusar recibo de las ideas noveles. ¿A quién deberemos elegir entonces para que cambie toda esta realidad siniestra? Parece que siempre se reciclan las mismas opciones. Las constantes quejas de los usuarios no se condicen con las “estadísticas” que manejan las autoridades, que ven una realidad conveniente a ellos, nada más. Urge la necesidad de que ejerzan su rol de control efectivo y real para revertir este caos.

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Alejandro Báscolo

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INSEGURIDAD

El concejal Claudio Viña le advierte al Estado provincial que estamos ante una emergencia de seguridad debido a los hechos delictivos que vivimos, coincido plenamente con la situación y el reclamo. Ahora, yo le pregunto al edil capitalino: ¿Qué hizo el municipio para combatir los hechos de inseguridad que se vive en la ciudad Capital? Se pudo observar que el municipio vecino de Yerba Buena impulsó su propia policía municipal; Tafí Viejo hace tiempo que ya tiene este servicio, que con mucho menos presupuesto apostaron a la preparación del personal, y hoy es una respuesta de cara a sus ciudadanos que viven preocupados. El concejal citado más arriba también advierte sobre la presencia de civiles armados custodiando negocios privados. Debe saber el edil Viña que en muchos casos son los propietarios de los mismos quienes están protegiendo su patrimonio, y hasta existen casos en que hasta los mismos familiares de esos dueños se encargan de la seguridad. Mientras otros están preocupados en recaudar con impuestos e infracciones, los tucumanos nos cuidamos como podemos y entre nosotros. Existe una lentitud judicial seguida de incapacidad de los responsables de velar por la integridad del pueblo. A estos hoy sólo les preocupan las armas, pero cuando el concejal formaba parte del bussismo proponía que el Ejército saliera a las calles a imponer el orden y recuperar la seguridad. No hay tiempo para chicanas, señor Viña, porque se pierden vidas todos los días.

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Williams Fanlo

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Vida de perros

En una carta que leí cierta vez para el Día del Animal, un lector que expresaba su aprecio especial por los gatos decía, con fastidio, que “el perro se lleva todos los aplausos”, cuando de destacar la importancia de un animal se trata. Pero, ¿cómo no se va a llevar todos los aplausos, si el protagonismo que tiene a diario en relación con la gente no se detiene en ningún momento? Y voy a citar, como ejemplo, las vivencias de dos canes distintos, sobre las cuales vale la pena reflexionar. Sabido es que, en el verano, la gente que se va de paseo no puede llevar con ellos sus perros. A raíz de esto, hace unos días, por la mañana, apareció extraviado en mi barrio un perrito chiquito, de naricita ñata y abundante pelaje, recogido el pelo con un colero, como prueba de lo bien cuidado que estaba. Al verlo, unos vecinos lo atraparon e hicieron correr la voz por todo el barrio, hasta llegar a oídos de los vecinos de sus amos (que se encontraban de vacaciones) a los cuales se les había escapado. Por la tarde, vinieron a buscarlo y quienes lo tenían resguardado se lo entregaron, dándole un final feliz a la historia. Y, al día siguiente nomás, en el mismo lugar, otro perrito común, mediano, no muy bien cuidado y rengueando de una de sus patas, con señales de maltrato en los últimos días, evidentemente perdido también, comenzó a rondar las casas y todos los vecinos lo echaban cuando se acercaba a sus puertas. Así anduvo dos días vagando hasta que no se lo vio más. Parece que el hecho de no haber sido de una raza especial le jugó en contra al pobre animal y a su historia, de la que se desconoce el final.

Daniel E. Chávez

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PAMI NO RESPONDE

Hace varios días, me publicaron una carta relacionada con los cambios de prestadores de la salud que efectúa PAMI sin consultar a los afiliados. Hasta acá no obtuve respuesta alguna. Incluso realicé un reclamo nº 183511 -vía internet- en la página de esa entidad. Silencio de radio. Nadie contesta. El 138 te dice: “debe dirigirse a las delegaciones de PAMI, calles Córdoba o Santiago. Nosotros no podemos hacer nada”. Entonces, debo cargar mis 83 “pirulos” y estar preparado para bancarme colas y esperas al margen de los fuertes calores. Todo porque alguien se dedicó a cambiar de prestador sin el consentimiento del afiliado. En este caso le dieron con la odontología. Recuerdo que, hace unos años, me publicaron una carta donde expresaba la carencia de sanatorios y clínicas ante el aumento de afiliados a PAMI y que algunos centros sanitarios habían dispuesto no atender a los afiliados de PAMI. Ese mismo día de la publicación, a las 17 horas, llegó a mi domicilio la entonces interventora, doctora Olga Fernández, con un gerente y un propietario de un sanatorio, que intentarían cubrir las necesidades de PAMI. Me explicaron la situación, comprometiéndose a ir dando las soluciones. Esta profesional es hoy directora del Hospital Padilla. Fue la única vez que este hecho se produjo. Esa sola presencia me dejó tranquilo. Comprobé la importancia que significaba una carta hecha pública y el interés de PAMI en ofrecer una respuesta personal. Hoy, que aterrizaron los funcionarios de Cambiemos pareciera ser que interpretaron lo de Cambiemos para cambiar los prestadores de salud, sin consultar a los afiliados. Por razones de seguridad y confianza, necesitamos permanecer en el centro odontológico que teníamos designado. Desde 2004, se hizo cargo de PAMI la señora Graciela Ocaña. Estuvo al frente varios años: terminó con el negociado de los muertos; colaboró para la libre elección, y regularizó la situación económica y asistencial de la obra social. ¿Será necesario que esta señora vuelva a PAMI a poner orden? ¿Será necesario que deba dirigirme al Gobierno para llamar la atención de esta situación? ¿No hay un funcionario que explique por qué estos cambios en las prestaciones? Por favor, seamos más serios.

Hugo César Navarro

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FE DE ERRATAS

En la nota “Condenan a 13 años de prisión a un policía por un caso de gatillo fácil” (11/2) se consignó, por error, que el tribunal de la Sala V estaba integrado por los jueces Pedro Roldán Vázquez, Juana Juárez y Alejandra Balcázar, cuando en realidad los jueces de esa sala son Fabián Adolfo Fradejas, Juana Juárez y Alejandra Balcázar. Pedimos disculpas por la errata.

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